¿Por qué el FA perdió las elecciones? Apuntes y aportes para una autocrítica necesaria.
Héctor Musto
05.10.2020
El FA ganó las elecciones con luz en el 2004, 2009 y 2014. En el primer caso en primera vuelta, las últimas dos veces hubo que ir a una segunda vuelta pero siempre se ganó claramente, y con mayoría parlamentaria propia. En el 2004 y 2014 fue con Tabaré, y en el 2009 con Mujica. Fueron triunfos claros. Pero en 2019, perdimos. Y se hace necesaria una autocrítica seria, que tenga en cuenta los aciertos, pero también los errores, que los hubo y muchos.
Empecemos por un aspecto que a veces se deja de lado y que nos puede llevar a olvidar un hecho fundamental: van cinco elecciones consecutivas (desde 1999 a la última) en que el FA, tomado individualmente, es, por lejos, la primer fuerza política del país. Eso, de por sí, es algo positivo para nuestra fuerza política: la derrota de octubre y noviembre, y la mala votación en las departamentales-municipales recientes no nos "borró" del mapa político... todo lo contrario. Pero precisamente esa responsabilidad de ser la principal fuerza política nos obliga a repensarnos, a ver por qué, luego de tantos logros en tantos aspectos, perdimos de la forma que lo hicimos. Y debemos hacerlo para reconstruirnos, empezar nuevamente "desde el pie", y ganar en 2024. Y, ¿por qué no? en mayo de 2025 recuperar Intendencias perdidas y ganar más alcaldías.
Pero en esta nota, voy a centrarme en las elecciones "políticas", entendiendo como tales las de octubre y, de ser necesario, las de noviembre. Además, aclaro desde ya que en lo fundamental de esta columna, no voy a enumerar los enormes logros de los 15 años de gobierno del FA, ya que hacerlo, de alguna manera, implicaría "tapar" errores, o, lo cual es peor, casi acusar al pueblo votante de que "no entiende nada". No voy a caer en ese facilismo.
Voy a hacer un punteo, desordenado, de lo que a mi leal saber y entender, fueron al menos algunas de las causas que determinaron que hoy tengamos como gobierno al que tenemos, y que pienso se deben a nuestras carencias.
1) El segundo gobierno de Tabaré arrancó mal. En varios aspectos. a) Elegir como Vice Presidente a Sendic, simplemente porque en la interna fue el grupo mayoritario (sobre Sendic hablaré más adelante). b) Contrariamente a lo que hizo en su primer gobierno, en el que puso a los cabezas de lista al Senado como Ministros (asegurándose así un "alineamiento automático" de los legisladores, eligió para su segundo período a varios Ministros sin votos propios y sin legisladores "atrás". María Julia Muñoz, Ernesto Murro, Víctor Rossi son ejemplos claros. (Aclaro que no niego la "entrega y fidelidad" de estos compañeros, solo digo que no tenían, de por sí, apoyo a nivel popular o de organizaciones políticas fuertes atrás). Además, confirmó en sus cargos a dos Ministros con muchos flancos débiles. Por un lado a Bonomi. Si bien su gestión fue, en mi opinión, buena, es indudable que la sensación de inseguridad (tanto en lo real como en la generada por la gran prensa) dejaba un flanco débil. Se necesitaba una cara nueva que contiunase con la labor de Bonomi de modernizar y cambiar la policía, pero que generase expectativas de cambio. No lo hizo. Y más grave, sobre todo para la izquierda, confirmó como Ministro de Defensa a un personaje como Fernández Huidobro, sobre quien pesan sospechas (probablemente fundadas) de acuerdos con Logias militares como los Tenientes de Artigas. Recordemos que fue el único Ministro repudiado por la gente cuando asumió. En resumen, Tabaré arrancó con un Consejo de Ministros débil ante los ojos de la propia izquierda. Grave error.
2) Recién iniciado el período, ante un paro de la enseñanza, se lo declara "servicio esencial". Más allá de lo discutible de la medida del Ejecutivo, era totalmente inaplicable. Ese error costó caro. Hubo que dar marcha atrás casi en forma inmediata. Eso debilitó al Poder Ejecutivo en general, y al Presidente y a la Ministra en particular, en un área muy sensible.
3) En forma relativamente rápida, salta el caso Sendic en dos aspectos sustantivos. Primero, su pésima tarea al frente de ANCAP. Y segundo, su mentira respecto al título. Y ahí le erraron tanto el Poder Ejecutivo (Tabaré llego a hablar de "bullying") como el aparato del FA. En lugar de averiguar si lo que se decía sobre su título era cierto, Constanza Moreira, hoy ex-Senadora, llegó a afirmar que "había que defenderlo porque era nuestro" y otra (Lucía Topolansky) hasta dijo que vio al título de Licenciado... Por no hablar de ALUR. Todo eso (desde el Ejecutivo hasta el aparato del FA) borró de un plumazo lo que se construyó desde el inicio del FA como fuerza política: transparencia y honestidad. Y esto llevó a que tuviésemos el triste récord de tener al primer Vice Presidente renunciante de la historia del país. Fue un desgaste terrible no solamente para el Gobierno como tal, sino para la fuerza política.
4) Uno de los debes más grandes que arrastraba el FA, que venía de antes pero que no habíamos solucionado, era el tema de la enseñanza, sobre todo lo que se refiere a Primaria y Secundaria. En lugar de poner nuevos cuadros, que aportasen nuevo oxígeno y otra visión, se optó por el continuismo, con Wilson Netto a la cabeza. Y los resultados están a la vista. La afirmación de la ex Ministra de Educación María Julia Muñoz de que Netto era el "nuevo José Pedro Varela" fue no solamente un despropósito, sino casi un insulto no solamente a Varela sino a la inteligencia de los uruguayos.
5) El gobierno, en los últimos cinco años, se puede decir que no tuvo ninguna iniciativa polítca en cuanto al proyecto país. Casi diría que se jugó entero a UPM2 y nada más.
6) No hubo avances notorios en cuanto al tema DDHH, tema crucial para la izquierda.
Todo lo anterior (quizás hay más) son errores graves del Ejecutivo. Voy a referirme ahora a otros temas, más cercanos e influyentes en la elección.
1) No hubo, desde la fuerza política, una política clara de promoción de cuadros nuevos que habilitaran la renovación. Si bien es cierto que los cuatro pre-candidatos a Presidente eran un recambio respecto a la tríada histórica (Tabaré-Mujica-Astori), eso no fue producto de una política sino más bien algo impuesto por la realidad, por la biología.
2) Los cuatros compañeros que compitieron, lo hicieron en buena ley y dieron lo mejor de sí mismos. No caben dudas. Pero casi diría que la elección interna se basó más en afinidades personales que podían tener los electores que en programas, que dentro de lo definido por el FA, los diferenciase.
3) Ganó Martínez y cometió, en mi opinión, un enorme error. Por motivos que desconozco, en lugar de elegir como Vice a Carolina Cosse, que ya era conocida y tenía una base social que la apoyaba (miremos la reciente elección a la IMM) y era la Vice "cantada" eligió a una compañera con trayectoria desconocida para la ciudadanía. Villar estoy seguro que dio todo lo que pudo, pero su falta de experiencia, sus primeras declaraciones, nos costaron carísimo.
4) El FA no supo medir el "efecto Manini" ni el "efecto Talvi".
5) Todo lo anterior, llevó a una "relativamente" pobre elección en octubre.
Dicho lo anterior, paso a otros aspectos en forma resumida (ya esta nota es muy larga).
1) No supimos aprender de lo que le pasó al Partido Colorado: la fuerza política destinó esencialmente todos sus cuadros a la gestión y gobierno, y abandonó lo que es su lugar natural: la gente en los barrios.
2) No logró generar una política que "enamorara", "encantara" o como quiera decírsele a la gente. Dejó un espacio vacío que, en mi opinión, fueron ocupadas por una lado por Manini y por otro por Talvi
3) Hay que aprender que, más allá de la experiencia, Tabaré, Mujica y Astori ya fueron. Es necesario e imprescindible generar un FA en el cual, si bien sus opiniones (algunas veces disparatadas, como más de una de Mujica) hay que escucharlas, son cuadros que "ya fueron". Por lo tanto, hay que trabajar hacia un FA sin ellos.
4) Hay que volver a la gente. A sus necesidades, aspiraciones. Destinar gente capacitada para esa tarea, y que en su mayoría, sean menores de 50 años.
Termino acá. Y obvio, esto no agota todo lo que pienso, pero fue demasiado largo y otros aspectos quedan para otra columna. Agradezco a los que hayan llegado al final de esta nota. Soy frenteamplista desde que se creó. Y pienso que si hacemos las cosas bien, podemos ganar, de nuevo con luz, las próximas elecciones. Y esta larguísima columna es un aporte personal a la autocrítica que nos debemos. Podemos hacerlo. Y debemos. Por el país, por nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos. Espero no haber herido la sensibilidad de nadie. Pero así la veo. Un saludo fraternal,
Héctor Musto
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias