Esteban Valenti
Los grandes debates
Mónica Díaz
El “antes y después” de la política, luego que Raúl Sendic afirmara ser licenciado
Jaqueline Darosa
Los sectores que poseen por tradición el poder real y en la actualidad también el poder político, siempre se adjudican el calificativo de la seriedad.
Stella Maris Zaffaroni
Serían como las 11 cundo entra Macarena, de antifaz, tirando serpentina, agitando dos panderetas y cantando a voz en cuello:
Jorge Aniceto Molinari
Qué lindo haberlo vivido para poderlo contar.
Es mi visión y como tal no pretendo que se tome como la única verdad sobre los hechos, que ya de por sí son enormemente complejos y contradictorios.
Stefano Casini
¿Teorías conspirativas? ¿Apocalipsis?
Jorge Ángel Pérez
Enero, en Cuba, sigue siendo un mes muy cruel
Daniel Feldman
EPITAFIOS: El amanuense de las maravillas
Marcelo Marchese
La medicina como sustitución de la realidad
William Marino
“Un malandra” llamado Trump
Conexión México. Por Ruby Soriano
Oficializando el narcoestado en México
Roberto Sansón Mizrahi
Qué se encubre al encarar un déficit fiscal
Luis E. Sabini Fernández
Marcelo Aguiar Pardo y la ciencia oficial. Porqué la nota “Los negacionistas” hace agua
Jaime Secco
La insoportable fragilidad de la democracia
Danilo Arbilla
¿Trump o Cosse?
Silvio Amodei
De la caída del Muro de Berlín hacia la era del distanciamiento social
Ismael Blanco
Mi hermana
Pablo Tosquellas
Ataque de pánico
Jorge Schneidermann
“Crímenes perfectos”, un nuevo cortometraje del realizador argentino Juan Lanzillotta Katz
Cinthia Andrade
“El otro”, ese monstruo de tres cabezas que viene a comernos
Michael Añasco
La Republica Británica y la Reina de Canadá
Luis Fernández
Veraneando
Roberto Savio
Italia y el dudoso honor de presidir el G20
Luis C. Turiansky
No hay vacuna contra el fascismo
Ana Jerozolimski
Las mentiras sobre el “apartheid” en la vacunación israelí
Gustavo “Tato” Olmos
Elevar el nivel
Juan Carlos Pesok
El largo plazo y la negociación
Gustavo Guarino
Forestación en debate
Hebert Abimorad
Diario de la guerra del cerdo ¿Rebelión juvenil?
Ariel Bank
De vacunas y geopolítica
Pedro Olalla
"Gravemente ilesos"
Emir Sader
¿Podrá Bolsonaro sobrevivir el 2021?
José W. Legaspi
Libertad restringida, aislamiento y soledad: ¿Noche de Paz, Noche de Amor?
Luis Fernández
Había una vez... un verdadero poder
Alejandrina Morelli
Mansa la Mansa: El coronavirus en las playas de Punta del Este
Gustavo Viñales
Oportunismo político e inequidad tributaria
Fernando Gil Díaz
Zapatero a tus zapatos
Sergio Reyes
Portarse bien
Nicolás Burgueño Kosenco
Los guardavidas o el sol: ¿Cómo se entiende?
Juan Pedro Ribas
Carta abierta al rugbier Pablo Matera
Andrea Burstin
La otra epidemia
Horacio “Tato” López
La Maradonia
Adrián Fernández
Se equivocaron nuevamente las encuestas electorales en EE.UU
Emiliano Galasso
El Covid, los virus y nuestro país
David Malowany
Aristóteles y los gobiernos populares.
Pablo Stefanoni
Cuba: ¿Fuera del Estado, nada?
Jaime Igorra
Sigue vigente y lo reitero: “Arroyito serrano que viene bajando al llano, agua clarita traes, perfume de manantiales.”
Juan Pedro Ciganda
La antesala de los parabrisas
Carlos Grau Pérez
En medio de una turbulencia, ¿Qué puede derramar el efecto derrame?
Roberto Cyjon
LA TIERRA BALDÍA DE IVÁN SOLARICH Y SU ELENCO
Aldo Mazzucchelli
La gran prensa ante la pandemia
Rodolfo M. Irigoyen
Pronosticar el pasado
Nina
Cincuenta y dos días
Catarina de Albuquerque
Invertir en Agua y Saneamiento es vital para nuestras economías
Carlos Pérez Pereira
El “servicio sexual” y la seducción de los poderosos
Fernando López D’Alesandro
La Revolución Rusa y Uruguay
Enrique Canon
La autocrítica es estratégica
Carlos Vivas, Homero Bagnulo
Ayudando a las grandes compañías del medicamento
Lic. María Cristina Azcona
La educación de la moralidad para padres e hijos, en el contexto de la nueva normalidad
Luis Anastasia
Reflexiones sobre Covid-19 – Tercera parte
QU Dongyu, Director General de FAO
La clave para recuperarse del Covid-19 es la innovación, particularmente la digitalización
José Escárate Mansilla
Chile…Plebiscito AD-PORTAS
Álvaro Ons*
Flexibilización de las negociaciones comerciales en el MERCOSUR: ¿una trampa para Uruguay?
Liliana Pertuy
Apuntes primarios para una autocrítica responsable
Juan Pedro Mir
Justicia social y educativa: el desafío de la presencialidad
Omar Fuentes
¡Basta de joder con Venezuela!
Juan Santini
A veces la realidad parece ficción, pero es la tozuda realidad
Héctor Musto
¿Por qué el FA perdió las elecciones? Apuntes y aportes para una autocrítica necesaria.
Roberto Elissalde
¿Qué pasó con los Centros MEC?
Enrique Gerschuni
Reflexiones sobre las pasadas elecciones departamentales y municipales
Ignacio Munyo
¿Qué es CERES?
Sara Granados, consultora de FAO
Primer día mundial de la de la concienciación sobre la pérdida y desperdicio de alimentos
Federico Fasano Mertens
La democracia no termina en las urnas
Daniel Vidart
Un domingo de “votaciones”
Sabina Goldaracena
El puerto de conveniencia para las flotas pesqueras del Atlántico Sudoccidental
Dr Guillermo Chiribao
Cuando los de afuera no son de palo
Elena Grauert
Oficinas, funciones y funcionarios
Filomena Narducci
Yo voto "No" y tu?
Constanza Moreira.
Crónica de un secuestro
Álvaro Rico
El honor militar en los años 60
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¡Construyendo futuro!
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Carlos Wuhl
Francia 2020: el racismo ordinario
Gonzalo Zunino (*)
Por qué y para qué reformar la Seguridad Social en Uruguay
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Virtual Empate
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Empatía y Resiliencia
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Un destacado servidor público uruguayo
María Ligia Vivas
Coronavirus, el mejor nido de explotación Laboral creado por el imperio
Cuentos & versos en cuarentena
Les presentamos los trabajos de Enrique Umbre Cardinale y de Sergio Nicolás Mato. Seguimos recibiendo textos en: uypress@gmail.com.
Jorge Pozzi
Sobre pandemia, consumo y consumismo
Rafael Sanseviero
Andrés Vargas (Dedicado al colectivo Ni todo esta perdido- NITEP)
Cecilia Alonso*
La plataforma educativa CREA del Plan Ceibal en el top de las tendencias de Google
Fernando Lorenzo (*) y Luis Miguel Galindo (**)
La pandemia, “la nueva normalidad”
y el desarrollo de largo plazo
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Crítica de la cultura uruguaya: un ojo extranjero experto
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Las verdades de la Historia
Iani Haniotis Curbelo
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Generación 83: Creando puentes y tejidos para fortalecer la democracia
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José Antonio Vera
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“Educar, un asunto de todos” (o el síntoma del tapabocas)
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La Regla Fiscal en la LUC: el país se debe una discusión profunda e informada
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Jorge Eiris
Un fallo que lesiona derechos de los uruguayos del exterior
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Respuesta a la nota de Henry Segura en UYPRESS titulada: Carta abierta a Beto Peyrou: Las Hogueras de las Conversiones
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IPS
Redes sociales alzaron y ahora acorralan a Bolsonaro
18.07.2020
RÍO DE JANEIRO(IPS / Mario Osava) - Las redes sociales que ayudaron a alzar a Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil aparecen ahora como un factor del deterioro de su gobierno amenazado con un fin anticipado, dos años y medio antes de su término oficial.

Gabriel Paiva/Fotos Públicas
Los medios que en las elecciones sumaban votos ahora "fragmentan incluso la base de apoyo político" del gobierno de extrema derecha y exponen los diseminadores de informaciones falsas a incriminaciones judiciales, resumió João Guilherme dos Santos, doctor en Comunicación e investigador del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología en Democracia Digital.
La campaña electoral de Bolsonaro para las elecciones de octubre de 2018, que lo colocaron en la presidencia el 1 de enero siguiente, usó mucho a WhatsApp, una red encriptada que no permite el rastreo y dificulta así determinar la responsabilidad del delito informativo.
"Juntaba lo útil, impulsar una estrategia de inmediato, a lo agradable, que es una tecnología accesible y popular, ya que todos tienen un celular, sin los costos de paquetes de comunicación", definió Santos a IPS, por teléfono desde Río de Janeiro.
El límite, de 256 participantes como máximo en los grupos que comparten los mensajes, se desbordó por las interconexiones sucesivas de los grupos, estimuladas por una dinámica electoral, recordó.
Pero se trata de una "red inestable, en que el retiro de algunas personas interrumpe la cadena" de retransmisiones masivas. En el gobierno los bolsonaristas tuvieron que migrar a otras redes, como Twitter, Facebook e Instagram, y enfrentan ahora las consecuencias.
Esos medios cuestan algún dinero si se pretende la difusión masiva y permiten identificar a los autores y retransmisores de sus mensajes, por lo que no aseguran la impunidad.
Investigaciones sobre el abuso de esos medios digitales por los hijos, asesores y aliados del presidente, para difusión masiva de falsedades y difamaciones, están en marcha desde el año pasado en el Supremo Tribunal Federal (STF), el Tribunal Superior Electoral (TSE) y el legislativo Congreso Nacional.
El peligro más cercano está en el TSE que puede juzgar en los próximos meses los pedidos de impugnación del triunfo electoral de Bolsonaro y su vicepresidente, el general retirado Hamilton Mourão, si se comprueba la financiación ilegal de la campaña que se basó en muchas mentiras difundidas por las redes sociales.
Algunas empresas financiaron ilegalmente la difusión masiva de mensajes de la campaña electoral de Bolsonaro, destinados a electores de listas compradas en el mercado de datos personales, otra ilegalidad, según aseguró el diario Folha de São Paulo el 18 de octubre de 2018, entre las dos vueltas de las elecciones presidenciales.
La autora del reportaje, Patrícia Campos Mello, acaba de ganar el premio Maria Moors Cabot, concedido por la Facultad de Periodismo de la estadounidense Universidad de Columbia a periodistas de investigación que se destacan por su labor.
La Comisión Parlamentaria Mixta de Investigación (CPMI), que debería haber concluido sus trabajos en abril, los prorrogó por seis meses más. En el STF la investigación también tuvo una prórroga de 180 días y se extenderá hasta final de 2020.
El cerco judicial al bolsonarismo, que moviliza también la Policía Federal y el Ministerio Público (fiscalía general), acaba de recibir una gran ayuda de Facebook, que canceló el 8 de julio 35 cuentas y 14 páginas por "inauténticas" y violadoras de las reglas de la plataforma.
Otras 38 cuentas en Instagram, de la que es propietaria Facebook al igual que WhatsApp, también fueron removidas. Esas medidas responden a un boicot de grandes empresas internacionales que sacaron su publicidad de las redes sociales, para disociarse de la desinformación y los discursos de odio.
Una de las cuentas en Instagram fue creada por Tercio Arnaud Tomaz, asesor especial del presidente Bolsonaro, según trascendió. Se trata del supuesto líder de la "Oficina del odio", que, según la prensa, opera desde el Palacio del Planalto, sede de la presidencia, en Brasilia.
Si llegasen a comprobarse, esas denuncias representarían la desviación de recursos públicos para fines indebidos y configurarían varios delitos, como malversación, improbidad administrativa, difamación e incluso daños a la salud pública, al difundir informaciones engañosas sobre la pandemia de la covid-19.
Además involucrarían el presidente, sus tres hijos -uno senador, otro diputado y otro legislador municipal- y otros políticos y empresarios que respaldan a Bolsonaro.
La Policía Federal tendrá acceso a los datos de Facebook que justificaron la purga de cuentas, por decisión de Alexandre Moraes, magistrado del STF que conduce la investigación sobre la red de noticias falsas, además de otra sobre manifestaciones protagonizadas por bolsonaristas que reclaman "intervención militar" y el cierre del STF y del Congreso.
También el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU, un órgano parlamentario) empezó a condenar la publicidad gubernamental que se está destinando y remunerando a sitios web inadecuados, difusores de falsedades, las también llamadas fake news, e incluso acusados de ilegalidades.
Bolsonaro perdió popularidad y credibilidad en sus 18 meses de gobierno no por la tibia acción opositora, sino por sus actitudes, como negar la gravedad de la pandemia de covid-19 y promover la destrucción del patrimonio ambiental, cultural, científico y diplomático de Brasil.
"Casi todas las crisis, incluso las investigaciones sobre informaciones falsas, resultan de las propias iniciativas del presidente y su gobierno", evaluó Santos, quien colabora con el Congreso en la CPMI y en los debates para aprobación de una ley con que se busca contener la proliferación de noticias falsas y otros bulos en las redes sociales.
El abuso de las redes por el bolsonarismo agrava sus divisiones internas, observó. Las discrepancias transforman correligionarios en enemigos inconciliables y todos los enemigos son "comunistas".
Así son tratados importantes líderes del inicio del gobierno, como Gustavo Bebianno, ex secretario general de la Presidencia, muerto de infarto el 14 de marzo, y los diputados Joice Hasselmann y Alexandre Frota, purgados por diferencias banales.
Las "inverdades" y ofensas digitales que proliferan en la comunicación de extrema derecha no son típicos solo de esa corriente política, sino de "regímenes radicales mayoritaristas", es decir que defienden todo el poder a la supuesta mayoría, aunque viole derechos humanos de minorías, como los indígenas, definió el investigador Santos.
Eso conduce a los ataques a las garantías constitucionales y democráticas, encaradas como obstáculos a la realización de la mayoría. Las redes ayudan a fomentar la solidaridad, al destacar "las amenazas externas, que en Brasil son las élites, como el STF, los parlamentarios", acotó.
Pero facilitan también los ataques a aliados, en un "canibalismo" que debilita el gobierno.
Durante la campaña electoral se ignoran las diferencias, se trata de "aumentar el rechazo popular al oponente en una disputa polarizada" para conquistar votos indecisos.
Esa táctica de Bolsonaro fue exitosa en 2018, especialmente entre los seguidores de iglesias evangélicas en que el oponente Fernando Haddad, del izquierdista Partido de los Trabajadores, tuvo muy pocos votos, recordó Santos.
Pero es relativo el poder de las redes sociales, matizó.
Bolsonaro tuvo gran exposición en los espacios informativos, por el cuchillazo en el abdomen que sufrió durante la campaña, casi lo mata y lo dejó 23 días hospitalizado. Además su acercamiento a los evangelistas no fue coyuntural, venía de lejos.
Para reducir el alcance de la información malintencionada por las redes, Santos recomienda "atacar la sostenibilidad financiera" de las ofensivas, identificando los financiadores y operadores en el inicio, para evitar la "viralización". Es como se debe hacer con la pandemia del coronavirus, concluyó.
Ed: EG