Mi hermana
Ismael Blanco
15.01.2021
Ella es mi hermana: Marcela. Hoy cumple 50 años. Aquí mi beso apasionado por allá, en un pueblecito adorable de la Lombardía. Al ver la imagen vuelvo a sentir el dulzor de su mejilla en mis labios y el calor en mi mano que recibe de su delicada piel.
A mi acuden los recuerdos, aquellos de los tres hermanos, con Maxi, el rebelde inmortal. Marcela, es sin duda la más fuerte de nosotros tres. Guapa y valiente. Madre de tres hermosos jóvenes: Marco, Matteo y Martina por su orden de aparición... El tiempo nos enseña distinguir las variantes del amor y lo que uno está dispuesto a hacer por los sentimientos que le nace desde las entrañas. Entre nosotros las palabras no hacen falta.
Créanme que no exagero cuando les digo que es la mujer más dulce del mundo como la taumatina del África y a la vez más fuerte que el grafeno. Hoy han pasado décadas desde nuestra niñez, sin embargo, parece ser, que el cerebro humano mantiene las imágenes tan imperturbables que no vacilan con el tiempo. Caigo en la cuenta entonces que para salvarnos del mundo está la memoria. La que me hace verte nuevamente en los fondos de la casa de nuestra abuela "China" en Palermo o cuando los tres nos aprontábamos para ir a la escuela en la clandestinidad argentina, solos, sí, porque nuestros padres hazañosamente nos buscaban el pan mientras resistían y eludían la trampa fascista.
Nadie querida hermana compensará nuestras tristezas, amarguras y lágrimas, ni el dolor tanto se verá menguado, nada ni nadie borrará lo que no puede ser borrado y tampoco al pasado va aquello "del pisado", pero, porque hay "peros" que son buenos, que no son "peros" para excusarse ni para disminuir la intensidad de lo que se quiere decir, es que junto con la memoria lo que nos salva es el amor. Nadie imaginó de nosotros qué libreto nos depararía el destino a cada uno, a los tres, incluyendo a Maxi.
Imposible que en nuestra mentes de niños no soñáramos con lo que sueña cualquier niño de cualquier época, con asuntos que los adultos llamamos "fantasías". Te cuento que yo tenía la idea de ser: jugador de fútbol -una obviedad-, arqueólogo -supongo que por las aventuras de las historietas de "Billiken" y hasta astronauta! Pero a vos hermana nunca te pregunté y nunca supe con qué soñabas? ¿Con ser princesa? ... Me quedé con la pregunta pendiente. Pero aquí estoy, si querés me lo decís, en un rato nomás...
Con el paso del tiempo a cuanto más, uno se va quedando con menos, es decir, con los que consideramos más sabios, por su aporte y humildad; existen unos pocos que a esas cualidades le entregaron el cuero, como Miguel Hernández; viene al caso aquello de "con tres heridas yo, La de la vida, La de la muerte Y la del amor", las tres sin duda, las "tres heridas" pero por sobre todo y hasta el final de los finales igual que él, "la del amor".
Dr. Ismael Blanco