Ocaso
Murió el exdictador panameño Manuel Noriega
30.05.2017
PANAMÁ (Uypress) – El exdictador panameño Manuel Antonio Noriega falleció este lunes a los 83 años, luego de más de dos meses de hospitalización por un tumor cerebral.
Noriega murió en el hospital Santo Tomás de Ciudad de Panamá. Estaba hospitalizado desde marzo por un tumor cerebral.
"Muerte de Manuel A. Noriega cierra un capítulo de nuestra historia; sus hijas y sus familiares merecen un sepelio en paz", informó el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, a través de su cuenta oficial de Twitter.
Tras pasar los últimos 26 años en cárceles de Estados Unidos, Francia y Panamá por el asesinato de enemigos políticos, lavado de dinero y narcotráfico, el veterano exdictador logró en enero prisión domiciliaria en casa de una de sus tres hijas para prepararse para la intervención. Los largos años de reclusión, muchas veces aislado, dos ataques cerebrovasculares y un cáncer de próstata dejaron al exdictador en silla de ruedas y con aspecto frágil, una versión reducida del osado general del Ejército que blandía enérgico un machete en sus mítines aplaudido por la multitud.
En una reseña realizada por el diario La Vanguardia, se destaca que el 20 de diciembre de 1989 unos 28,000 soldados estadounidenses tomaron por asalto Ciudad de Panamá y lanzaron una frenética búsqueda para capturar, días después, al que fuera durante años uno de sus principales aliados en la región.
En 2015 Noriega llegó a pedir perdón a Panamá por los desmanes de los gobiernos militares del pasado, incluyendo el suyo, por el que fue sentenciado a unos 60 años por tres condenas en casos de homicidio y desapariciones forzadas. La corrupción bajo su mandato llegó a tal punto que un subcomité del Senado estadounidense aseguró que Noriega creó "la primera narco cleptocracia del hemisferio" y se refirió a él como "el mejor ejemplo reciente" de cómo un líder extranjero puede manipular a Estados Unidos en contra sus intereses.
Noriega, un joven mulato apodado "cara de piña" por un severo acné juvenil que le dejó la cara plagada de cicatrices, era pobre pero astuto, según se relata. Con ayuda de un hermanastro se unió a los militares y logró graduarse en la Escuela de las Américas de Estados Unidos, considerada como una escuela de dictadores y de formación en violación de los derechos humanos. Su experiencia creciendo en las calles y un carácter despiadado, según sus allegados, le dieron una inclinación temprana hacia las operaciones de guerra psicológica.
Fue nombrado jefe de inteligencia militar por Omar Torrijos, quien dio un golpe de Estado en 1968. Su misión era dirigir a la feroz policía secreta, orquestando la desaparición y tortura de oponentes políticos, mientras supervisaba los corruptos negocios de los militares, por lo que Torrijos se refería a él como "mi gángster".
A principio de la década de 1970, Noriega comenzó a colaborar a sueldo con la CIA, permitiendo instalar puestos de escucha en Panamá y utilizar al país como base para ayudar a las fuerzas proestadounidenses contra las guerrillas izquierdistas en El Salvador y Nicaragua. Noriega utilizó esa información para manipular tanto a sus jefes panameños como estadounidenses para su propio beneficio, que incluía impulsar un floreciente negocio del narcotráfico. Se convirtió en gobernante de facto de Panamá en 1983, dos años después de la muerte de Torrijos en un accidente de helicóptero. Para ese entonces ya trabajaba con capos colombianos de la droga a cambio de sobornos millonarios. Aunque las autoridades estadounidenses sabían de sus operaciones criminales desde 1978 y para 1983 tenían suficientes evidencias en contra de Noriega, según testimonios oficiales, Washington no actuó porque Panamá era visto como un cortafuegos frente al avance del "comunismo" en Centroamérica durante la Guerra Fría.
Sin embargo, "llegó al punto donde sus actividades como representante de los carteles del narcotráfico entraron en conflicto con sus actividades como hombre de Estados Unidos", afirma Richard Koster, coautor de "En Tiempos de Tiranos", sobre las dictadura militares panameñas.. Entre 1970 y 1987, Noriega apareció en 80 archivos distintos de la Dirección de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por su sigla en inglés). Pero hasta ocho semanas antes de que Noriega fuera imputado, la agencia todavía decía que no había pruebas suficientes en su contra. En febrero de 1988, Noriega fue finalmente imputado con cargos federales por tráfico de cocaína y lavado de dinero, y el Congreso de Estados Unidos impuso sanciones económicas a Panamá para incrementar la presión. Sin embargo, Noriega se resistió a dimitir y en diciembre de 1989, la Asamblea Nacional lo nombró "máximo líder" y declaró a Estados Unidos y Panamá en "estado de guerra".
El 20 de ese mes, tropas estadounidenses invadieron Panamá en la operación "Causa Justa" atacando los cuarteles del Ejército y peinando la ciudad para encontrar a Noriega, quien se había refugiado en la embajada del Vaticano. Las tropas sitiaron la sede diplomática y forzaron a Noriega a entregarse el 3 de enero de 1990 utilizando las mismas técnicas psicológicas que una vez tanto admiró: haciendo sonar a todo volumen música de rock y rap, que el dictador aseguraba detestar, 24 horas al día. Para algunos analistas, la invasión del istmo, que causó miles de víctimas, marcó la pauta para las intervenciones estadounidenses de la post Guerra Fría como en Irak.
En 1992, Noriega fue sentenciado a 40 años de prisión por un tribunal de Florida. En 2010 fue extraditado a Francia, donde había sido condenado por lavado de dinero. En sus memorias escritas en prisión, Noriega se describe a sí mismo como un héroe nacionalista y dijo que la invasión se debió a su negativa a seguir a pies juntillas las órdenes de Estados Unidos en América Central. "Todo lo que se hizo en la República de Panamá bajo mi comando era conocido (por Estados Unidos)", llegó a decir desde prisión.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias