Empatía y Resiliencia
Julio García
08.08.2020
Empatía y Resiliencia
Me motivó el titulo la información en los informativos locales sobre la situación sanitaria en la región y su agudización económica, preferentemente su impacto hacia la población más vulnerable, en especial sobre la clase trabajadora: con pérdida de puestos de trabajo, pérdida salarial y por sobre todo la pérdida de perspectivas y esperanza.
Solo con ver esas madres con sus hijos que su única opción es que no se termine la olla popular del barrio duele y mucho más cuando vemos cuales son las prioridades del equipo económico del gobierno sin dudas esas madres no ven ninguna salida.
Desde el 13 de marzo el Uruguay cambió pero ya el mundo había cambiado comenzando por China seguido por toda Europa y posteriormente toda América.
El mayor cambio fue cuando debido a las carencias en materia de salud ante falta de camas y respiradores en Italia y España, los médicos tenían que definir la prioridad de atención o sea casi definir quien se salva y quien quizás no.
Dicho por los propios profesionales ese fue un cambio brutal; aquellos que fueron formados para salvar vidas y estudiaron para ello se los ponía en una encrucijada: priorizar la atención sabiendo las lamentables consecuencias.
Cuánto cambio el mundo, en este aspecto, aparte de la cantidad de infectados y muertos por la pandemia, nos actualizaba cuánto trabajadores informales hay, cuántos cuentapropistas quedaban con problemas, pequeños comercios y algún gran emprendimiento, principalmente en el área de turismo y comercio.
Tampoco tardó en aflorar la viveza criolla, aduciendo problemas mientras lucraban o se vieron favorecidos o más suave, no se vieron perjudicados sectores que ante la pandemia se flagelaban. Así fue que se hizo un uso abusivo del seguro de desempleo, despidos y por ende el planteo de rebaja salarial. Muchos empresarios están alegres que encontraron formas de tener empresas sin trabajadores o con muy pocos presenciales y otros con teletrabajo totalmente desregulado.
El mundo cambió, principalmente en la vida personal; uso de barbijo, no abrazo ni besos, nada de fiestas y comidas, principalmente distanciamiento social. También cambió lo que tiene que ver con la salud, la educación, el teletrabajo, el turismo, movilizaciones sociales, reuniones, etc.
Todo el mundo cambió, incluyendo la región o sea toda América Latina pero particularmente el Mercosur.
Los únicos que no cambiaron son los Organismos Multilaterales de Crédito (Banco Mundial, FMI, etc.) y las Calificadoras de Riesgo; ellas siguen prepandemia sin pensar que los resultados que analizan y las metas que exigen, en esta crisis, es dejar millones de personas en la pobreza y exclusión absoluta, siguen recomendando: recortes que recaen en los sectores que menos tienen.
No hay casualidades en política sino ideologías y formas de llevar a delante las medidas más retrogradas que priorizan el mercado y la economía antes que la salud y la calidad de vida de la gente, los ejemplos más claros Donald Trump y Jair Mesias Bolsonaro o sea la derecha con mayúscula y son acompañados por algunos empresarios cortoplasistas que solo miran el beneficio momentáneo.
Cuando apareció la pandemia en la región miramos con atención como se había parado en forma sanitaria el mundo, principalmente la Unión Europea para aprender de los aciertos y errores.
¿Por qué a la hora de analizar la salida económica ante la crisis, no miramos a Europa?
Europa acaba de resolver un préstamo de 750.000.000.000 (setecientos cincuenta mil millones de euros) para distribuir entre los diferentes países de acuerdo a sus dificultades. Se tiene en cuenta todo lo concerniente a la actividad económica, por ende, sustento empresarial, empleo, políticas sociales para los desocupados y la población que va a quedar en la pobreza o la indigencia. En esa parte del mundo, coinciden en que más vale hacer este esfuerzo, que dejar caer al fondo a tanta gente que después va a costar décadas sacar. Pero durante ese tiempo que están en el fondo sin salir los mismos dejan de aportar a la sociedad vía impuestos , consumo , salud, seguridad social , etc.
Los líderes de Europa compararon este plan con el Plan Marshall, aplicado tras la Segunda Guerra Mundial. Pero acá en la región, particularmente en Uruguay, seguimos igual que los organismos de créditos y las calificadoras; en prepandemia.
Se empieza a discutir un presupuesto, sin rumbo, que sin duda, va al fracaso y por ende a la precarización de todas las actividades públicas y privadas. Sería bueno que el Gobierno Uruguayo mire hacia la Unión Europea y encabece una patriada regional, quizás también con Europa, aprovechando que hoy ocupa la Presidencia Protempore del Mercosur.
También las organizaciones sociales, como empresarios, ONGs y fundamentalmente el PIT CNT, encabecen esta posición en el Foro Consultivo Económico y Social del Mercosur, del cual son integrantes, que tanto costo construir y que lo reconozcan. Desde allí se puede sugerir a los gobiernos de dicho tratado, transitar dicho camino.
Esta muy bien velar ahora y ya por quien nada tiene como solicita el PIT CNT, como la renta básica, exoneración de luz , agua, etc, por un par de meses, pero recomponer la crisis que va a dejar la pandemia va a llevar años, por lo tanto hay que tener una mirada larga y deber haber una decisión regional a nivel de gobiernos para acceder a créditos que tire por tierra las reglas actuales donde se pueda asistir a empresas donde se mantenga la mayor parte del empleo y fortalecer la implementación de políticas sociales.
Sin duda no es tarea fácil pero ¿Cuándo los trabajadores la tuvimos fácil?, creo que nunca.
Vuelvo a reiterar, cambio el mundo y lo único que no cambió fueron los organismos que manejan la economía mundial.
Por eso lo del título, EMPATÍA para entender lo que pasa, vive y piensa el otro y RESILIENCIA para resistir todo lo adverso y salir fortalecido de este trauma.
Julio García fue dirigente sindical: Ex Presidente de AUTE y ex Secretario de Integración Regional del PIT-CNT
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias