¿DE QUIÉN ES ESTA BOCA? / ENTREVISTA
Amorín Batlle: “Vázquez hizo un gobierno de partido único y no tuvo la menor capacidad para transar con nadie”
14.02.2014
MONTEVIDEO (Uypress / Daniel Feldman) – Senador, ex ministro de Educación y Cultura, líder del Batllismo, José Amorín Batlle se siente confiado como para ser la sorpresa y ganar la nominación del Partido Colorado para competir en las elecciones presidenciales.
Con 59 años y una larga trayectoria política, casado hace 34 años, tres hijos varones y dos nietas, Amorín Batlle proviene de familias de políticos natos. Tanto del lado de los Amorín de su padre, blancos, como de los Batlle de su madre, colorados, casi todo parecía destinarlo a la actividad política.
Ejerció la abogacía durante mucho tiempo, y confiesa que ganaba más dinero que como político. Es hincha de Nacional, y lo fue "rabioso y un poco baboso", aunque ahora no va al fútbol.
Ya iniciada la campaña hacia las internas, conversamos con el "desafiante" colorado, y aquí están los principales conceptos vertidos en la entrevista.
Si se miran las encuestas, el Partido Colorado está bastante relegado a un tercer puesto, y usted, está relegado dentro del Partido Colorado. Como si estuviera relegado al cuadrado. ¿Qué se siente? ¿Cómo se lleva eso? ¿Es muy incómoda esa situación?
Bueno, posiblemente sería mucho mejor ir con el Partido Colorado primero, y yo primero en la interna. Pero la realidad es que la experiencia que hay con las encuestas en las internas, y en especial en las del Partido Colorado, es que los resultados son malos. Se equivocan feo las encuestas. Por ejemplo, a esta altura, hace cinco años, para algunas encuestadoras el Partido Colorado iba a obtener el 7% de los votos.
¿Para cuáles?
Concretamente para Equipos Mori. Según ellos íbamos a obtener el 7%. Y obtuvimos el 17% de los votos. Esa misma encuestadora hoy nos da el 14 ó 15%... es probable que mejoremos notoriamente. Para Equipos, hace cinco años, yo aparecía como "otros"... y saqué casi el 17% de los votos en la interna... supuestamente no tenía nada. En la última encuesta en que figuraba individualmente, para esa encuestadora tenía el 2% de los votos. Hierro tenía el 18%; o sea que me ganaba 9 a 1. Y yo llegué arriba de él. Entonces, hemos aprendido que las encuestas, en las internas coloradas, se equivocan, y lo hacen feo. Así que estamos trabajando fuerte. Veo que se suma gente todos los días; tenemos un importante crecimiento de dirigentes de todo el país. Mucha gente que viene de Vamos Uruguay, pero también muchos que vienen de afuera del Partido. Y otros tantos que habían dejado de trabajar en el Partido y vuelven a hacerlo. Siento que venimos bien.
De todas formas, el Partido Colorado no es el que fue.
Fue el Partido más importante del país durante 150 años. Salvo excepciones, ganaba en todas las elecciones. Desde el retorno de la democracia hasta la derrota de 2004, de las cuatro presidencias, tuvimos tres. En 2004 tuvimos el 10% de los votos; en 2009 subimos al 17% y espero seguir recuperando, para que el Partido vuelva a ser el gran partido del Uruguay.
Su sector se define como netamente batllista. Hoy, muchos afirman que el batllismo está en el Frente Amplio.
Hay algunas cosas básicas en las que el Frente se diferencia del batllismo. Una de ellas es la que refiere al tema de la libertad; lo que nosotros entendemos por funcionamiento democrático y republicanismo.
¿Por ejemplo?
Estos ataques feroces que se hacen desde algunos sectores del Gobierno a la Suprema Corte de Justicia, son, desde nuestro punto de vista, un ataque a la República, a sus instituciones. Eso es notoriamente contrario al batllismo. El batllismo cree en las libertades y es contrario a todas las dictaduras. Para ejemplificarlo, éramos contrarios a la dictadura de Pinochet y a la de Fidel Castro. En el Frente Amplio, hay sectores que son partidarios, defienden y legitiman a Fidel Castro. Para nosotros eso es una dictadura. El tema de la libertad es un separador entre el batllismo y el Frente Amplio. Sí reconocemos, y es bastante evidente, que hay una enorme cantidad de personas que se sienten batllistas y han votado y militado en el Frente Amplio. Muchísimas. Una de nuestras tareas es trabajar para que esa gente pueda volver al Partido Colorado y al batllismo, y lo lógico parecería que volviera a través de nuestro sector. Y eso está ocurriendo.
Recién se refería -también lo hizo en ocasión del lanzamiento de su campaña- a los "ataques al Poder Judicial". ¿Cree que hay un tinte autoritario en el Frente Amplio?
Bueno, por lo menos hay un tinte de no respetar las bases republicanas. Yo puedo discrepar con la Suprema Corte de Justicia; pueden no gustarme algunos de sus pronunciamientos, pero no puedo atacarla de la manera que se hace ni decir que hay que reformar la Constitución para que los jueces tengan un mayor contenido político. Eso va contra las bases del Uruguay. Nuestro país, como nación, empieza con las Instrucciones del Año XIII, y la separación de poderes, el republicanismo, están en el alma del Uruguay. Estas cosas van directamente en contra de la concepción de república que el país tiene. Hay algunos sectores del Frente Amplio -no digo que sean todos- y algunos votantes del Frente Amplio, que seguramente no son todos y ni siquiera son mayoría, que no creen en estas cosas. Creen que por tener el gobierno y mayorías parlamentarias se puede pasar por encima de la Suprema Corte de Justicia. Fue lo que dijo, desde mi punto de vista con razón, el presidente de la Suprema Corte días atrás al asumir su cargo. No debería ir un Secretario de la Presidencia a un organismo de derechos humanos de la ONU, en Ginebra, a decir que quizás la Suprema Corte de Justicia actúa inconstitucionalmente por el traslado de la jueza Motta. Me parece que eso está mal. Constituyen ataques y agravios, que además de inmerecidos, son claramente contrarios a la concepción democrática y republicana que debe tener el Uruguay.
Estamos caminando hacia las internas de junio. ¿Cómo se posiciona Amorín Batlle frente al favorito, Pedro Bordaberry?
Con mis ideas. Recorro el país, hablo de lo que creo, de lo que me parece son los temas más importantes del país: la educación considero que es un tema absolutamente central; pero también nos referimos al IRPF, que es un tema sobre el cual estamos en contra.
Eso, ¿no es demagogia?
No, porque hace 80 años que estamos en contra. En el año 1926 hubo una gran discusión y don Pepe Batlle fue contrario al impuesto a la renta de las personas físicas, porque es un impuesto al trabajo. La movilidad social de los países se hace a través del esfuerzo de la gente y del trabajo. El IRPF impide notoriamente esa movilidad social. Castiga al que trabaja, y por lo tanto estamos en contra y creemos que hay que eliminarlo. Eso se lo explicamos a la gente y le explicamos por qué queremos eliminarlo.
Cuando se analiza el espectro político, generalmente a Bordaberry se lo ubica a la derecha, y en algunos casos en la extrema derecha. ¿Dónde se ubica usted?
En realidad lo que importa es cómo se ubica la gente. En primer lugar, creo que los conceptos de derecha e izquierda han dejado de tener cierto sentido. Se puede decir que alguien es más conservador, que tiene más dificultad para realizar cambios o que quiere hacer reformas importantes.
Conservadores y reformistas.
Yo, por batllista, soy claramente reformista. Creo que es absolutamente imprescindible realizar reformas importantes en el país. Mi idea es pararme hoy mirando 20 ó 30 años hacia adelante. Hay que hacer reformas pensando en ese Uruguay. Yo no me siento conservador, y menos de derecha, que además, reitero que son conceptos que van perdiendo vigencia. Derecha e izquierda es mucho más un eslogan que una cuestión con contenido.
Sin embargo, el Frente Amplio hace alarde de su posición de izquierda.
Pero, después de diez años de fenomenal crecimiento económico, con gobierno del Frente Amplio, las desigualdades han aumentado y, desde mi punto de vista, van a seguir aumentando. En materia de educación, quienes tienen más dinero tienen muchas más posibilidades de educar mejor a sus hijos. Porque pagan un liceo o una escuela privada o porque van a institutos de educación ubicados en zonas donde el nivel educativo es mejor. Los que sufren este tema son los que tienen menos. Naturalmente, si un joven tiene dificultades para educarse, después va a tener dificultades para conseguir trabajo. Los mejores trabajos los van a tener los mejor educados, en detrimento de aquellos con bajo nivel de educación. Después de diez años en el gobierno, el Frente Amplio no solo no ha logrado, sino ni siquiera ha intentado superar estas cosas, y el candidato del FA nos dice que la educación está bien. Si la izquierda es pensar en los que tienen menos y tratar que progresen, no creo que el Frente sea de izquierda. Es más: le pone impuesto a la renta a las personas físicas a los que ganan 19.000 pesos brutos por mes. No creo que para Astori y Vázquez, que fueron los impulsores de este impuesto, esas sean las personas ricas de Uruguay. Eso castiga a los que tienen menos.
¿Con qué modelo se identificaría, a nivel mundial?
Con el modelo batllista.
Está bien, pero hablemos de un modelo vigente hoy.
Creo que un país chico como el nuestro debe ser bien abierto. Notoriamente el MERCOSUR no nos ayuda nada. El "más y mejor MERCOSUR" de Tabaré Vázquez ha fracasado estrepitosamente. Uruguay debe abrirse al mundo, como hacen otros países, con gobiernos de diferentes orientaciones. Por ejemplo, la Alianza del Pacífico, que tiene gobiernos que pueden llamarse de centroizquierda, como el que asumirá en Chile con Bachelet; el de Humala en Perú, que es un gobierno claramente no conservador; y los de Colombia y México. Son todos distintos tipos de gobierno, pero han entendido y asumido que para crecer hay que abrirse al mundo. Creo en un modelo con un Estado sólido, que garantice de la mejor manera la igualdad de oportunidades.
Días atrás Larrañaga sostenía que la opción es que gane el Partido Nacional o que haya "más y peor Frente Amplio". ¿Qué opina?
Falta mucho. Yo podría sostener que la opción es que gane el Partido Colorado. Voy a trabajar para eso, pero para las elecciones falta mucho. La gente todavía no decidió. Veo mucha gente confusa e indecisa. Mucho más para las internas. Me encuentro con mucha gente que no sabe que las internas son en junio. No saben cuándo son, ni qué se vota ni quiénes son los candidatos. Y después de las internas, es barajar y dar de nuevo. Vamos a ver entonces cuál es la opción. Si somos capaces de trasmitir nuestras ideas y qué es lo que queremos, vamos a tener una buena posibilidad.
¿Le hace bien al Partido Colorado que en la interna el sector de Bordaberry tenga esa mayoría tan aplastante?
No va a tener una mayoría tan absoluta. Nosotros aspiramos a ganar la interna, pero, en definitiva, eso es lo que va a decidir el pueblo colorado. Los que somos demócratas y creemos en la democracia, nos sometemos al juicio del pueblo, el colorado en este caso. Si la gente colorada cree que Bordaberry tiene que ser el candidato del Partido, trabajaremos por ello. Nosotros lo haremos por otras cosas también; para estar en el Senado y seguir representando a tanta gente que nos votó en la elección pasada. En el sub lema que encabezábamos, tuvimos más de 150.000 votos. Es mucha gente, tenemos una responsabilidad muy grande. Así que vamos a seguir trabajando para que nuestras ideas sean mayoría en el Partido y si no, para tener una fuerte corriente en él.
¿Aceptaría ser candidato a vicepresidente de Bordaberry, si él fuera el candidato a presidente?
Después de la interna veremos. Si yo gano la interna, creo que hay que ofrecerle a alguien de Vamos Uruguay que me acompañe en la fórmula. De la misma manera, creo que si triunfara Bordaberry, tendría que ofrecerle a alguien del batllismo que lo acompañe en la fórmula. Después conversaremos con los compañeros y veremos quién es el mejor para estar en la fórmula. Naturalmente estaré a lo que diga la mayoría. Hoy, no me veo como candidato a vicepresidente, pero vamos a esperar el momento y no apurarnos... no pienso mucho en eso porque intento ganar la interna... así que el vice lo va a poner Pedro.
¿Cuánto le pesa el apellido Batlle?
Pesa, pesa. En definitiva, yo era inconscientemente batllista; ahora lo soy conscientemente.
Su madre es prima de Jorge Batlle.
Sí, es prima hermana. Mi abuelo, Duncan Batlle Berres, era hermano de Luis Batlle Berres. Mi bisabuelo, que se llamaba Luis Batlle y Ordóñez, era hermano de José Batlle y Ordóñez. Mi tatarabuelo era el general Lorenzo Batlle, que fue presidente entre 1868 y 1872. Vengo de una familia política.
Y batllista... aunque está el lado Amorín y hay algún Larrañaga por ahí.
Mi padre, que era Amorín Larrañaga, era primo hermano de Javier Barrios Amorín. Así que tengo una rama blanca, por el lado de mi padre, y una rama colorada por el de mi madre. Mi tío, el hermano de mi padre, fue senador; después del golpe fue diputado, presidente de la Cámara y senador del Partido Nacional, por el Movimiento de Rocha. Siempre, en la mesa familiar, tuvimos un diálogo permanente y fluido, aunque muchas veces discrepábamos. Pero aprendimos a hacerlo con respeto y cariño. Provengo de familias dedicadas a la política, y todos hemos trabajado para vivir. Somos cinco hermanos; ninguno es empleado público.
Salvo usted.
Bueno sí, soy empleado a término.
Retomo con el tema de las discrepancias. Separando la elección nacional de la departamental, se han largado a una experiencia en Montevideo, con el Partido de la Concertación, donde tienen que dejar de lado muchas discrepancias.
Creo que lo que tuvimos que hacer, y por eso acordamos, es darle una alternativa a Montevideo. Uno tiene la impresión de que la Intendencia de Montevideo no ha sido exitosa, que la mayoría de la gente está molesta con la administración frenteamplista en la capital. Van 25 años y Montevideo no está bien; está muy mal. No se encontraba alternativa, porque blancos y colorados separados no le iban a ganar al FA nunca; o por lo menos en el corto plazo. Entonces, lo que se intenta es sumar votos. Va a haber un candidato colorado, que será Ney Castillo; habrá uno blanco, que será el que decida el Partido Nacional; puede haber un tercer candidato, y se van a sumar votos. Se buscó una fórmula de acumular a los efectos de brindarle una alternativa a la ciudadanía de Montevideo.
Esa experiencia ¿habría que replicarla en otros Departamentos con gobierno frenteamplista? Se está hablando de Maldonado, Rocha, Canelones.
Si en los Departamentos se ponen de acuerdo, sí. Lo que creo es que es un tema que debe venir de abajo, más de que lo dirijamos nosotros.
Eso ¿no desdibuja el perfil propio?
No, porque iríamos siempre cada uno con su candidato; uno blanco y uno colorado. Ney Castillo va a representar al pueblo colorado. Siempre iremos con un candidato que represente a cada partido. No creo que se desdibuje el perfil. Tenemos diferencias, es notorio. Tenemos algunas diferencias históricas y algunas actuales, y creo que es bueno que se mantengan las identidades de los partidos; es muy importante. Este tipo de acuerdo permite mantener las identidades.
El Frente Amplio, que va a estar redondeando los diez años de gestión a nivel nacional, ¿no hizo nada bien?
