¿PROHIBIDO EN DEMOCRACIA?

Borran los versos de Miguel Hernández en el Memorial de las víctimas del franquismo en Almudena

23.02.2020

MADRID (Uypress)- El Ayuntamiento de Madrid decidió “resignificar” el Memorial eliminando casi 3.000 nombres que lo formaban y borrando 12 versos del poeta Miguel Hernández, de una de las tres placas que estaban incluidas en el mencionado monumento a la historia reciente.

Miguel Hernández, poeta, perseguido por comunista y republicano, a quién el franquismo confinó de por vida en cárceles heladas que acabaron por secarle los pulmones a los 31 años, vuelve a ser prohibido, en democracia: En una de las placas del mencionado Memorial debían escribirse 12 versos de Miguel Hernández, correspondientes a su poema El herido, de su libro El hombre acecha (1938-39). "Para la libertad me desprendo a balazos / de los que han revolcado su estatua por el lodo", comienza la cita del poeta alicantino, que célebremente musicó Joan Manuel Serrat. Los dos últimos versos de ese cantar seleccionado e incluido dentro del malogrado proyecto, dicen "porque soy como el árbol talado, que retoño: porque aún tengo la vida", unas palabras que apoyan y ayudan a entender mejor la obra creada por Fernando Sánchez Castillo, en el que unos robles, fielmente reproducidos en bronce, yacen con las raíces arrancadas en el centro del memorial.

Esta semana, según escribe, indignada, la periodista Raquel Ejerique, para El Diario español, en un anacrónico salto atrás con voltereta, el Ayuntamiento de Madrid -gobernado por el PP en coalición con Ciudadanos y el apoyo de Vox- ha borrado sus versos de un memorial del cementerio de la Almudena, seguramente consideran que no es digno de homenaje, y tratan de evitar los "efectos de desestabilización social" que provocarían estos 12 versos:

Para la libertad me desprendo a balazos

de los que han revolcado su estatua por el lodo.

Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,

de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,

ella pondrá dos piedras de futura mirada

y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan

en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño

reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.

Porque soy como el árbol talado, que retoño:

porque aún tengo la vida.

El monolito tiene ahora una placa vacía y lisa, la mejor garantía para que nadie se ofenda. Con censuras preventivas así, justificadas siempre en la equidistancia y desde una alcaldía como la de Madrid, resulta aún más hilarante y utópica la propuesta del gobierno de Pedro Sánchez de penar la apología del franquismo. Además de una mala idea que roza el derecho a la libertad de expresión, es evidente que los españoles aún están en los prolegómenos de un camino complejo de "verdad, justicia y reparación" que apenas se inició para muchos de sus ciudadanos y gobernantes.

Costó 40 años empezar a reivindicar tímidamente los huesos de los abuelos, quitar calles de homenaje a franquistas (con numerosos obstáculos judiciales) y decir sin vergüenza o discreción "mi abuelo fue republicano". Ni que hablar de devolver lo expoliado, el patrimonio de los Franco, las sentencias ilegales o cambiar el código penal. 

En 2020, en pleno siglo XXI, solo un poema, el nombre de un poeta o de los asesinados en una placa son chispa amenazante suficiente para que todo se tape y se borre para mantener la desmemoria en el que Almeida ha decidido convertir la capital de España.

Miguel Hernández tuvo una vida demasiado cruel y corta. Citar su nombre y sus versos no debiera levantar suspicacias 80 años después de la guerra, a menos que uno tenga una mente vengativa, poco empática o retorcida, porque la palabra solo puede ofender al inseguro o al ignorante. La intención de desaparecer al poeta de un sencillo monolito es condenarle de nuevo como "elemento subversivo y peligroso" y devolverle, injustificada e injustamente, a la celda del olvido.

Actualidad
2020-02-23T09:24:00

UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias