OPINIÓN

La nueva conquista en Hispanoamérica de China, Irán y Rusia: crimen organizado y el vacío occidental

19.07.2025

MADRID (Julio Borges Junyent / eldebate.com)- )- España ha renunciado a su papel histórico en la región. EE. UU. ha optado por la transacción. Hispanoamérica, con sus 650 millones de habitantes, su vocación de libertad y su potencial estratégico, está siendo entregada —poco a poco— a actores que no la aman, pero la desean.

 

Hispanoamérica vive hoy una silenciosa pero profunda reconquista. Ya no se trata de ejércitos ni de flotas. Tampoco de tratados formales o discursos grandilocuentes. La disputa en la región, en el siglo XXI, se libra en el terreno del relato, del poder y del crimen. Y lo más inquietante es que se está perdiendo sin resistencia.

Mientras Occidente mira hacia otro lado, potencias como China, Irán y Rusia han entrado en la región con una narrativa poderosa y una estrategia quirúrgica. No buscan solo mercados o aliados diplomáticos: quieren moldear la imaginación política, cultural y espiritual de nuestros pueblos. Y lo están logrando.

El nuevo relato imperial

China se presenta como el socio perfecto del Sur Global: eficiente, pragmático, sin sermones ideológicos. Ofrece trenes, represas, becas, tecnología y financiamiento. Pero detrás de esa imagen de neutralidad está la imposición de un modelo: un orden sin libertad, sin democracia, sin rendición de cuentas.

En Perú controla el 100?% de la electricidad de Lima y el 25?% del cobre. En Brasil, el yuan ya supera al euro. En Argentina, un tercio de las reservas del Banco Central están en moneda china. Es la colonización silenciosa a golpe de contratos.

Irán, en cambio, opera desde el plano simbólico. Su relato es religioso, redentor, misionero. Habla de los pueblos oprimidos, del imperio decadente, del deber de rebelarse. Desde una fábrica de bicicletas en Venezuela en 2007 ha pasado a drones, zonas económicas especiales, más de 300 acuerdos con Caracas, entrenamiento de milicianos en Bolivia y una red de criptomonedas en Colombia para financiar a Hezbolá. Incluso tiene vínculos con el atentado a la AMIA en Argentina. Irán no solo busca aliados: quiere discípulos.

Rusia, por su parte, vende nostalgia, identidad y orden. Rechaza el liberalismo como decadente y se erige en guardián de los valores tradicionales: patria, familia, religión. En un mundo caótico, ese mensaje encuentra eco. Ha vendido más de 15 mil millones de dólares en armas a la región desde 2001, entrena policías en Nicaragua, construye un centro nuclear en Bolivia y levantará una fábrica de municiones en Venezuela con capacidad para 70 millones de cartuchos al año.

Estas tres potencias, aunque diversas, coinciden en lo esencial: todas desprecian el orden liberal occidental, exaltan la soberanía como coartada para erosionar derechos, y actúan como neo-imperios disfrazados de redentores.

Del vacío institucional al crimen organizado

Pero esta reconquista no sería posible sin un terreno fértil: el colapso del Estado de derecho y de las democracias en la región. Donde desaparece el Estado, florece el crimen. Y donde florece el crimen, se afianzan las potencias autoritarias que no solo no temen al desorden, sino que lo usan como catalizador.

Venezuela es el ejemplo más extremo. Según Transparencia Internacional, en el país operan al menos nueve estructuras criminales con conexiones directas al poder político: mega bandas, colectivos armados, pranes, sindicatos corruptos, carteles, guerrillas, redes de trata y el temido Tren de Aragua, presente en más de 10 países y con más de 20 modalidades delictivas. La GAO de EE.UU. ha calificado a Venezuela como el principal puente del narcotráfico hacia Centroamérica y Norteamérica. Y Insight Crime ha documentado laboratorios de cocaína ya instalados dentro del país.

Esta criminalidad no es espontánea ni marginal: es sistémica, descentralizada, multinacional. Opera como una red de franquicias, trafica oro, armas, medicamentos, personas. Controla pasos fronterizos y penetra las instituciones. Es la forma contemporánea del poder en regiones donde la autoridad legítima se ha esfumado.

Las cifras son alarmantes. Hispanoamérica es, según la ONU, la región más violenta del mundo: 18 homicidios por cada 100.000 habitantes, casi el triple del promedio mundial. Y hasta un 70?% de ellos están vinculados al crimen organizado.

A ello se suma una migración masiva que no solo refleja el colapso: lo acelera. En 2024, más de 302.000 personas cruzaron la selva del Darién, el 68?% de ellas venezolanas. En apenas dos años, casi 900.000 almas han atravesado ese infierno. Y los carteles ya han convertido este drama humano en un negocio redondo: 7 mil millones de dólares al año, con bajo riesgo y altísima rentabilidad.

El relato bajo control

Lo más trágico es que esta nueva conquista no necesita ni un solo disparo. Le basta con la ausencia de instituciones, el desprestigio de las élites y la desconexión cultural entre nuestras democracias y nuestros pueblos. China ofrece dinero sin alma. Irán ofrece alma sin libertad. Rusia ofrece orden sin justicia. Y el crimen organizado ofrece todo lo anterior a cambio de silencio y sumisión.

Occidente observa desde la distancia, atrapado en sus divisiones y su cortoplacismo. España ha renunciado a su papel histórico en la región. Estados Unidos ha optado por la transacción, no por la visión. Hispanoamérica, con sus 650 millones de habitantes, su herencia cristiana, su vocación de libertad y su potencial estratégico, está siendo entregada -poco a poco- a actores que no la aman, pero la desean.

La pregunta no es si esta conquista avanza. La pregunta es si sabremos despertar antes de que ya no quede nada por recuperar.

Actualidad
2025-07-19T11:05:00

UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias