¿Un error de cálculo?

Esteban Valenti

07.06.2010

Esta semana la siempre caliente crisis del medio oriente tuvo un episodio extremadamente grave no sólo por la pérdida de nueve vidas humanas (registradas al miércoles 1 de junio) sino por la expresión de una conducción política totalmente insensible y refractaria a las consecuencias del repudio internacional. El gobierno de Israel.

 

La crónica y la avalancha de información que habrá lanzado las fuentes oficiales israelíes ya están al alcance de todos, de todas maneras conviene partir de los hechos.

Tres corvetas lanzamisiles de la marina de Israel, dos helicópteros para el transporte de las unidades de la Shayetet 13 los comandos de élite de la marina, hombres ranas y botes neumáticos tomaron por asalto a las 4 y media de la madrugada  y en aguas internacionales a la nave Marmara de bandera turca que integraba un convoy de varias naves con 700 activistas solidarios con la causa palestina que llevaban decenas de toneladas de ayuda humanitaria hacia la franja de Gaza, bloqueada desde hace tres años por las autoridades de Jerusalén.

Ya dos horas antes a través de medidas electrónicas habían sido bloqueados todos los teléfonos celulares de los activistas.

Hay una justificación puntual que brindan el gobierno israelí y otra de fondo. La principal es que el convoy ponía en peligro la seguridad del estado judío pues entre la ayuda se podrían esconder materiales bélicos para atacar su territorio. Un argumento muy débil y que no resiste un análisis serio de parte de nadie, ni siquiera de los principales periodistas y comentaristas militares de Israel.

La otra afirma que los comandos fueron recibidos con palos y cuchillos por los activistas y que la dura resistencia los obligó a utilizar munición letal. Los comandos principales de la Shaqyetet 13 son una de las unidades más prestigiosas y mejor entrenadas del mundo y es absolutamente ridículo pensar que en una operación en la que se podía emplear armamento antimotines de última generación, como granadas especiales y balas de goma, gases paralizantes y lacrimógenos, se llegue al saldo de nueve muertos 20 heridos. Obviamente todos los muertos son civiles…

Incluso se insulta la inteligencia de la opinión pública y la eficacia de los comandos cuando se afirma que le fueron arrancadas las armas de fuego y utilizadas en su contra. Lo que demuestra que en ningún momento los activistas dispusieron de armas de fuego propias, ni siquiera se atreve a insinuarlo el propio gobierno de Israel.

Hasta este momento las únicas versiones que se conocen son las oficiales israelíes pues todas las naves y los pasajeros fueron llevadas al puerto de Ashohd y detenidas.

Hace tres años que Israel con el aporte de Egipto construyó muros reales que aíslan la franja de Gaza del mundo exterior. Muros y fosos blindados de muchos metros de altura y profundidad. Parece que la historia de los muros nunca se termina y deja pocas lecciones.

La operación ejecutada la madrugada del martes 1 de junio tuvo ya reacciones muy duras. Saltó el encuentro entre el premier israelí Netanyahu con el presidente Obama, el gobierno turco – principal aliado de Israel en la región retiró su embajador de Jerusalén, las protestas en todo el mundo explotaron de manera muy amplia.

El gobierno israelí y las colectividades que se han colocado en una posición totalmente refractaria a cualquier crítica a las acciones del estado judío parecen refractarias e insensibles. Pero en este caso las consecuencias pueden ser mucho más grave que las calculadas por los responsables de la operación.

Y digamos claramente que en Israel no se mueve una hoja, menos un dedo en el gatillo de los comandos de la marina sin que se decida al más alto nivel. Todas las variables estaban previstas y ensayadas. La operación fue planificada desde hace muchos días e incluían la posibilidad de utilizar armas letales. Y cualquiera que conozca los elementos básicos de este tipo de operaciones ( e Israel es el mayor experto mundial) sabe que las consecuencias implican necesariamente muchas muertes civiles.

La integración de la delegación de 700 personas, las características de la carga humanitaria, las posibles armas de defensa frente a un ataque, los sistemas de comunicaciones disponibles en las varias naves eran conocidas en detalle por las autoridades israelíes. No tenemos la mínima duda.

Así que la decisión política al más alto nivel encomendada a unidades perfectamente adiestradas y con amplia experiencia sólo puede ser analizada política y diplomáticamente.

Es una demostración más de que el gobierno Netanyahu no quiere abrir ningún espacio para una negociación seria ni debilitar su posición con el gobierno norteamericano actual. Mano dura, dientes apretados y fuerza, mucha fuerza. Aún si se pone en riesgo nada menos que las relaciones privilegiadas y estratégicas con Turquía.

Israel es poco amigo de las sutilezas, de los movimientos diplomáticos con muchos actores, como Brasil, Turquía, Irán que buscan caminos diferentes para salir del estancamiento de todo el inestable equilibrio en el medio oriente y en medio mundo.

Nueve muertes de civiles es una atrocidad que levantará protestas en todo el mundo. Esperemos que nuestra cancillería que ya se pronunció en este sentido siga una línea muy clara de condena y de apoyo a las medidas de condena internacional.

El gobierno de Israel además de una nueva Intifada en la franja de Gaza ahora se arriesga a una ola que abarque Turquía, los otros territorios palestinos y muchos otros países, árabes y europeos.

¿Escuchará todavía de algún oído el gobierno israelí?

  (*)Publicado en Bitácora, Uruguay el 6 de junio de 2010

Esteban Valenti
2010-06-07T00:00:00

Esteban Valenti.

Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).