Es ella
Andrés Scagliola
14.03.2012
El Frente Amplio celebrará -por primera vez en su historia- elecciones abiertas para la selección de su Presidente.
Competirán muy buenos compañeros. Y una compañera, Mónica Xavier, propuesta por el Partido Socialista, para mi alegría, con el respaldo del Frente Líber Seregni que integro. Con una vida que comenzó el 16 de diciembre de 1956, esta médica cardióloga tiene ante sí el desafío de contribuir a reparar la salud del Frente Amplio. Lo conoce bien; sabe de sus dolores.
Mónica conoce cada una de sus articulaciones. Empujó desde la Comisión Nacional pro Referéndum aquella movilización esperanzada tras el Voto Verde de 1989. Participó de la gesta que, con Danilo a la cabeza, frenó en 1992 el tsunami neoliberal desde la Comisión Nacional por la defensa de las Empresas Públicas. Fue presidenta de la Comisión Nacional de Organización del Frente Amplio cuando a Tabaré Vázquez le tocó ocupar el sillón del líder histórico de la izquierda uruguaya, Líber Seregni. Conoce el FA, conoce el motor.
Sabe que, a diferencia de algún partido tradicional, no se puede gobernar el Frente Amplio desde el despacho de la presidencia. Sabe que la tarea es colectiva o no es. Sabe que el FA es coalición y movimiento, que bases y sectores son caras de una misma moneda y que no se puede gobernar la "colcha de retasos" con una visión individual (o debiera decir, individualista). Y que no hay sístole sin diástole; lo sabe bien.
Mónica sabe que la política es también cooperación y no sólo competencia. Forma parte de esa experiencia transversal, única hasta ahora, que llamamos Bancada Bicameral Femenina, que ha sabido, en un juego político donde la confrontación es para muchos la medida de la estatura política, generar un vínculo solidario entre las mujeres que luchan por una representación política igualitaria.
Mónica sabe lo que es abrirse (y abrir) camino en política como mujer. En 2000, fue la primera Senadora de la República electa por el Partido Socialista (repitiendo en 2005 y 2010). Fue también la primera parlamentaria latinoamericana en integrar el Comité Ejecutivo de la Unión Interparlamentaria Mundial. Eso que algunos compañeros entienden como obstrucción para ejercer la Presidencia del Frente Amplio -su actividad parlamentaria- es una enorme fortaleza: integra el Senado, ámbito central para la articulación política, donde están presentes tanto el Vicepresidente de la República, Danilo Astori, como los líderes de los otros partidos.
Y en ese mundo originalmente pensado por y creado para los hombres, Mónica pone la cuota de autocuidado que aún nos debemos como trabajadores y como sociedad: todos recordamos ese video en el que entre plantas e inciensos propone mecanismos de "pausa activa", de autocuidado, practicando pilates. Donde alguno ve un devaneo posmoderno, yo veo salud. No hay actividad humana sana -y la política es una- sin cuidado de uno mismo. Mónica se atreve a eso.
Mónica es una mujer con coraje. Recuerdo sus palabras, en una de las sesiones parlamentarias -de las tantas- que discutió la interrupción voluntaria del embarazo. Recordaba ella a "Perico" Pérez Aguirre, cuando decía: "Me siento obligado a estar del lado de las mujeres que se han sentido impulsadas a abortar". Y agregaba: "Pero en este caso es una obligación, como mujer y como médica, que asumo con total responsabilidad, sin coacciones, sin claudicaciones y sin importarme las amenazas y las presiones a las que hacían referencia otros colegas anteriormente, o las condenas que provengan del fundamentalismo y de la intolerancia. Es una obligación que me he impuesto y que, sea cual sea la resolución que adopte este Cuerpo, seguirá vigente para seguir luchando." Hoy nuevamente hace honor a ese compromiso.
Finalmente, Mónica es, en sí misma, un compromiso con la igualdad. Y quiero ser claro: o la izquierda renueva su compromiso igualitario en todos los campos -también en el de la representación política- o muere. Muere de aburrimiento, de vieja, se seca. En este tiempo histórico, el Frente Amplio merece -se debe- una mujer capaz y tenaz en el máximo puesto al que un/a militante frenteamplista puede aspirar. En los días que vendrán conoceremos su plataforma, sus propuestas, y las y los frenteamplistas decidiremos en libertad. Pero ya sabemos una cosa. Acá hay una opción comprometida con la igualdad y, con ella, una contribución enorme a la renovación del Frente Amplio.
En ocasión de este nuevo 8 de marzo, Mónica escribió: "Cuando el desempleo ha alcanzado las cifras históricamente más bajas (...) las mujeres siguen teniendo menor empleabilidad, en particular las jóvenes quienes el desempleo alcanza el 21.7%. Este aspecto reafirma la necesidad de impulsar políticas específicas, dirigidas a promover el ingreso de las mujeres al mercado de trabajo, mediante beneficios tales como la mejora de la licencia por maternidad y lactancia y la creación del Sistema Nacional de Cuidados, que permita sacar parte de la carga de cuidados que llevan adelante las mujeres. Los antes mencionados y otros entre los que sin duda están la permanente lucha contra la violencia hacia las mujeres y la profundización de los derechos sexuales y reproductivos, seguirán siendo temas por los que debemos seguir luchando, como lo hemos hecho siempre las mujeres, que no es más que luchar por nuestros derechos."
Yo quiero vivir en ese país que me propone. Yo quiero ser parte, como tantos hombres y mujeres de este país, de ese proyecto de igualdad consustancial al Frente Amplio. Y porque la igualdad -como la libertad, como la izquierda- es mujer, cuando me hablan de la Presidencia del Frente Amplio, digo, sin dudas, que es ella.
Mónica conoce cada una de sus articulaciones. Empujó desde la Comisión Nacional pro Referéndum aquella movilización esperanzada tras el Voto Verde de 1989. Participó de la gesta que, con Danilo a la cabeza, frenó en 1992 el tsunami neoliberal desde la Comisión Nacional por la defensa de las Empresas Públicas. Fue presidenta de la Comisión Nacional de Organización del Frente Amplio cuando a Tabaré Vázquez le tocó ocupar el sillón del líder histórico de la izquierda uruguaya, Líber Seregni. Conoce el FA, conoce el motor.
Sabe que, a diferencia de algún partido tradicional, no se puede gobernar el Frente Amplio desde el despacho de la presidencia. Sabe que la tarea es colectiva o no es. Sabe que el FA es coalición y movimiento, que bases y sectores son caras de una misma moneda y que no se puede gobernar la "colcha de retasos" con una visión individual (o debiera decir, individualista). Y que no hay sístole sin diástole; lo sabe bien.
Mónica sabe que la política es también cooperación y no sólo competencia. Forma parte de esa experiencia transversal, única hasta ahora, que llamamos Bancada Bicameral Femenina, que ha sabido, en un juego político donde la confrontación es para muchos la medida de la estatura política, generar un vínculo solidario entre las mujeres que luchan por una representación política igualitaria.
Mónica sabe lo que es abrirse (y abrir) camino en política como mujer. En 2000, fue la primera Senadora de la República electa por el Partido Socialista (repitiendo en 2005 y 2010). Fue también la primera parlamentaria latinoamericana en integrar el Comité Ejecutivo de la Unión Interparlamentaria Mundial. Eso que algunos compañeros entienden como obstrucción para ejercer la Presidencia del Frente Amplio -su actividad parlamentaria- es una enorme fortaleza: integra el Senado, ámbito central para la articulación política, donde están presentes tanto el Vicepresidente de la República, Danilo Astori, como los líderes de los otros partidos.
Y en ese mundo originalmente pensado por y creado para los hombres, Mónica pone la cuota de autocuidado que aún nos debemos como trabajadores y como sociedad: todos recordamos ese video en el que entre plantas e inciensos propone mecanismos de "pausa activa", de autocuidado, practicando pilates. Donde alguno ve un devaneo posmoderno, yo veo salud. No hay actividad humana sana -y la política es una- sin cuidado de uno mismo. Mónica se atreve a eso.
Mónica es una mujer con coraje. Recuerdo sus palabras, en una de las sesiones parlamentarias -de las tantas- que discutió la interrupción voluntaria del embarazo. Recordaba ella a "Perico" Pérez Aguirre, cuando decía: "Me siento obligado a estar del lado de las mujeres que se han sentido impulsadas a abortar". Y agregaba: "Pero en este caso es una obligación, como mujer y como médica, que asumo con total responsabilidad, sin coacciones, sin claudicaciones y sin importarme las amenazas y las presiones a las que hacían referencia otros colegas anteriormente, o las condenas que provengan del fundamentalismo y de la intolerancia. Es una obligación que me he impuesto y que, sea cual sea la resolución que adopte este Cuerpo, seguirá vigente para seguir luchando." Hoy nuevamente hace honor a ese compromiso.
Finalmente, Mónica es, en sí misma, un compromiso con la igualdad. Y quiero ser claro: o la izquierda renueva su compromiso igualitario en todos los campos -también en el de la representación política- o muere. Muere de aburrimiento, de vieja, se seca. En este tiempo histórico, el Frente Amplio merece -se debe- una mujer capaz y tenaz en el máximo puesto al que un/a militante frenteamplista puede aspirar. En los días que vendrán conoceremos su plataforma, sus propuestas, y las y los frenteamplistas decidiremos en libertad. Pero ya sabemos una cosa. Acá hay una opción comprometida con la igualdad y, con ella, una contribución enorme a la renovación del Frente Amplio.
En ocasión de este nuevo 8 de marzo, Mónica escribió: "Cuando el desempleo ha alcanzado las cifras históricamente más bajas (...) las mujeres siguen teniendo menor empleabilidad, en particular las jóvenes quienes el desempleo alcanza el 21.7%. Este aspecto reafirma la necesidad de impulsar políticas específicas, dirigidas a promover el ingreso de las mujeres al mercado de trabajo, mediante beneficios tales como la mejora de la licencia por maternidad y lactancia y la creación del Sistema Nacional de Cuidados, que permita sacar parte de la carga de cuidados que llevan adelante las mujeres. Los antes mencionados y otros entre los que sin duda están la permanente lucha contra la violencia hacia las mujeres y la profundización de los derechos sexuales y reproductivos, seguirán siendo temas por los que debemos seguir luchando, como lo hemos hecho siempre las mujeres, que no es más que luchar por nuestros derechos."
Yo quiero vivir en ese país que me propone. Yo quiero ser parte, como tantos hombres y mujeres de este país, de ese proyecto de igualdad consustancial al Frente Amplio. Y porque la igualdad -como la libertad, como la izquierda- es mujer, cuando me hablan de la Presidencia del Frente Amplio, digo, sin dudas, que es ella.
Andrés Scagliola