Gordo, dame una chapa
Pablo Tosquellas
03.12.2020
Los pastabaseros -los que fuman pasta base- han copado buena parte de la zona de la Ciudad Vieja y le han cortado una tajada de libertad a los transeúntes, excepto a los vecinos del lugar. Viejo código chorro: a todos menos a los locales. "No pescarás en tu propia piscina", dice el primer mandamiento malandra.
En las calles que conforman el circuito que va desde la peatonal Pérez Castellano, la escollera Sarandí y las calles Piedras y Reconquista, está plagado de rastrillos, mangueros prepotentes e insultadores recibidos con honores. ¿Cómo reconocer a un pastabasero? Son los que andan de piel acaramelada y la remera en la cintura o sobre uno de los hombros, aunque haya 20 grados bajo cero. Si tenés más de 30 te dicen tía/o. Menos de esa edad, te llaman bo. A algunos nos dicen gordo. Yo no sé si es una caricia para el alma o una forma de decirme que debo dejar el pan.
Te cuento uno de los tantos sucesos que me ocurrió en la zona maldita. Che, al final uno en esta columna se termina desnudando más que un stripper en un club privado para mujeres solteras. Tengo que dejar el pan, tengo que dejar el pan...Volviendo al episodio que te empezaba a narrar, el pasado viernes 27 concurrí a retirar medicamentos a la Farmacia del Hospital Maciel. De camino de regreso a la parada del ómnibus, me senté en el cordón de la vereda a fumarme un pucho.
Mientras pitaba pensando en sonseras, percibí de pronto que a mis espaldas alguien estaba olisqueando mi bolsa con mis fármacos. Por instinto, la tomo y lo pongo entre mis muslos. Y ahí vino la furia... "¿Qué te pasa gordo marica (en rigor, dijo otra palabra más fuerte)? Yo no soy un rastrillo, cagón", me espetó mientras se acomodaba la gorra.
"Uff, tranquilo, ya paso, ya paso", me decía a mí mismo cuando el sujeto volvía sobre sus pasos y me intimidó: "Dame un par de pastillas para dormir". "No tengo contesté", con tono aflautado. Para ese entonces, el cigarrillo hastiado de no ser pitado, se había quedado dormido entre el dedo índice y el anular de mi mano derecha dejándome sendas ampollas. "Vi que tenías en tu bolsa", me desafió. Sin decir palabra, saqué dos pastillas de un blíster y se las entregué. Me levanté y fui caminando a la maldita parada del 116. "Odio este lugar y la RPMQLP a todos", mascullé.
Entonces, ¿qué tengo que hacer? Ir acompañado por un matón cada vez que voy al Hospital Maciel para que le dé una paliza. De ninguna manera. Primero, no creo en la violencia como moneda de pago. Segundo no tengo autoridad para ejercerla, no me paga el Estado para ello.
Decime, ¿qué tango hay que cantar? Por lo menos, la pista de la inclusión social está rayada. ¿Sabes por qué? Porque a ellos les encanta esa onda de ser el patrón de la vereda. Vivenencapsulados en una burbuja (patoterismo, manganzo a la fuerza, complicidad policial) que les fascina. No andan cargados con pistolas para hacer atracos importantes; lo de ellos es molestar y hacer la del día. "A las minas les encantamos por la facha y porque robamos", dice un grafiti en una pared de la calle Cerrito esquina Bartolomé Mitre. ¿Sabes de que facha hablan? Exacto. De la facha de ser delincuentes pordioseros.
Mientras tanto los policías los saludan al pasar como los niños saludaban a los cabezudos en los carnavales de otrora. La seccional 1 queda en 25 de mayo y Pérez Castellano. No creo que los hombres de azul puedan llegar a gastar demasiada gasolina recorriendo 20 cuadras. Y, sino, que el Jefe de Policía de Montevideo les corte la partida de combustible.
Sigamos. A ver... ¿Internarlos compulsivamente?Imposible. La internación sólo es fructífera y, a veces, cuando la persona se rinde ante su adicción. En el caso de los pastabaseros, deben tomar consciencia que una jalada a un maldito chasqui es la muerte y que una pitada feroz es equivalente a mil.
Entonces, no queda otra que la aprehensión, agarrarlos en plena faena y llevarlos al calabozo. Allí que el juez decida si hay mérito para ser interrogados. Sino esto se va de madre. Porque lo que empieza con dos pastillas termina en el pastillero. ¿Me entendés? Si la Policía se ríe cuando el pastabasero pasa y le dice "tío", mañana le dice gil. Si se da la orden y comienza el verdadero rastrillaje de pastabaseros en la Ciudad Vieja, juro por Dios que dejo el pan.
"No jurarais el nombre de Dios en vano"
Segundo mandamiento cristiano
Pablo Tosquellas
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias