Hay humo en tus ojos
Ramón Fonticiella
24.06.2022
Hay humo en tus ojos
La canción en letra y música, fue creada en 1933 para un musical de teatro. El cine, cuando no, la llevó a sectores populares a partir de 1942 en la inmortal CASABLANCA. Humphrey Bogart e Ingrid Bergmann enternecieron a varias generaciones, y aún hoy lo logran desde la cinta en blanco y negro. En el film la canción "Hay humo en tus ojos", tocada por el pianista negro compinche de Borgart, es simbólica de los protagonistas.
Lamento romper la aureola de romanticismo en plena guerra mundial, y aterrizar de golpe en las costas del Río de la Plata esquina Río Uruguay, en esta época. Le digo que "hay humo en nuestros ojos, y que de romántico no tiene nada. Como una droga, puede hacernos parecer en un edén, pero al disiparse nos encontramos en un páramo, desierto e inhóspito.
La fabricación virtual de "humo mental", se ha puesto de moda en este país. Quizás también en otras partes del mundo está de moda, pero lo que conozco es Uruguay y de él hablo. Quizás antes también se "fabricó y difundió humo"; respetuosamente recuerdo que a un presidente del siglo XX le decían socarronamente "el hornero", porque sólo construía con el pico (hacía obras hablando...). El caso es que lo de ahora es icónico: habrá un antes y un después de este periodo de fabricar humo político en forma constante. En la seguridad, se suman muertos y agresiones, pero se dice que "todo está mejor"; en la economía se documenta que el país crece, aumentan las exportaciones, suben los precios entrecasa, pero bajan salarios y jubilaciones con los que cada vez se compra menos; en la educación, sus jerarcas políticos hablan de un gran cambio, pero lo que hay son menos profesores, menos recursos y más filmaciones de esporádicos acontecimientos, como generar traslado a niños de una escuela rural del Rocha...
Tenemos la casa llena de humo, que nos nubla los ojos.
Periodistas y politólogos, han hecho algunas referencias a este tiempo donde las autocracias amenazan a las democracias. Han mencionado cómo los autócratas, siembran su imagen de salvadores a partir de tratar de desprestigiar a los gobernantes que pretenden desbancar, a la vez que se autoelevan a rango de guías de masas, proponiendo soluciones maravillosas. Una vez logrado el objetivo de alcanzar los gobiernos, la mayoría de las veces el humo se disipa y desaparecen las promesas. De eso me parece que se trata la siembra de humo: de hacer creer que todo está mal, aunque ese "todo" permita comer bien, cambiar de auto, educar a tus hijos, cimentar tu pasar en la vejez; a cambio de posicionarse el presunto salvador, como impulsor de soluciones.
El Uruguay vive una crisis de superhombres: políticos y operadores que están en todos los lugares donde hay algo que pueda considerarse positivo, aunque hayan tenido poco que ver con ese logro. La presencia protagónica de Lacalle en la celebración de los 15 años del Plan Ceibal, sin ninguna mención al creador del mismo, Tabaré, es un ejemplo. Después que cámaras y micrófonos, lo asociaron directamente con la mayor revolución educativa de este tiempo, al otro día, se recordó que el presidente Vázquez fue el creador de la misma, con un equipo de especialistas por él seleccionado. El deambular de una inauguración a otra, de un homenaje a un recordatorio, de una escuela a un campo de juego, pone al presidente al frente de la fábrica nacional de humo. Pero no es el único "industrial de la ilusión"; los hay a varios niveles y no sólo relacionados con el gobierno nacional.
La desocupación, el desempleo, el deterioro de la calidad de vida de la sociedad uruguaya del pelotón, hace surgir superhombres que ojalá no sean de humo. Sus propuestas para atraer inversiones y ponerlas al servicio de la población, a veces contrastan con sus actitudes administrativas. Un caso claro y poco conocido es el de la CTM, Comisión Técnica Mixta de Salto Grande. Durante los quince años de gobierno del Frente Amplio, desarrolló una fenomenal tarea de apoyo a emprendedores, sociedades populares e intendencias. Gracias a una pícara acción mediática pareciera que es ahora, con el gobierno multicolor, que este organismo internacional a través de su delegación uruguaya, da gigantescos pasos hacia el desarrollo del país. Craso error. HUMO EN TUS OJOS. El apoyo mediático y logístico a posibles inversiones en emprendimientos que (ojalá) generen empleos por lo menos transitorios, no es de superior valor a los millones distribuidos antes, a proyectos populares de comprobada eficacia.
La población en general no sabe cómo se financiaron los apoyos de la CTM en los gobiernos del Frente; los salteños sí, pero por diferentes razones muchos coterráneos lo olvidan o prefieren callar. Salto Grande como tal, no genera recursos propios; la electricidad que produce la remite a UTE, de quien no recibe pago, el ente la paga al Poder Ejecutivo. Salto Grande funciona con partidas del Presupuesto Nacional, como cualquier ente, aunque sea internacional; sueldos, gastos, inversiones, todo lo paga el Presupuesto del Estado. No están previstas donaciones ni similares. Para lograr apuntalar obras y acciones sociales, la CTM de épocas del Frente, "inventó" una Fundación, cuyos fondos salieron de los bolsillos de los delegados uruguayos (frenteamplistas). Por decisión de la presidencia de la República (frenteamplista), la delegación uruguaya topeó sus sueldos, importantes, y los saldos fueron a la Fundación para obra social. Poco se sabe de esto. Ha trascendido que la última delegación uruguaya que aportó a la Fundación, fue la que cesó en 2020... Ahora sólo se depende del cobro de peajes a camiones internacionales que pasan por el puente de la represa (creado por el FA), que generaría un millón de dólares anuales, que la CTM puede disponer para sus apoyos.
Disipado el humo, esa es la realidad. No hay ningún salvador que haya llegado en 2020, contratando a dedo un trece por ciento más de la plantilla de empleados uruguayos de S.G., para hacer explosión con el desarrollo regional. Lo que sí ha iluminado el cielo como fuegos artificiales es la puesta en escena, llena de humo, de posibles grandes desarrollos en inversiones y empleos. Ojalá que el puerto de barcazas, el nodo logístico y el depósito aduanero que se proponen, muevan la aguja del desempleo estructural de Salto, además de beneficiar a los capitalistas que financian el emprendimiento. La sonrisa o la mueca en miles de caras, dependen de ese éxito. Ojalá se logre navegar con barcazas el río Uruguay desde el Sur de Brasil, bienvenidas las cargas de soja y cereales brasileños que descenderán en Salto, donde obreros litoraleños las cargarán en camiones rumbo a Montevideo, Palmira o Fray Bentos; ojalá se tenga los millones de dólares necesarios para que las vías de tren lleguen desde Queguay en Paysandú hasta la desembocadura del Itapebí en Salto para dinamizar ese medio y abaratar costos. Ojalá esas actividades se consoliden más allá de la zafralidad y los salteños digamos ¡por fin dejamos de vivir de una zafra en otra!
Mientras, advierto que aún "hay humo en nuestros ojos"....
Ramón Fonticiella es Maestro, periodista, circunstancialmente y por decisión popular: edil, diputado, senador e intendente de Salto. Siempre militante.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias