La vigencia del cooperativismo
Carlos Grille
11.03.2014
Una mirada a las tendencias de evolución de la situación social y a los indicadores referidos al crecimiento económico y social en el gobierno del Frente Amplio, nos muestra que por un lado hay un constante aumento del salario real, disminución de la pobreza y de la indigencia y recuperación del empleo, demostrando una evolución firme, como consecuencia el porcentaje de población con necesidades básicas insatisfechas a disminuido sustancialmente tanto en Montevideo como en el interior .
Por otro, se constata que hay un sector de la población en situación de pobreza e indigencia crónica que lejos de mejorar ha visto agudizar su problemática y que no parece ser alcanzado por las políticas y programas implementados para responder a ella, parece muy significativo que el grupo etáreo mas afectado son los niños menores de 10 años, que viven en hogares con necesidades básicas insatisfechas, proporcionando estos datos un hecho mas que elocuente como para evidenciar que, mas allá de las mejoras alcanzadas, seguimos enfrentando una situación crítica cuyos efectos pueden ser decisivos respecto a las condiciones de vida futura de la sociedad Uruguaya.
Si enfocamos el análisis con una perspectiva mas global, podemos constatar que en los últimos años a habido un aumento del desarrollo de oportunidades, las que no alcanzan a un núcleo importante de la sociedad conformado por el sector más excluido y vulnerado, el cuál sí es contemplado con políticas sociales específicas por parte del Estado, para mejorar sus necesidades básicas insatisfechas. Estas políticas desnudan cada vez más las insuficiencias de las mismas para resolver el problema educativo de fondo.
La generación de riquezas y bienes materiales aumenta, las grandes empresas agroindustriales se posicionan en el escenario productivo con más fuerza, sin que la sociedad haya logrado resolver en forma adecuada la distribución del bienestar que estos producen ni la protección de los recursos ambientales cada vez más vulnerados.
En este contexto el Cooperativismo mantiene su vigencia profundizando sus valores y principios, generando no sólo fuentes de trabajo, sino educando, capacitando y ofreciendo respuestas adecuadas a las necesidades en particular a las futuras generaciones. No obstante, en la esencia de la idea cooperativa, podemos encontrar las bases para una articulación de los diversos tipos de resultados que una organización necesita generar para mantener su vitalidad y sentido en un Uruguay moderno, respetuoso del medio ambiente, preocupado por la eficaz distribución de la riqueza, equitativo y solidario.
El desafío esta en lograr productividad, educación, capacitación y generación de resultados, flexibilidad, capacidad de rápida adecuación a un contexto cambiante y al mismo tiempo aportar sentido, significado e identidad.
Las bases filosóficas y modalidades de operación del movimiento cooperativo están cada vez más vigentes y pueden ofrecer un camino para compatibilizar oportunidades de desarrollo individual y colectivo, crecimiento económico y equidad en la distribución, eficiencia y participación democrática, desarrollo de capacidades y movilización de recursos.
Por sus objetivos de índole social ya demostró que puede asumir con mayor naturalidad que otros tipos de empresas ciertos sectores de actividad tradicionalmente asumidos por el Estado y particularmente por las intendencias, y de los que estas se están paulatinamente retirando.
También puede ser un instrumento especialmente apto para dinamizar procesos de desarrollo a nivel local, profundizando el proceso de descentralización.
En síntesis, el Estado además de promocionar la forma cooperativa de asociación, tiene que desarrollar programas a nivel de los distintos organismos del Estado para impulsar estas vías de organización, que continúan siendo una opción potencialmente apta para impulsar procesos de desarrollo autosustentables que generan sistemas de integración social, en el convencimiento de que este tipo de emprendimientos constituyen una herramienta fundamental contra de desocupación y la fragmentación social.
Cada vez más el estado y las intendencias deben de generar políticas para lograr capitalizar a las empresas cooperativas superando las visiones cortoplacistas para mejorar la gestión, desarrollar las capacidades de sus recursos Humanos, incorporar nuevas tecnologías y rescatar los valores esenciales del cooperativismo incorporando formas nuevas de mantenerlos vigentes en un mundo diferente al de su formulación original.
Sólo con esta imagen dinámica y renovadora, el cooperativismo puede continuar abriendo caminos para las nuevas generaciones de emprendedores y representar una fuente de realizaciones sociales.
Carlos Grille