Obras sin cimientos candidatas a rajarse. Ramón Fonticiella

14.11.2025

El lenguaje nos permite expresarnos en sentido literal o figurado. Tal es lo que hacemos cuando nos referimos a “los cimientos”; podemos hacer mención a un edificio usando el sentido literal; si hablamos de una política , estaremos utilizando la forma figurada.

 

El caso es que en ambas circunstancias los resultados serán los mismos: la obra podrá tener rajaduras. Será en las paredes, si de una casa se trata, será en las estructuras sociales planteadas, si de una política se habla.

Obviamente la diferencia es que no se necesita hormigón para una definición intelectual, ni se precisará ideología para un edificio. Pero los cimientos serán fundamentales. No escribo de construcción en este generoso portal, sino de política, por lo que no hablaré de hormigón o ladrillos a rajarse.

En este momento del siglo XXI se está obviando mucho los cimientos. Quienes construyen, usan tecnologías más livianas que antes, sostenes diferentes y ya parece que no hay que irse metros bajo la superficie para hacer un galpón. Pero no pasa lo mismo con las elaboraciones sociales, económicas o educativas: necesitan cimiento.

 Para mí, hombre del siglo XX ese sostén lo brindan las ideologías.

Creo que en el error, hay pensadores y ejecutores que las menosprecian, que no creen en la necesidad de las ideas como sostén de andamiajes sociales, ni en el ensamble de más de una, para el logro de obras políticas firmes. Tengan el sesgo que tengan: individualistas, liberales, comunitarias, colectivistas, quienes las pongan en acción deben tener un sostén ideológico.

He conocido, gracias a la buena voluntad de alguien que es lectora vocacional, que hay personas de buena voluntad que en política todo lo refieren a los individuos que gobiernan. Lo bueno o lo malo, depende según ellos de las personas que están en la dirección de la cosa pública. Respeto pero no comparto. Las personas pueden ser muy buenas o muy malas, pero su gestión de beneficio o perjuicio de una sociedad, depende de cuál es su cimiento ideológico. El saber dónde conducir a la comunidad , en consenso con ella, cómo interpretarla y de qué manera administrar, dependen  de la ideología de esos conductores. Un buen padre de familia, exitoso profesional, sacrificado operario, puede perjudicar a un pueblo si trata de aplicar ideas propias de quienes sólo procuran el desarrollo individual. Quien se considere cultor de la libertad individual a ultranza, quizás no ponga límites a la codicia particular, mida con la misma vara a quienes son genios y quienes tengan deficiencias de inteligencia. La ideología liberal choca con la que cultivamos quienes creemos que todos somos hijos del mismo "universo", "padre", "dios" o como se le llame. La construcción de la sociedad será disfrutable en la medida que la mayoría esté bien; es la base de la democracia,

He oído a un "defensor de la libertad absoluta", considerar que somos esclavos del Estado. ¡Qué disparate! Ese esclavizador que cobra impuestos, es quien levanta hospitales, asiste en inundaciones, arregla caminos, cobija ancianos. No esclaviza ¡protege! Si quien gobierna, lo hace sin ideología, no tendrá cimientos en los cuales apoyar su acción, o lo serán nefastos para quienes no pueden ejercer su libertad por no tener empleo, dinero, alimento, educación, medicinas...

Descarto que está considerando árido este planteo, pero es como cuando le decimos al arquitecto "no le hagas tantas carreras y columnas a la pared"...y luego se raja por todos lados. Vivimos un momento de muchas superficialidades, donde quienes nacieron con recursos, inteligencia (o simple viveza), se quejan de tener que pagar impuestos para darle a "los vagos". Qué bueno sería que pensaran cómo reaccionan ellos mismos cuando lo pierden todo en un incendio, se les ahoga una cosecha, se quedan sin clientes por el contrabando, en fin, por tantas cosas. Recurren al "esclavizador Estado", para que los auxilie, para que no se les rajen las paredes de la vida. 

En un mundo donde los poderosos bombardean a quien quieren, tratan de eliminar pueblos enteros, ven como viveza lograr trabajadores por poca plata o evadir todos los impuestos que puedan, bueno es pensar que una ideología humanista, sostendría a todos...

Pensar no cuesta nada.

Ramón Fonticiella es Maestro,  periodista, circunstancialmente y por decisión popular: edil, diputado, senador e intendente de Salto. Siempre militante


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2025-11-14T05:04:00

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