Hamlet Ruso: la lucha por el poder, realidad histórica y ficción teatral

Ana Rosa Rodríguez Cravanzola

24.11.2016

Una de las obras más emblemáticas de Boris Eifman, ‘Hamlet Ruso’, abrirá la próxima temporada de ballet en el mes de marzo en el Auditorio del Sodre.

"El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente". Lord John Acton

Historia de pasión y traición, sobre el poder y la intriga imperantes en la despiadada corte de Catalina, la Grande. Con esta reposición, el estreno tuvo lugar en diciembre 2013, la compañía pública de danza, incursionará una vez más en el universo del prestigioso coreógrafo y acercará al espectador a la cultura rusa.

Considerada por la crítica especializada una obra de arte, compuesta y estrenada en 1999 en San Petersburgo, el argumento se inspira en hechos reales ocurridos en la Rusia del siglo XVIII: la historia del zar Pedro III; su esposa Catalina II, la Grande; y el hijo de ambos, el príncipe Pablo I, a quien el pueblo llamó Hamlet Ruso.

Este apelativo, título de la obra coreográfica, remite a la tragedia homónima de William Shakespeare, en una interrelación entre la realidad histórica y la ficción teatral.

La tragedia de Hamlet, Príncipe de Dinamarca, título original en inglés, 'The Tragedy of Hamlet, Prince of Denmark', escrita alrededor de 1600, tiene su origen en la leyenda de Amleth y en una obra isabelina Ur-Hamlet. Pablo I es Hamlet en la vida real. 'Hamlet Ruso' hace suyas entre otras las escenas shakespeareanas de la aparición del fantasma y la presentación de la compañía de cómicos.

Laura Inés Etcharren en un estudio sobre la obra de Shakespeare analiza cómo Hamlet presenta en principio desinterés por la política y a la vez cuestiona el orden social en Dinamarca. Sobre el final aparecerán las aspiraciones políticas, "es como loco y no disimulando mi locura que vengo a luchar por el poder".

"La política está presente en todo momento porque en todo momento hay hombres enfrentados y lo que enfrenta al hombre es el poder que tienen las pasiones".

Remarca la licenciada. "En Hamlet, Shakespeare, ahonda temas tales como la locura, las dudas del protagonista ante la madre adúltera y cómplice en el asesinato del padre, y marca la lucha entre la razón y la locura, entre el bien y el mal, indagando en los sentimientos y pasiones humanas, lo cual pone en evidencia la problemática subjetiva de los sujetos"

'Hamlet Ruso' o la lucha por el poder político

Con música de los compositores alemanes, sinfonías de Ludwig van Beethoven en la primera parte, y de Gustav Mahler en la segunda y última, Eifman pone en escena una temática intemporal y universal: la lucha por el poder y el deterioro que ocasiona en las relaciones humanas.

A consecuencia del asesinato de Pedro, presenciado por su hijo, Catalina y Pablo conviven en medio de la intriga y la humillación; la Zarina y el Favorito, protector del heredero, dominan la corte. El relegado príncipe es víctima de una perturbación psicológica con alucinaciones, sensaciones y percepciones irreales. En la paranoia cotidiana conoce la angustia de una manía persecutoria.

En la conferencia de prensa 2013 a propósito del estreno, Julio Bocca, director del BNS señaló que ensayar 'Hamlet Ruso' "es como correr una maratón", los bailarines no paran de bailar ni saltar y el estilo Eifman es una mezcla coreográfica entre William Forsythe y Kenneth MacMillan. 'Hamlet Ruso' reclama la fuerza de los bailarines y la delicadeza de las bailarinas.

Una característica de las creaciones de Eifman es la actuación teatral dentro de la danza; esta combinación supone sumar a la exigencia técnica, la interpretativa; se debe expresar la acción dramática con movimientos de manera que el espectador la comprenda sin mediar palabra alguna.

La escenografía y el vestuario están en consonancia con el tono dramático de la puesta, y sugieren más de una interpretación semiótica por diseño y color.

Para optimizar la presentación, el BNS trabajó para el estreno bajo las indicaciones de los maestros repositores y bailarines de Eifman Ballet, Elena Kuzmina y Sergei Zimin, pareja que con Ivan Zaitcev y Yuri Kavaliou lucieron en las primeras funciones en 2013. "Las obras de Eifman son complicadas... En el caso del Favorito, que es la parte que yo trabajo dentro del 'Hamlet Ruso', lo difícil es expresar un conjunto de emociones... Lo más difícil es transmitirle al público que no se trata de un hombre malo sino simplemente un hombre", aseguró Kavaliou.

El título tiene escenas eróticas poco comunes en el ballet clásico, "cuando Pablo hace el amor con Natalie, su novia: esa parte fue pensada para hacerla estilizadamente. No es desubicada, no hay que temer ver algo incómodo. Hay un límite que no fue traspasado".

"Con 'Hamlet Ruso' proponemos contar una página de la historia rusa en torno a Catalina y Pablo, habla de cómo sacaban del poder a los zares, y cómo no es fácil ser una persona con poder. En el fondo la obra trata del amor y del desamor", adelantó Kuzmina.

Para Bocca, 'Hamlet Ruso' "es una obra especial", ha sido artista invitado para interpretar el rol de Pablo I por Boris Eifman Ballet en mayo 2001 en las presentaciones en el City Center de New York, y en febrero 2005, invitado a bailar en el Teatro Marinsky, ex Kirov de San Petersburgo; actuación a repetir en el Luna Park en mayo 2005, demostrando, una vez más, ser un artista de raza.

Susana Freire escribió en La Nación de Buenos Aires: "...hay un significado en cada uno de los componentes y en sus interrelaciones que lo acercaría a la perfección. En otras palabras, se descubriría que es una obra de arte, sin necesidad de agregar ningún calificativo. Y para disfrutarla no hacen falta las teorías, alcanza con la sensibilidad estética".

Boris Eifman

Comenzó su carrera como coreógrafo en el Conservatorio de Leningrado en 1966 y la crítica lo aclamó en una de las primeras creaciones, 'Icarus'. Coreógrafo oficial de la Academia de Vaganova y de la Escuela de Ballet Kirov, con marcada vocación rupturista, en 1977 funda la compañía Eifman Ballet.

En el Teatro Bolshoi de Moscú presenta 'La Giselle Roja' sobre la historia de amor y locura de la bailarina Olga Spessivtseva. "La única manera de que el ballet sobreviva, de que no se fosilice, es buscar nuevas interpretaciones, nuevas filosofías, utilizar las técnicas clásicas de una forma diferente", sostiene que su trabajo refleja la evolución humana en los últimos cien años. "En esta centuria hemos vivido enormes cambios tanto políticos como económicos, dos guerras, revoluciones... Intento reflejar estas transformaciones en mi baile y a través de las técnicas del ballet clásico vierto mi alma en mis obras".

Para la prensa rusa es "el único coreógrafo capaz de cambiar la imagen de la danza de su país rompiendo con el estilo académico y expresándose independiente y fuerte".

Ana Rosa Rodríguez Cravanzola

Columnistas
2016-11-24T10:38:00

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