Ningún gobierno hace todo mal o todo bien. Todos tienen aciertos y errores.
¿Cuáles serían desde su punto de vista, los tres principales aciertos y los tres principales errores?
A esta altura de la campaña prefiero resaltar los errores. Pero puede haber aciertos en algunas áreas. Desde el principio hemos dicho que estábamos de acuerdo con el Plan CEIBAL. Seguramente fue mal aplicado y se podría haber aprovechado mucho mejor, pero está bien haberlo encaminado. Y creo que hay algunos errores importantes. Lo mejor que tuvo, y va más allá del propio Gobierno, es el fenomenal crecimiento que tuvo el país desde el año 2003 hasta ahora. Empezó en el penúltimo año del gobierno de Batlle y siguió con un muy buen ritmo hasta ahora. Deseamos que siga, aunque parecería que el viento fuerte de cola está amainando. Con los grandes números económicos no se hicieron disparates. Pero todo ese crecimiento fenomenal, que hizo que la recaudación creciera a más del doble y que el gasto hiciera lo propio, no hizo que los servicios públicos esenciales mejoraran. Claramente empeoró la seguridad, la gente se siente mucho más insegura hoy que hace diez años; notoriamente empeoró la educación pública, aunque se gaste más del doble; la salud pública no funciona bien; la infraestructura está mal. Hay una cantidad enorme de cosas que tendrían que haber mejorado, porque se gasta mucho más, y empeoraron. Eso habla de una pésima gestión y de un rumbo equivocado. Creo que el presidente Vázquez se equivocó al poner a los sindicatos a cogobernar. Es un error grave, y lamentablemente creo que comienza a asemejarse a lo que es el peronismo en la Argentina. Creo en la libertad sindical y siempre hemos sido partidarios de que los trabajadores se unan para defender sus intereses; pero para eso, no para cogobernar. El gobierno es de la gente toda y no de los sindicatos.
¿En dónde se ve eso?
Por ejemplo, en la educación y la salud. Y ello hace que las cosas no funcionen bien y nos hace parecer al peronismo argentino. El primero que nos dijo eso fue Mujica. Hace dos años, cuando estuvimos conversando con el Presidente para llegar a algunos acuerdos en materia de educación, lo primero que nos pidió fue "denme el doble voto para el presidente del CODICEN y para el presidente de ASSE, porque si no, con los sindicatos ahí no puedo hacer nada". Ese error, que a mí me parece bastante evidente, también lo maneja Mujica en la cuestión práctica. Creo también que no haber abierto el país al mundo y haberse encerrado en el MERCOSUR fue un error gravísimo del Dr. Vázquez, que lo estamos pagando ahora.
Sin embargo, si se analizan los datos de exportaciones, ha habido una diversificación de destinos y un aumento de ellos fuera del MERCOSUR.
Sí, pero todo lo que exportamos, básicamente, son materias primas; producción primaria. Exportamos granos, carne; no exportamos nada que tenga un valor importante de mano de obra.
Esos productos primarios ¿no tienen tecnología incorporada?
Muy poca. La soja es el gran boom de los últimos diez años. Tiene tecnología para plantarla, cosecharla, los puertos han aumentado su participación; pero no tiene un gran aporte de mano de obra. Se exporta mucha carne, que se está produciendo distinto, con un poquito más de intensificación en la producción, pero tampoco tienen un gran aporte de mano de obra.
Para usted ¿quién fue mejor -o peor- presidente: Vázquez o Mujica?
Es difícil la pregunta. Creo que Mujica tuvo una ventaja grande: cuando llegó a la presidencia intentó abrir el gobierno. Vázquez hizo un gobierno de partido único y no tuvo la menor capacidad para transar con nadie. Vázquez hizo un gobierno autoritario dentro del Frente Amplio y sin ninguna conversación ni contactos con la oposición. Por ejemplo, entendíamos que era bueno que estuviera la oposición controlando en los Entes autónomos. Eso le hace bien al gobierno y al país. Vázquez dijo que no. Mujica, en cambio, tuvo actitudes mucho más abiertas. Tiene dificultades para concretar sus ideas; Mujica es mucho más un conversador que un hacedor, pero, por lo menos en ese aspecto, tuvo intención de controlar. A nosotros nos dijo personalmente "necesito que me controlen, porque si no lo hacen, a veces la gente se equivoca".
Usted fue ministro de Educación y Cultura en el gobierno de Jorge Batlle. ¿Cómo ve la situación de la educación y de la cultura?
Las dos son importantes, por supuesto, pero la educación es la clave de los países. Uruguay fue un gran país cuando era el más educado de América del Sur. Eso se ha ido perdiendo, desde hace bastante tiempo, no solo en los últimos diez años. Solo que en estos últimos tiempos, el FA tuvo la enorme posibilidad de gastar en educación. No es únicamente el 4,5% del PBI, sino el 4,5% de un PBI que creció mucho. En términos reales, el FA está gastando en educación más del doble de lo que se gastaba, y sin embargo, no se consiguen resultados. Estos son muy malos. Yo era ministro cuando se hizo la primera evaluación PISA. De ahí en adelante nada mejoró; más bien empeoró, en términos absolutos y en términos relativos comparado con otros países. La educación está muy mal, sobre todo la educación pública. Es el tema más importante que tenemos, y el próximo presidente, sea quien sea, inmediatamente de ser electo debería llamar al resto de los líderes políticos para hacer un acuerdo, con un plazo por lo menos de diez años.
¿Por dónde pasaría ese acuerdo o "revolución" educativa?
Pasa por las ideas que tenemos todos.
Prácticamente todos los estudiosos del tema están de acuerdo en las grandes líneas, pero nunca se concreta nada.
Yo escucho hablar a Fernando Filgueira, referente del FA, y estoy de acuerdo con el 90% de las cosas que dice. Y escucho hablar a Pablo Da Silveira, del Partido Nacional, y comparto casi todo lo que dice. Viene a charlar con nosotros, porque nos asesora y nos ha dado una mano siempre, Renato Operti, y estamos totalmente de acuerdo. Entonces, ¿por qué si entre los técnicos que saben hay acuerdo, nosotros no podemos ponernos de acuerdo? ¿Qué pasa?
¿Dónde está el problema?
No sé dónde está el problema. Pero el problema existe. No habrá voluntad de acuerdo o no habrá coraje para hacer los cambios que se requieren. ¿Se requiere más dinero? Hay que saber cuánto dinero se requiere. No es el 6% del PBI. Si no sabemos cuánto va a ser el PBI, no sabemos cuánto va a ser ese 6%. Lo que hay que ver es qué hay que hacer a dos años, a cinco años, a diez años y ver cuánto cuesta eso y conseguir la financiación para hacerlo. Esa es, desde mi punto de vista, la primera tarea que tendrá el presidente que sea electo. Y la primera obligación de todos será colaborar con eso.
¿Está de acuerdo con la cuota femenina?
Sí, sí. La voté, y creo que es la única forma de aumentar la presencia femenina en el Parlamento.
Sin embargo hay muy pocas.
Hay pocas. Cuando empezamos a militar políticamente y somos jóvenes, no sé si no hay más mujeres que hombres. Por lo menos, hay la misma cantidad de mujeres que hombres. Mujeres capaces, con fenomenales posibilidades. Después, la vida en esta sociedad hace que, lamentablemente se vayan retirando y quedan muy pocas militando. Creo que es una puerta que se abre y que da posibilidades. Siempre es necesaria otra mirada a los asuntos del Uruguay.
Como batllista, ¿es agnóstico, ateo, creyente?
Me bauticé y me casé por Iglesia con mi esposa porque ella así lo quería y yo no tenía inconveniente. Tuve muchas conversaciones religiosas. No voy a misa; creo en algo. Es un tema que me preocupó durante mucho tiempo; hoy no es un tema que ocupe centralmente mi pensamiento.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias