El cántaro fresco: educación, hoy

Adriana Marrero

11.09.2017

El 5 de setiembre, hace hoy una semana, se inauguraron las VI Jornadas Binacionales de Educación en la ciudad de Rivera, en un salón de actos de la Intendencia colmado de docentes, estudiantes, investigadores y autoridades de la educación.

El día 6, en Tacuarembó, más de 300 docentes y estudiantes del Instituto de Formación Docente, colmaron el más grande salón del Instituto y cuando ya no entraba nadie más, acomodaron sillas en el patio para asistir a la conferencia mirando por las ventanas laterales del salón, y permanecieron allí durante las tres horas que duró la actividad, cerrada con una catarata de preguntas e intervenciones. Como saben quienes me siguen en Facebook, fui testigo privilegiado de ambas instancias, y quiero contarles lo que vi.

Vi, en primer lugar, a muchos cientos de docentes y futuros docentes. El entusiasmo, la necesidad de saber más sobre educación y de tomar contacto con las personas que piensan la educación y plantean soluciones para los diversos problemas que la aquejan, el impulso de acceder a más y mejor conocimiento, todo eso estaba visible en los rostros graves y atentos. Los más jóvenes, casi todas mujeres, con la mirada abierta y despierta, atendían ávidos, prontos a captar la más leve broma y soltar una risa breve, limpia y respetuosa. Los más experimentados, buscando en las palabras de los oradores, las pistas para la interpretación de su vida cotidiana como profesionales. Todos, de todas las edades, dispuestos a poner sobre un papel las preguntas e inquietudes que les quedaban pendientes, para hacerlos llegar a los conferenciantes.

Vi líderes académicos de sus comunidades. En Rivera, la Directora del CERP, Karina Nossar, formó un equipo de trabajo eficiente y cordial, con una capacidad de organización y de reunión de diferentes actores de la educación nacional, notable: autoridades de ANEP, del MEC, de la Universidad de la República, de otras universidades privadas, de la Intendencia de Rivera, académicos de tres países del Mercosur, y otras muchas personas, se hicieron su tiempo para estar en Rivera y acompañar las actividades. Es que, las VI Jornadas Binacionales, ya se han transformado en un evento académico a tomar en serio. A otra escala, en Tacuarembó, la Prof. Sheila Tarde, con mínimos apoyos, logró reunir a cientos de estudiantes y docentes alrededor de una jornada de trabajo sobre Género y Educación. No sólo había docentes y futuros docentes, también había líderes estudiantiles, jovencitas que se preguntaban sobre su lugar en la actividad sindical, académica, profesional y social.

Vi, en potencia, una sede universitaria. La actividad académica es mucho más que Conferencias y Jornadas. Detrás del evento puntual, se percibían los frutos de una actividad continuada con múltiples logros, típicamente académicos: Una revista académica, Tópos, arbitrada, y con la misma indexación de la revista del Departamento de Sociología de la UdelaR al que pertenezco; Actas de Jornadas anteriores publicadas, libros publicados por docentes de la institución y presentados en las jornadas, algunos en su segunda edición; en suma, producción de conocimiento nuevo. ¿Por qué otra cosa se caracteriza, finalmente, un centro universitario?

También hay cosas que no vi.

No vi docentes crispados. No vi reivindicaciones mal fundamentadas. No vi quejas sobre ningún "malestar docente". No vi lamentos ni desencantos ni rabia ni reproches.

No vi a nadie pedir atajos. No vi a nadie queriendo ocupar un lugar que no merece o recibiendo un título por el cual no hayan tenido que estudiar y esforzarse. No vi a nadie queriendo que le regalen un alto grado en una posible universidad, sin tener postgrados o sin dar concursos. No vi a nadie reivindicar la mera antigüedad en un cargo, como criterio para un ascenso. No vi más que gente honesta, cordial, dispuesta a abrazar su profesión y hacerlo de la mejor manera posible, con esfuerzo, y con alegría.

Estas experiencias son refrescantes y aleccionadoras. Nos muestran un país que frecuentemente no queremos o no podemos ver, interferidos por la cacofonía de demandas y recriminaciones. Nos muestran también el país que podría ser, si no menospreciáramos a los docentes y no les atribuyéramos al colectivo, las mezquindades, la defensa de privilegios, y el afán de poder que caracteriza a algunos de sus representantes más visibles y locuaces. Nos muestran, finalmente, el país que podemos construir si nos lo proponemos de verdad: un país centrado en el saber, el conocimiento y la educación, preocupado por los logros de la gente y no por los apellidos o linajes, regido por la ética personal y el compromiso profesional, que valore el esfuerzo y que no transe con inescrupulosos, arribistas o mentirosos.

Este Uruguay de hoy tiene que mirar hacia adelante y hacia arriba, firme en sus principios e ideales, buscando ser la mejor versión de sí, para orgullo de todos nosotros. En la educación y el conocimiento está la clave. La invitación, hoy, no puede ser más oportuna.

Adriana Marrero

adrianauypress@gmail.com

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2017-09-11T08:26:00

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