Entre "el homenaje y la parodia": Sendic y el Plenario del FA
José W. Legaspi
26.10.2018
Cómo evitar por todos los medios imponer la debida sanción
La relación entre el Plenario Nacional del Frente Amplio y el ex vicepresidente ha sido como la Danza de los Vampiros, el recordado film de Román Polanski, se desarrolló entre el homenaje y la parodia.
Primero, el Plenario rindió homenaje a Sendic, cuando lo recibió el 5 de marzo de 2016 y escuchó atentamente "sus explicaciones" sobre el "mal entendido ocasionado" con su título de Licenciado en Genética Humana, otorgado por la Universidad de La Habana. Los integrantes de la máxima autoridad permanente de la coalición de gobierno resolvieron por casi unanmidad (sólo hubo unas pocas abstenciones y ningún voto en contra) dar por satisfactorias las palabras del vicepresidente de la República, y aplaudieron de pie al susodicho, como acto reivindicativo de su persona, cosa que refrendó en la declaración que dio a conocer, en la que acusó a la oposición y a medios de comunicación de organizar "una campaña" para "debilitar la institucionalidad democrática del país".
Fue una de las pocas veces que Raúl se refirió de manera pública al rol jugado por Rodney Arismendi y el PCU de entonces, en su salida y la de sus hermanos del país, a pedido expreso de su padre. No fue casual. Sabía muy bien que a su frente había un importante contingente de comunistas representantes de las bases, además de los que representan al partido.
Lo que significó un "homenaje", un respaldo importante, dos semanas después "desapareció", ya que nadie, ningún grupo, "había apoyado" esa declaración. La mayoría de los participantes trataban de despegarse, confirmando las sospechas: esa declaración había salido a las desesperadas, entre apurones y obsecuencias ante la presencia del sr. Vicepresidente de la República. Dos semanas después nadie podía explicar cómo, por qué, ni por iniciativa de quién, se había votado por abrumadora mayoría, y sin votos en contra, semejante declaración.
El segundo acto de esta tragicómica obra, se desarrollaría 18 meses después, el 9 de setiembre de 2017, fecha en la que Raúl Sendic prometía hacer los descargos correspondientes ante el Plenario Nacional, en respuesta al dictamen del Tribunal de Conducta Política, donde se afirmaba el "proceder inaceptable en la utilización de los dineros públicos" por el vicepresidente de la República, indicando que el mismo no pudo responder sobre varios de los gastos realizados.
Sin embargo, no sólo Raúl Sendic "evitó" presentar sus anunciados descargos sobre dicho dictamen, que trataría ese Plenario (para el que muchos compañeros afirman que se había acordado una resolución sancionatoria) sino que, de improviso, presentó su renuncia a la vice presidencia del país.
Llegó, pidió la palabra y en un breve discurso expresó que no responsabilizaba "a los compañeros de la Mesa Política que votaron para se publicara el informe porque no lo conocían, pero sí lo conocía el presidente del Frente Amplio, como también lo conocía yo, y por eso había solicitado que el informe fuera considerado directamente por este tribunal, que es el verdadero tribunal, porque es desproporcionado, infundado, porque no hay prueba de lo que dice el informe". Clarito. Se sentía defraudado.
Inmediatamente afirmó, que frente a esa situación, a "este conjunto de maniobras y deslealtades yo vengo a decirles a ustedes, que fueron los que confiaron la Vicepresidencia bajo mi responsabilidad, vengo a poner a disposición de ustedes la Vicepresidencia". Entre la confusa sintaxis se desprende que, además, se sentía sin respaldo.
"Vengo aquí a renunciar a la Vicepresidencia de la República y lo vengo a hacer en este organismo y no se lo mando a decir por la prensa, como me lo han mandado a decir muchos compañeros, queridos compañeros, apreciadísimos compañeros, no les mandé el mensaje por la prensa". La adjetivación transmite una "fina" ironía, que no entenderá quien no quiera entender.
"Me he llamado a silencio a lo largo de toda esta semana, pero vengo a decirles a ustedes aquí, que fueron los que confiaron esta responsabilidad en mí, que esa responsabilidad la pongo en sus manos. Hace dos años que vengo sufriendo un fuerte hostigamiento. Pero también estoy convencido de que el proyecto político del Frente Amplio me encontrará trabajando para un cuarto gobierno de mi fuerza política. La gente espera por nosotros, por un techo, por trabajo y allí es donde debemos estar y trabajar. Gracias".
Dicho esto, se fue como llegó. Rápidamente.
Dejó a todo el Plenario (o casi todo) con la boca abierta por el estupor, la sorpresa. Es entendible, visto y considerando las permanentes idas y vueltas, marcha y contramarchas, desde el título inexistente hasta el momento.
La dirección del FA había negociado durante semanas, con el dictamen a la vista, la o las sanciones que correspondían aplicar, correlativas a la dureza del informe. Sorprendidos, aún, llamaron a un cuarto intermedio de media hora.
Ciento ochenta minutos le llevó al organismo "re negociar" una declaración, pues sectores que, aparentemente, habían acordado una sanción, esgrimían ahora que la misma no era viable, pues la renuncia la volvía innecesaria.
Esto constituyó, además de una pésima señal, un error que esconde, de la peor manera, que no se tenía realmente la convicción para sancionar.
La ciudadanía en general, y la frenteamplista en particular, se quedó con la sensación de que la decisión de Sendic, le arrebató a la dirección del FA la resolución del problema. Por si algo le faltaba a este organismo, cada día más separado de la realidad, quedó mal parado ante el electorado porque no toma decisiones sino que avaló "una renuncia".
Y la avaló de la peor manera. Raúl Sendic se convirtió en "una persona digna, valiente, inteligente y con un alto sentido del momento histórico y político que estaba pasando la organización".
Los delegados al Plenario, respiraron aliviados y lo manifestaron todos los sectores, de una u otra manera.
En su última voltereta en el aire, el inexperiente, poco inteligente y nada valiente, Raúl Sendic, "les sacó las papas del fuego".
Vale recordar que con esa "voltereta" política, bien aconsejada por el siniestro titiritero que se ha encargado de este tema, Raúl volvió al llano político, presentado como una persona digna, confiable y dispuesto a reiniciar la actividad política.
Incluso el presidente de la República, Tabaré Vázquez, por si faltaba algo "a esta escenificación", salió "a despejar dudas", en conferencia de prensa. Habló lógicamente de la institucionalidad democrática fuerte, y de la normalidad con que seguiría adelante el gobierno.
Pero inmediatamente se dejó ganar por la consabida "unidad a cualquier precio", que impregna la acción de su fuerza política. Dijo que Sendic "ha cumplido a cabalidad con seriedad y con responsabilidad la función que le dio el pueblo uruguayo al elegirlo como vicepresidente". "Ha trabajado con honestidad, con capacidad y compromiso, con compromiso hacia la gente, el pueblo uruguayo, y con compromiso hacia el programa de gobierno de su fuerza política". Y para terminar, el toque paródico fundamental: "Quiero reconocer también la valentía, el compromiso, la responsabilidad que asumió al presentar su renuncia ante su fuerza política", terminó el presidente.
Todavía me cuesta entender que tales palabras se refieran a Raúl Sendic. Y cuesta además, concebir que Tabaré Vázquez pudiera creer que los uruguayos estaríamos de acuerdo.
Si trató de ser gentil y educado, el panegírico se le fue de las manos, convirtiéndose en una burla a la inteligencia de los ciudadanos de este país: la parodia.
¿Qué pasó después? El ahora apenas señor Raúl Sendic, se dedicó a hacer política, reagrupar sus alicaída 711, producto de los alejamientos que se sucedieron, de quienes trataban de alejarse del magma que prometía incinerar a todos los que estuvieran a su lado.
javier Miranda, el presidente del FA, trató infructuosamente que el Plenario se dignara resolver sobre el dichoso informe del Tribunal de Conducta Política, hasta que, claro está, a los más avezados se les presentó el riesgo que corría alcanzar un cuarto gobierno, y sucedió lo increíble. Dirigentes políticos, miembros del gobierno, y militantes frenteamplistas, comenzaron un largo periplo por los medios de prensa solicitando "el nuevo milagro" que alejara definitivamente a Sendic de la primera plana de los medios: Todos danzaron al son de la letra que "el titiritero" les sugirió: "Que tenga un gesto de grandeza y de un paso al costado", "que se dedique a terminar sus estudios de medicina", "que renuncie a encabezar o integrar cualquier lista", en fin, otra vez se le pide al poco inteligente, al inexperiente, y nada valiente Raúl Sendic, que vuelva a evitar la fractura o la debilidad de la fuerza política en su camino hacia el cuarto gobierno consecutivo.
Los personajes de esta parodia, todos los que se manifestaron por "la solución" que "salve la honorabilidad" del Frente Amplio, siguen rehuyendo la sanción acorde al dictamen del TCP. Tal vez se salve de esta etiqueta Oscar Andrade, único precandidato que no se manifestó al respecto, quizás buscando el apoyo de la 711 a su candidatura. De todas maneras se sigue apelando al "atajo salvador" que conserve la unidad, imprescindible para mantener el gobierno.
Saben que la sanción pondría a Sendic en una posición tan incómoda que se vería empujado a hablar de todo aquello que el titiritero que lo ha manejado desde el principio quiere evitar: los negocios en y con Venezuela. Y mucho conoce el expresidente de ese tema como para lastimarlo con una sanción.
Tratan de evitar esa suerte de alegoría final de la película citada, cuando el personaje del profesor Abronsius, a las riendas de un trineo, no es consciente de que "va a propagar por el mundo el mal que transporta en el asiento de atrás", su ayudante infestado, Roman Polanski.
La pregunta entonces, obligada, es: ¿Está dispuesto Sendic a seguir dando pasos al costado, al costo de ser el único que se inmole en aras de la unidad?