Mi panel de información, sintonía, y soluciones

Lic. Leonardo Rodríguez Maglio

11.04.2020

Mi panel de información, sintonía, y soluciones

 

Soy un ciudadano común, así que no tengo "panel de control" como el Presidente.

Pero sí tengo un "panel de información, sintonía, y soluciones".

En este panel no tengo perillas bloqueadas como el presidente (ej: la perilla de los impuestos al gran capital).

Mis perillas están libres y responden a mi comando en temas de mi gusto, como ser cine, música, documentales o viajes; o en temas polémicos, en que es bueno conocer y estar al tanto de lo que dicen quienes piensan diferente.

Eso me provoca emociones, reacciones y raciocinios, pero también me ayuda a equilibrarme en mi estado de ánimo y en mis juicios.

Por ejemplo, para temas polémicos tengo varias perillas: una es la perilla del fútbol, y allí me informo de las opiniones de los partidarios o críticos del estilo de juego de Tabárez; o de cómo viven su pasión por este deporte los hinchas de cuadros con rivalidad ancestral como Peñarol y Nacional.

Y aunque tengo mi corazoncito, me modero.

También tengo una perilla para la política, y allí escucho, como quien dice, "todas las campanas".

A veces logro una buena sintonía, y a veces hay tanto barullo que no tengo más remedio que bajarle el volumen.

La reciente conferencia de prensa del presidente, y los comentarios y coletazos de sus anuncios sobre el CPVOD-19 y la reactivación económica y cultural, han puesto a prueba mi panel y a mí mismo.

Porque claro, somos humanos, es decir, somos animales, aunque le agreguemos todo aquello de "racionales", "sociales" y "políticos"  que la filosofía, la historia y la educación nos han enseñado, y nuestro cerebro más complejo nos permite entender y desarrollar; pero en la base, todavía, seguimos siendo animales.

Y entonces, a veces, las emociones primarias nos ganan en el primer momento, y nos calentamos; y según sea el "modo animal" que predomine en cada uno de nosotros, gruñimos, remangamos los labios y mostramos los dientes, rugimos, o sacamos las zarpas para afuera. En esos casos en general mostramos actitud agresiva, y respondemos con ella a lo que no nos gusta o nos hace sentir amenazados.

 A todos nos pasa; a mí también.

Y sí, en medio de esta emergencia y encierro está bravo de bancar las incoherencias en los mensajes, la inconsciencia, o lo que percibimos como insensibilidad o injusticia en las soluciones.

Pero ahí está lo bueno de mi panel: giro la perilla buscando información, tratando de escuchar aquello de "todas las voces, todas", y tratando de concederles un espacio y un tiempo para analizarlas y entenderlas, aún a las que parecen más disparatadas.

 Trato de llegar a una buena sintonía, y a una síntesis.

Y luego del primer momento, empiezo a "bajar la pelota al piso".

¿Qué nos decía José Artigas? "Contribuyamos juntos a nuestra regeneración", es decir pensemos (todos), ayudemos y exijamos reciprocidad (todos), y hagámoslo juntos para beneficio de todos.

En esto no caben los egoísmos, ni los privilegios; es cuestión de vida o muerte.

Y hay que estar por la vida.

¿Qué nos decía Aristóteles? La virtud está en el medio, en el justo medio entre dos extremos.

Es decir, ante esta pandemia no se trata de subestimarla ni de quedarse indiferente, pero tampoco volverse paranoico.

No es quietud para todos, porque muchos tienen que seguir moviéndose para que todos vivamos; tampoco es "dormirse en los laureles", bajar la guardia y desprotegerse, porque entonces la enfermedad nos llevará puestos a todos, no sólo a los más vulnerables física o socialmente.

Si hay que salir de casa, que salgan los más sanos, y minimizando las salidas. Si hay que recibir a alguien, que sea minimizando las visitas. Y que siempre sea tomando todas las rigurosas precauciones sanitarias y de distanciamiento social apropiadas. El mismo criterio para las familias que para los colectivos sociales y laborales.

Y en cuanto a lo económico, que hay que atender sin duda, hay que pensarlo bien y atender bien a todos, no solo a los requerimientos de los que tengan más poder. Hay que mirar lo que hicieron y hacen los otros países que recién empiezan a salir de la crisis sanitaria, pero también hay que pensar desde el "nosotros mismos", a ver qué soluciones podemos aportar. Y escuchar esos aportes.

En ese sentido, me permito recordar que José Artigas -en un momento mucho más complicado que el actual-, imaginó y llevó adelante una solución propia para el problema de cómo hacer llegar dinero a las arcas del Estado, para luego utilizarlo en lo que necesitaba la pública felicidad; lo hizo en aquel momento de flacura extrema, pero sirve para todo momento, y conviene prestarle atención.

Es lo que llamé "Estado autosustentable" y explico en mi libro. Se trata de una vía no impositiva para el logro de recursos económicos, que apela al desarrollo endógeno, con mano de obra, capital y esfuerzo nacional.

Lo hizo en 1815, y la guerra no le permitió extender en el tiempo su beneficio.

Pero la idea, bien documentada, está y puede ser utilizada.

Los interesados pueden extraerla y pensarla para actualizarla, desde mi libro "La filosofía popular y regeneradora del magnánimo José Artigas": allí está detallada y resumida al final del capítulo correspondiente llamado "Estado autosustentable".

Es un aporte para ayudar.

Ojalá que quienes tienen el "panel de control" le den la importancia que merece.

Y si no, que otros tomen la posta.

 

(*) Leonardo Rodríguez Maglio. Licenciado en Filosofía. Autor de La filosofía popular y regeneradora del magnánimo José Artigas.

 


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2020-04-11T12:39:00

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