1984. George Orwell, Ray Bradbury y Cixin Liu. Rúben H. Díaz
24.10.2025
Revisando estantes de librería en Cali, me encontré con George Orwell, y recordé que no lo había leído nunca. Me dio por pensar, que sin leerlo, era difícil tener una opinión sería y definitiva del siglo XX.
Había tres ediciones distintas de 1984. Compre la más barata. Quería el contenido, no el estuche. No soy un consumidor de la ciencia ficción. Sin embargo tengo por lo menos otros dos autores que conocí en este género con interés: Bradbury y Cixin Liu.
Creo que voy a leer más ciencia ficción. Cuando era joven, temía al futuro. Ahora quiero cada vez más saber de ese futuro. Vaya paradoja, cuando era joven temía, ahora que mi tiempo se acorta, deseo saber.
Empiezo por el final. Consolide un concepto de Isaac Berlín, a quien admiro y mucho. Lo moral, en momentos definitivos y dramáticos, es sobrevivir. Esta otra idea es mía. Reafirmo que pienso que morir no es dejar de respirar. Es dejar de pensar. No se puede pensar, que significa libertad, sin intimidad. Es necesario luchar para que la libertad no sea aplastada por la sociedad. No podemos existir sin propiedad y libre albedrío.
Al final del cuento, me da la impresión que los autores de ciencia ficción, están obsesionados por la sobrevivencia de nuestra especie. Nos enseñan los grandes desafíos, para que podamos protegernos.
Tres personajes muy distintos, los que mencione en el acápite. Nacieron en 1903, 20 y 63 respectivamente. Están influidos por tiempos diferentes. Desarrollos muy personales. Sensibilidades variadas. Sin embargo vivieron a su manera, el gran boom de tecnología, demografía y cultura de la etapa más dinámica de la civilización humana. Llegaron a una misma conclusión. Sin libre albedrio no hay vida. El libre albedrío tiene que convivir con la tecnología y la vida en sociedad. Que son los elementos a controlar si queremos seguir vigentes.
George Orwell, es un Ingles que nació en la India. Su padre era parte de la administración de ese país, en un lugar remoto, cuando Inglaterra gobernaba esa nación. Estudio en Londres, lucho en el bando republicano durante la guerra civil española y tuvo que salir de esa contienda no por el asedio del franquismo, sino de los comunistas. Lo protegieron los anarquistas pero esa experiencia al final lo hizo ser social demócrata. Su biografía tiene una circunstancia difícil de entender. Murió de tuberculosis muy joven, con cuarenta y seis años. Ya se había descubierto la penicilina. Parece que en los últimos años de su existencia tuvo cierto bienestar económico. Por los éxitos de dos de sus libros.1984 y Rebelión en la granja. Su verdadero nombre era Eric Arthur Blair. Su seudónimo es un homenaje al Santo Patrón de Inglaterra. Temió al juicio de sus familiares si leían sus libros. Su obra es una crítica dura y fuerte a los totalitarismos. No hay una pizca en 1948 de temor o vínculo con el espacio exterior. Termina la existencia de la humanidad en paz pero sin capacidad de pensar.
En circunstancias bien diferentes, me encontré con Bradbury. El día de mi primer matrimonio vi "Remedio para melancólicos", también en el estante de una librería en la calle 18 de Julio de Montevideo. Consideré que ese era el regalo ideal para mi esposa. En la más absoluta insolvencia intelectual. Se trata de una obra de cuentos donde aparecen los extraterrestres. Aunque el trabajo más representativo de este autor está en Fahrenhelt 451. Con una inquietud muy cercana a la de George Orwell. Una sociedad que busca destruir la libertad a través de terminar con la lectura y los libros. Es decir, la intimidad del pensamiento.
Cixin Liu es de otras latitudes y tiempos. Nació en 1963 en China. Pertenece a una generación de literatos espectacular, que ilumina el pensamiento en nuestra sociedad global. Otros puntos fuertes son Mou Yan y Jung Chang. Mou Yan es premio nobel. Nació en plena revolución cultural. Jung antes, en 1952. Pero todos ellos fueron el sostén intelectual de Deng Xioa Ping, el líder chino que lidero al capitalismo en la China y es cuestionado por el actual Presidente de ese país. En la formación de esta generación literaria de China, pesa y existe la rica tradición de ese país, el drama de la revolución cultural de los sesenta y también influencias occidentales. En el caso de Cixin, son notorios Asimov, Clarke y Tolstoi.
Cixin Liu llego a mí por recomendación de un amigo que frecuento poco, el Dr. Idrovo, un abogado bogotano culto e inteligente, que me lo presento prestándome su trilogía. Lo recuerdo principalmente por este hecho. Cixin es un grito de alerta sobre el mundo exterior. Su obra es de una invención muy creativa e inteligente. Se trata de un planeta que tiene tres soles. A los cuales llega alternativamente, lo que le impide a su población tener estabilidad. Deciden invadir la tierra, a través de tecnología, para asentarse aquí y poder sobrevivir. Esta generación de literatos chinos es impresionante, creativa y plena de vida y dramatismo. Nació o se crio en la revolución cultural, y me parece que va a pasarla muy mal con el régimen actual.
Lo que más me llama la atención de Cixin Liu, es que al final nos termina dejando un mensaje muy parecido al de Stephen Harwking. Tenemos que salir al espacio, pero con mucho cuidado y cautela. Es imprescindible hacerlo, pero muy riesgoso. El gran científico a lo largo de sus libros expresa este concepto, en particular en su obra póstuma. Tiene temores por el encuentro de otras civilizaciones y de la inteligencia artificial. La IA no es tema de esta nota, queda para otra oportunidad.
Luego de este recorrido por mis lecturas de ciencia ficción, creo que si queremos saber algo de nuestro futuro, debemos abrazar sin preconceptos este tipo de trabajos. El porvenir va a ser diferente al que se vaticina, pero se va a parecer bastante. Será una mezcla de la realidad de la tecnología, la imaginación, y lo que es realmente el Universo. Por ahí viene la cosa.
Rúben H. Díaz
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias