Todos somos necesarios en la guerra contra los bulos
06.05.2025
MONTEVIDEO (Uypress/Rubén Sánchez) - Un bulo puede provocar la destrucción de una persona. Incluso la de una democracia. En febrero de 1933, el recién elegido canciller Adolf Hitler acusó al Partido Comunista de estar orquestando un golpe de Estado y afirmó que el autor del incendio del edificio del parlamento alemán había sido un inmigrante que actuaba a sus órdenes.
Utilizó esta excusa para lograr que se suspendiera la libertad de prensa y los derechos de reunión, asociación, manifestación y al secreto de las comunicaciones. También ordenó a la policía el registro de domicilios particulares y oficinas, la confiscación de bienes privados y las detenciones de miles de comunistas y otros opositores a los nazis por todo el país, incluyendo a sus diputados. Eso permitió al Partido Nazi ampliar enormemente su mayoría en la cámara y conseguir así la aprobación de una ley que dio plenos poderes a Hitler. Después llegarían los campos de concentración, el genocidio y la II Guerra Mundial.
El que fuera jefe de Estado Mayor de la Alemania nazi, Franz Halder, acabaría afirmando que, diez años después del incendio del Reichstag, el comandante en jefe de su fuerza aérea se jactó de haber sido su responsable durante un almuerzo celebrado con ocasión del cumpleaños de Hitler. Fuese una operación de falsa bandera orquestada por los nazis o la obra de un lobo solitario, lo que nunca se demostró fue que el Partido Comunista Alemán estuviese tras el atentado que derivó en la instauración del Tercer Reich.
En España, los bulos convirtieron el régimen de Franco en «40 años de paz» y a su heredero el delincuente Juan Carlos de Borbón en un rey «campechano» que salvó la democracia. Los bulos convencieron a la gente de que Felipe González era un político de izquierdas y José María Aznar de centro reformista. Los bulos forzaron en 2021 la dimisión del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, tras una campaña de acoso y derribo orquestada por los más siniestros personajes de la ultraderecha política, económica, mediática y judicial. Los bulos han hecho creer a muchísima gente que vive en un país donde salir a comprar el pan puede provocar que okupen su vivienda por no contratar una alarma de Securitas Direct. Los bulos y los silencios cómplices han logrado que millones de consumidores crean que el propietario de la principal cadena de supermercados es un filántropo que no para de crear empleo de calidad mientras aumenta sus beneficios encareciendo sus productos y cometiendo abusos con sus trabajadores.
Sí, son tan peligrosos los bulos como los silencios cómplices. Porque para enfrentarse a las mentiras, hace falta gente que se dedique a desmontarlas. Y eso es responsabilidad de todos. Responsabilidad del periodista con los mayores niveles de audiencia y del que está comenzando en la profesión. Pero también responsabilidad de cualquier hijo de vecino que recibe un WhatsApp de su mejor amigo contándole que vivimos en una dictadura.
Nuestro silencio también alimenta y enriquece a los que están detrás de los bulos. De esos bulos que pueden convertir a una persona honesta en el enemigo público número uno. Esos que llegan a servir para acabar con gobiernos legítimos y colocar en el poder a corruptos que solo quieren enriquecerse y hacer aún más ricos a los que les han aupado hasta allí sin importarles lo más mínimo que sea a costa de empobrecer al pueblo y recortar sus derechos.
Prensa, radio, televisión, YouTube, WhatsApp, Telegram, Twitter, Instagram, TikTok... Enfrentarnos a todos y cada uno de los bulos con los que nos bombardean a diario desde una larga lista de frentes no es una tarea difícil. Es imposible. Pero eso no debe frustrarnos ni hacer que arrojemos la toalla.
En esto de combatir a los bulos y sus creadores, cada cuál puede jugar un papel igual de importante. Porque tan importante es que alguien desmonte una infamia y logre 10 000 retuits y 5 millones de visualizaciones como cada uno de los 10 000 que le retuitea. Porque sin ellos no se producirían esos 5 millones de visualizaciones.
Como también es extraordinariamente importante que, antes de compartir una información, intentes cerciorarte de que no se trata de un bulo. Es difícil, pero no imposible. Para empezar, no compartas cualquier cosa que te llega por cualquier vía si no sabes quién es el autor. Por alucinante que parezca, hay gente que da credibilidad a todos los textos que les llegan por WhatsApp, como si el hecho de estar escrita convirtiese la palabra en ley, como si estar publicados en algún lugar de internet los convirtiese en algo cierto.<p<
Es obvio, pero a veces lo pasamos por alto. ¿Qué garantía de veracidad puede tener un texto que nos llega sin enlace alguno en el que podamos al menos verificar que lo ha publicado alguien con un mínimo de solvencia? En un mundo donde hace tiempo que deberíamos haber empezado a preocuparnos por los vídeos creados con Inteligencia Artificial donde cualquier líder de opinión puede aparecer lanzando una afirmación que en realidad no ha hecho, lo cierto es que todavía hay millones y millones de personas a los que les basta recibir un mensaje de WhatsApp de un desconocido en el que asegure que ese líder de opinión ha dicho cualquier cosa para creerse que efectivamente la ha dicho.
¿Y si ese mensaje nos llega con un enlace a una publicación en internet? ¿Lo convierte ya en algo cierto? Evidentemente no. Ahí es donde nos corresponde valorar si se trata de un medio de comunicación con una mínima solvencia -y, en cualquier caso, en todos pueden cometerse errores- o de uno dedicado a hacer negocio con la difusión sistemática de bulos. Como también debemos evaluar si el enlace nos lleva a la publicación de un influencer -odio muy pocas cosas, pero una de ellas es esa palabra- al que no deberíamos dar demasiada credibilidad por arrastrar una larga trayectoria de falsedades o, sencillamente, porque no es en absoluto experto en la materia.
Fragmento del libro de Rubén Sánchez Bulos: Manual de combate.
*Rubén Sánchez- Secretario General de FACUA-Consumidores en Acción
https://consumoyciudadania.org/todos-somos-necesarios-en-la-guerra-contra-los-bulos/
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias