¿Por qué nos educan en el absurdo?

Marcelo Marchese

18.10.2021

Las medidas pandémicas se caracterizan por su inhumanidad y por su absurdo, pero ese absurdo no es producto del azar ¿Quién, a la hora de gobernar, se expondría a ser considerado un ridículo por tomar medidas irracionales?

El absurdo es evidente: la vacuna, supuesta invención de la ciencia para inmunizarnos de las enfermedades, no inmuniza, deteriora el corazón, provoca abortos y mata.

A pesar de la vacuna, tenemos la obligación de usar el tapabocas, por lo que la vacuna es ineficiente. A pesar del tapabocas, estamos obligados a mantener distancia social, por lo que el tapabocas es ineficiente. A pesar del distanciamientos social, estamos obligados a vacunarnos, por lo que el distanciamiento social es ineficiente.

El distanciamiento social es un absurdo en sí mismo, ya que el hombre es un ser social y sin sociedad, muere, pero precisamente por ser absurdo en sí mismo, el distanciamiento social no se cumple, por ejemplo, en los ómnibus, pero sí se cumple absurdamente en aquellas actividades destinadas a la extinción, como el teatro, los recitales y los bailes.

Vivimos en regímenes que se autodenominan "democráticos representativos". El que nos representa no puede mentir ni ocultar, en caso contrario, no nos representa y sin embargo, absurdamente se cierne sobre la República un contrato secreto para las vacunas, un contrato que nuestros representantes firmaron y que no sabemos qué disposiciones peligrosas contiene.

Con los ejemplos considerados ya es suficiente, pues todo en la pandemia es absurdo, empezando porque no existe ninguna pandemia ¿Qué pandemia es ésta donde no se ha visto un sólo muerto en las calles? Resulta que darse cuenta que algo está mal es un paso, pero ese paso no garantiza nada si uno no percibe a qué responde eso que está mal. De hecho, los fascismos se explican porque mucha gente creía, con toda razón, que algo estaba mal, pero no dieron el siguiente paso, el paso de la comprensión sobre lo que estaba mal, con lo que fueron piezas de una maquinación que los superaba.

Las medidas absurdas te educan para que abandones tu pretensión de entender el mundo, para que mandes al diablo tu sentido común.

¿Qué es el sentido común? Es lo que permitió a los científicos que enfrentaron esta estafa criminal darse cuenta desde el principio que asistíamos a una estafa criminal, y es lo que te permitió a ti darte cuenta que asistíamos desde el principio a una estafa criminal.

La democracia se asienta en la idea de que el hombre común tiene la capacidad de tomar las mejores decisiones para sí mismo y para los demás, y esas decisiones emanan del sentido común, el sentido que rige, por ahora, nuestras vidas.

Abandonado el sentido común, ya que no serviría para explicar el mundo, abandonaremos la democracia y dejaremos que otros, loa supuestos sabios, gobiernen por nosotros.

Esa es la función del absurdo: abandonar nuestra capacidad de entender y dejar esa difícil tarea, entender, crear, a los que supuestamente entiendan y por lo tanto, a los que supuestamente deberían crear y por eso la pedagogía del absurdo va de la mano del ataque al ego, esa idea por la cual somos malos por naturaleza, un mono asesino, un virus sobre el planeta que llevará inevitablemente al apocalipsis del calentamiento global, y por lo tanto debemos dejar que gobierne alguien que, a fuerza de razón, haya dominado su ser animal.

Sin fe en nosotros mismos no podremos gobernar nuestras propias vidas. Ese será el terreno fértil para que pueda nacer el gobierno global presidido por los tecnócratas, con una sóla moneda, que será una moneda digital, con una sóla policía y con una sóla lengua.

Marcelo Marchese
2021-10-18T18:42:00

Marcelo Marchese

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