Situaciones estresantes como desencadenantes de enfermedades

Carlos Vivas; Homero Bagnulo

17.07.2018

Durante su decurso vital muchas personas se ven expuestas a situaciones traumáticas, por ejemplo, la muerte de personas cercanas, la exposición a  situaciones de violencia, o incluso ser víctimas de desastres climáticos.

Mientras que la mayoría de estos individuos expuestos a tales adversidades se recuperan, un porcentaje desarrollará respuestas patológicas en los meses siguientes. Estas respuestas se agrupan bajo la denominación de Desórdenes Relacionados al Estrés (DRE), que incluyen: el Síndrome de Distress Post Traumático (SDPT), la Reacción Aguda al Estrés (RAE) y el Trastorno de Adaptación (TA).

Los médicos clínicos al interrogar los antecedentes de algunos pacientes que nos consultan por un variado grupo de afecciones, encontramos pacientes que han vivido en los meses previos situaciones traumáticas tanto físicas como emocionales. Este hecho comenzó a ser destacado en los años posteriores a la guerra de Vietnam, cuando se comenzaron a publicar varios estudios que  demostraron una elevada incidencia de  algunas afecciones en los veteranos de dicha guerra.  A partir de esos estudios se hallaron un grupo de alteraciones  que tenían en común la disrupción del eje hipotálamo- hipofisario- adrenal y la disfunción del sistema nervioso autónomo. Estos hallazgos llevaron a sostener que la afectación de dichos  sistemas determinaba fallas en el sistema inmunitario, lo cual a su vez llevaría al aumento de la incidencia de  las enfermedades relacionadas con las alteraciones de la inmunidad.

Por tanto, es de enorme interés el excelente trabajo epidemiológico que acaba de ser publicado en  JAMA , junio 2018: 319:2388 (Association of Stress-Related Disorders with Subsequent  Autoinmune  Disease)   por los Dres. H Song, F. Fang, y G. Tomanson.  Para obtener sus conclusiones analizaron el Registro Nacional Sueco de Pacientes, el cual incluye información sobre todos los pacientes ingresados en los hospitales desde 1987. Así obtuvieron  una cohorte  de 106.464 pacientes con desórdenes vinculados al estrés. Luego compararon a estos pacientes con dos grupos de poblaciones: A)   1.064 .640 individuos no expuestos a situaciones de estrés y  B) 126.652 hermanos de los integrantes de la cohorte en estudio, con los que  compartían igual genética pero  que no habían estado expuestos a situaciones estresantes.

Luego se consideró la frecuencia en estos grupos de 41 enfermedades autoinmunes que afectan a diferentes sistemas, a saber:

1.      Sistema endócrino: enfermedades tiroideas autoinmunes; Addison, etc.

2.      Artritis inflamatoria: artritis reumatoideas, espondilitis anquilosante, etc

3.      Vasculitis

4.      Enfermedades del tejido conectivo: lupus, polimiositis, esclerosis sistémica

5.      Enfermedades de la piel: vitíligo, psoriasis, alopecia

6.      Enfermedades hematológicas: anemia hemolítica, púrpura.

7.      Enfermedades del sistema nervioso: miastenia, encefalomielitis, Guillien Barre

8.      Enfermedades del sistema digestivo: colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, enfermedad celíaca

9.      Otras: fundamentalmente sarcoidosis y nefropatía por IgA.

El seguimiento medio de la cohorte fueron 10 años y durante ellos la incidencia de enfermedades autoinmunes fue de 9.1 cada 1000 pacientes/años en aquellos pacientes expuestos al estrés.  Este hallazgo fue estadísticamente significativo frente al 6,0 cada 1000 personas/ años de los no expuestos al estrés y frente a los 6,5 por 1000 personas/ años de la cohorte de hermanos respectivamente.

Por tanto, aquellas personas que habían estado expuestas a situaciones de estrés y que habían desarrollado a posteriori un DRE, tenían más posibilidades de desarrollar una enfermedad autoinmune que  la población  no expuesta, y también respecto a sus hermanos quienes tampoco habían estado expuestos a estrés. A su vez, quienes habían presentado un  SDPT presentaron una mayor incidencia de enfermedades autoinmunes que los otros desórdenes señalados (RAE y TA).

Los autores también pudieron arribar a otras dos conclusiones de enorme interés: 1) el riesgo fue mucho mayor cuando la situación de estrés se presentó a edades más tempranas y 2) que el tratamiento durante el primer  año de la instalación  del SDPT se asoció con un menor riesgo de desarrollar una enfermedad  autoinmune.

De las 41 enfermedades a las que se les atribuye una causa autoinmune, en 18 se comprobó una asociación estadísticamente significativa con un estrés previo, presentando la mayor significancia la enfermedad de Addison, el síndrome de Guillein Barré y la nefropatía por Inmunoglobulina A.

La enfermedad de Addison resulta del daño de la corteza de las glándulas suprarrenales las que son víctimas de un ataque por error por parte del sistema inmunitario. Esto determina una severa disminución de la concentración en la sangre de cortisol, llamada "la hormona  del estrés" pues regulan la presión sanguínea y el equilibrio del agua y sal en el cuerpo,  acciones indispensables para que el organismo pueda enfrentar con éxito  enfermedades graves.

El síndrome de Guillain-Barré (GBS, por sus siglas en inglés) es un problema de salud grave que ocurre cuando el sistema de defensa del cuerpo (sistema inmunitario) ataca parte del sistema nervioso por error. Esto lleva a que se presente inflamación de nervios que ocasiona debilidad muscular o parálisis y otros síntomas.

La nefropatía por inmunoglobulina A (Ig A) ocurre cuando se deposita demasiada cantidad de esta proteína en los riñones. La Ig A es una proteína que ayuda al cuerpo a combatir infecciones. El depósito en exceso de esta sustancia lleva a la inflamación y daño de los riñones, siendo una causa de insuficiencia renal.

Consideramos que los datos que aporta esta publicación tienen enorme relevancia no solo para la práctica clínica, sino también para  el conocimiento por parte de la población, ya que  luego de una situación de muertes violentas, desastres climáticos o similares, es recomendable un seguimiento cercano de las personas expuestas y una derivación a los efectos de iniciar precozmente tratamientos farmacológicos o de apoyo psicológico. Es recomendable que  las autoridades sanitarias implementen estrategias de cobertura a poblaciones que hubieran sufrido desastres naturales o situaciones de violencia ya que de acuerdo a los hallazgos de esta publicación, se podría prevenir el desarrollo posterior de enfermedades autoinmunes, evitando así el sufrimiento  y los costos que estas implican.

Homero Bagnulo y Carlos Vivas
2018-07-17T07:13:00

Dres. Homero Bagnulo; Carlos Vivas