Cada comienzo, es una esperanza, un nacimiento, o más bien, un renacer

Pablo de los Reyes

10.08.2017

El concepto de nuevo inicio, de un nuevo comienzo, asociado al de un nuevo hombre, lo podemos rastrear a la época greco-romana, como casi todas nuestras concepciones occidentales.

El hombre de la asamblea ateniense era el hombre libre, el que había superado las cadenas del trabajo y la esclavitud y se había erigido en ciudadano.

El hombre nuevo romano, el que pertenecía al intrincado engranaje del estado, tenía una visión superior del bien común.

El hombre nuevo nacido del bautismo cristiano abandonaba la posibilidad de quedar en el limbo, dejaba de ser pagano y entraba al reino de dios.

Pero me voy a referir a otro hombre nuevo. Me voy a referir a una esperanza que lleva vigente al menos unos cinco, seis décadas. Un Hombre Nuevo que hoy, estaría por cumplir 60 años.

La revolución cubana no fue un suceso más en la historia, sino que tuvo una relevancia superlativa en materia filosófica, ideológica, política, cultural y social, para todo el mundo, pero fundamentalmente para américa latina.

En Marzo de 1965, el Che le escribió un ensayo a Carlos Quijano, para Marcha, mientras atravesaba África en su cruzada revolucionaria. El título del ensayo es "El Hombre Nuevo" y está reseñado en muchas publicaciones. Una de ellas es la que rescata Leopoldo Zea, Editor. Ideas en torno de Latinoamérica. Vol. I. México: UNAM, 1986, además de la publicada en 1965 en el semanario Marcha.

Allí, el Che comienza marcando uno de los fundamentos usados por los detractores del socialismo, la enajenación del individuo por el estado.

Con la revolución en el poder apareció un nuevo actor público, LA MASA. En el análisis de este nuevo actor, el Che marca algunas características de relación de LA MASA con los dirigentes de la revolución, en especial con Fidel. Dos diapasones que vibran y generan una síntesis sonora;el pueblo, y FIDEL, su mejor y más fiel intérprete.

En 1965 el Che avizoraba un grado de desarrollo de la masa que implicaba que su destino no estaría determinado por sus líderes y su biología. Y eso hacía la diferencia entre la construcción del socialismo y las sociedades capitalistas.

Esa masa estaba dando nacimiento al hombre nuevo.

Sobre ese nacimiento, el Che decía, "Creo que lo más sencillo es reconocer su cualidad de no hecho, de producto no acabado. Las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas"O sea que estaba más que claro que somos seres ontológicos, nos trasciende lo que históricamente hemos sido, por eso, la tarea de dar nacimiento al Hombre Nuevo es utópica, quimérica, es un horizonte al cual solo el esfuerzo, la perseverancia y una vida ética nos permitirían llegar.

Hay, a su vez en el período de transición hacia el socialismo, una relación dialéctica, una relación con dos motores entre la masa y los revolucionarios; el grupo de vanguardia, que es fuerte, ideológicamente, y va escribiendo el camino, y la masa, que sabe cuáles son los valores, los estima, los sabe propios, pero aun no los asume ni los practica a cabalidad.

La vanguardia es el partido, los mejores entre los buenos, y la juventud, la arcilla que moldea el futuro y el pueblo el redentor del futuro hombre nuevo.

El hombre nuevo vive conciente que mueve la sociedad socialista, es consciente que su rol es el de constructor de una sociedad igualitaria, justa. No es grandilocuente, hace de los pequeños gestos, los grandes cambios. El hombre nuevo debe sentarse a la mesa de su casa todas las noches.

¿Qué quiero reflejar con esto? Que la búsqueda de una ética política, ha sido, al menos para todos los movimientos y partidos hijos de la revolución cubana, una quimera, una utopía a perseguir de forma constante, y han hecho de ella su diferencia con los hijos del capitalismo.

Pero lo manifestado, en 1965 por el Che, hoy lo pasamos por el tamiz de medio siglo posterior.Son muy pocos los que en nombre de esas ideas, han contribuído a la construcción del hombre nuevo.

La mayoría solo se ha basado en un legado retórico, pero cuando la ética aprieta, casi siempre, se han apartado del camino. Cuando no practicamos la ética política, no hay titulación revolucionaria que evite la desviación ideológica, que nos salve del abuso de poder.

Los recursos retóricos, los discursos más controversiales de los líderes políticos, en ésta época, donde nadie puede dar un paso sin que la masa lo sepa, si no están acompañados de una vida ceñida a esa ética, carecen de sentido.Es solo cuestión de tiempo que se conviertan en una expresión más del populismo capitalista, que morirá con la biología de ese líder.

Por eso, hoy, que el hombre nuevo ya es un viejo conocido, un sexagenario que hace todo lo que puede, que nos llena de esperanzas aún, es importante que le prestemos un poco más de atención a su génesis.

Este hombre sexagenario sigue queriendo nacer, aunque la mayoría de sus partos no alumbraron una gran cantidad de luz. Ycomo es obvio, cada comienzo tiene, en esa esperanza, feligreses apasionados y detractores obstinados.

Esperemos que, con la próxima primavera, pueda renacer, como cada año se le espera. 

 

Columna emitida en "Música al ángulo" M24 97.9 FM. Domingo 6/8. Profesor Pablo de los Reyes.

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2017-08-10T08:48:00

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