Apuntes primarios para una autocrítica responsable

Liliana Pertuy

13.10.2020

El FA gana el gobierno nacional en el 2004 producto de un larguísimo proceso de construcción, adaptación y eficacia frente a las distintas etapas que le tocó transitar. Venimos de lejos, parados y paradas en hombros de gigantes. Ganó porque siempre, desde su fundación, hizo política.

 

La acumulación, realizada a lo largo de décadas de luchas y de análisis generosos, con una visión estratégica de construir una alternativa creíble y posible para las grandes mayorías del Uruguay, culmina como producto en la alianza más duradera de sectores de izquierda y progresistas que se conozca hasta ahora.

Esa  acumulación que parte de la caracterización de las bases materiales, de las condiciones de subordinación y periferia de nuestro país, inserto en  el continente más desigual del planeta, de conocer y reconocer cuales eran los sectores sociales, los movimientos emergentes aliados y protagonistas de esa transformación, pemiten elaborar una estrategia, un programa y una plataforma, así como la pretensión de llegar para quedarse. Si no, no  se hubiera construido y especificado una forma de ser frenteamplista, Coalición y movimiento, esto tiene una proyección estratégica seguramente no analizada muy frecuentemente. Toda una innovación y una novedad en su momento, que sigue persistiendo a 50 años de su creación.

El ajuste  realizado después de la derrota de 1999, desde el plano táctico, en el sentido electoral, basado todavía en aquellas premisas fundacionales, permite pasar de ser oposición a disputar en igualdad de condiciones el gobierno nacional a los PPTT. 

Seguramente el éxito de esa estrategia de campaña fue lo que después nos llevará a una lógica de repetir aquello de, solamente hacer campañas electorales. 

Así era, bastaba una buena campaña y se ganaban elecciones.  

Mientras, no analizamos nunca la fuga, la pérdida de votos y de militantes, de sectores claves y fundacionales como los sectores medios que son formadores de opinión, más aún en un país de clases medias.

En el gobierno nos fue bien, rompimos el mito de que no sabíamos hacerlo, aprendimos, hicimos, dimos en la clave de incorporar a la sociedad a sectores marginalizados, auxiliamos y dimos cuenta de las brechas, en general, aprovechamos las condiciones de crecimiento continuo y el período más largo en nuestra historia económica documentada. Se mejoraron las condiciones de vida de amplios sectores, aunque no de todos.

Gobernar es elegir

Los que de alguna manera estábamos vinculados a ámbitos de gobiernos, ya en el 2008, decíamos que había que reforzar a la fuerza política, para que pudiera asumir la articulación con el gobierno y que no hicieran éste desgaste las principales figuras del gobierno. Eso nunca pasó, por un lado, porque el gobierno se llevó a los mejores cuadros, a  los líderes y a algunas lideresas. 

También desde ese momento se planteaba la necesidad de fortalecernos, porque recuerdo, decíamos, "el día que la oposición aprenda perdemos", y lamentablemente, así fue.

No solamente no repensamos la fuerza política para el nuevo escenario local y global, sino que dejamos grandes cuestiones políticas libradas a algunos líderes o gobernantes que se especializaron pero no volcaron hacia el colectivo esa especificidad, el conocimiento y manejo particular, quizás no porque ellos no estuvieran dispuestos a trasladar su experiencia, sino porque se impuso esa lógica.

A modo de ejemplo: el caso de Mujica con sectores pobres, que, otrora marginalizados, votaban a Pacheco Areco  y se volcaron al FA a partir de las elección de 1999, sectores que nuevamente votaron a la derecha en la ultima elección; el interior del país, donde no se desarrolló una política específica ni se promovió a gente de las localidades para poder elaborar y crear estrategias más específicas hacia las distintas realidades.

Quedaron bastante relegados temas que generaron mucha tensión, como los DDHH del pasado reciente. Siendo la inmensa mayoría de las víctimas del FA. Incluso con individuos que jugaron roles muy negativos, entorpeciendo y boicoteando las políticas sobre verdad, memoria y justicia, eso permitió alejamientos de militantes, y por supuesto, impactos negativos hacia sectores más amplios, en realidad generando una cuestión de menosprecio hacia aquellos y aquellas que se jugaron por el proyecto, por la causa, etc.

Si bien como gobierno la agenda de derechos recoge las aspiraciones de los nuevos movimientos sociales (lo que fue un gran acierto), no se tradujo a la interna en reconocimiento de esos nuevos emergentes, por ejemplo, de las mujeres, que han sido resistidos, el documento "mártir", (documento destinado a morir ante el torrente de propuestas que surjan de las y los militantes) ni siquiera nombra, a mi modo de ver, una de la únicas modificaciones importantes en todos estos años como fue definirse, en su caracterización, como antipatriarcal y antiracista (Congreso Extraordinario Rodney Arismendi, Diciembre de 2016).

Si seguimos relegando a la mitad, seguiremos no teniendo la mitad del pienso, de la mirada, de la inteligencia, etc.

Las tensiones también se vieron entre lo posible y lo deseable

La política también es el arte de lo posible. Ahora, desde una concepción de izquierda tengo que tener la pretensión de ir generando avance en lo posible. 

En este sentido muchas veces vimos que lo posible se transformó en una barrera y la frase, "no hay que hacer olas", amparó malas prácticas, sobretodo en sectores del gobierno que por supuesto vienen de cien años o más de prácticas clientelares, etc., de los gobiernos colorados y blancos. 

La "madre de todas las reformas" no se hizo, seguramente porque no teníamos idea de lo difícil, pero dejamos algunos flancos que hoy están siendo utilizados.

La política del consenso, tan trabajada por el FA previo a acceder el gobierno y pregonada con ahínco por el general Seregni, abandona la práctica de trabajar con el disenso. Porque el consenso es eso, lograr un acuerdo mayoritario que conforme y genere en los disidentes una aceptación aunque no militen para el acuerdo logrado.  Así se fue abonando también en el desencanto, en la expulsión de mucha gente con capacidad de aporte y de voz, cuando me refiero a incidencia y voz no lo digo en un plano superior de liderazgos públicos o con llegada a medios, pero si en sus comunidades y entornos cercanos.

La política es también el arte de hacer alianzas. En este plano la política de alianzas se transformó en la conversación entre cúpulas y el acuerdo entre individuos, no hubo análisis de la realidad y saber profundizar en cuales eran y son los nuevos sectores, como se distribuyen la capacidades de incidencia, de agencia, de generar agenda, etc. En ese sentido, como no se trabaja desde la base la alianza, hay sectores de los nuevos movimientos emergentes que rechazan la política, y por ende, también rechazan al FA.

Pero si vamos al clásico aliado que es el movimiento sindical, no tenemos un trabajo hacia cuales son los sectores con mas gente, incidencia, etc. 

Seguramente, como ha cambiado el mundo del trabajo también cambiaron los sectores mas importantes, etc.

¿Qué hacer?

Debemos tener paciencia y generosidad, discutir a fondo pero con fraternidad, con sororidad, escuchar todas las voces.

Estudiar nuestra realidad también desde la sociología para dar cuenta de los cambios ocurridos, poder entender mejor en qué sociedad nos toca trabajar.

Para poder trazar lineamientos para esta nueva época.

Necesitamos contestar la pregunta:  ¿qué FA necesitamos ?

¿Cómo vamos a reconstruir, recrear y redimensionar nuestras estructuras?

¿Cómo nos vamos a relacionar con nuestra base social, etc? 

¿Cuál será nuestra política de alianzas, nuestra propaganda, nuestro discurso?

Mucho trabajo, todo eso se hace haciéndolo, estando en la sociedad, redescubriendo la realidad, identificando los fenómenos nuevos.

¿Tenemos que ser mujeres maravillas, hombres superhéroes? No, eso hemos sido y no funcionó. 

Tenemos que ser más horizontales, más humildes, más democráticos, más igualitarios.

Liliana Pertuy es socióloga, feminista. Militante por la memoria, la verdad y la justicia. Denunciante de terrorismo de Estado, caso menores detenidos en Treinta y Tres. Ciudadana y artista plástica.

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2020-10-13T08:38:00

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