Al que nace barrigón, es al ñudo que lo fajen. Ramón Fonticiella

03.07.2025

No descubro nada: varios lo han dicho y miles lo habrán pensado. A Luis Alberto Lacalle Pou le importa más octubre de 2029, que este gélido julio de 2025. Mientras el país todo, encabezado por el gobierno, procura abrigar a los que duermen en la calle o son desalojados por inundaciones, el ex presidente se copa con hablar de su futuro en 2029.

 

 Su ego, obviamente, lo traiciona y le quita ubicación en tiempo y espacio. No es un ciudadano cualquiera, es un ex presidente, que tanto quiere volver a serlo, que en plena ola polar le trabaja el alma a sus adeptos con las elecciones del 2029.

Personalmente me confunde que alguien con preparación académica, política a gran escala y roce social de nivel, no relacione sus apetencias individuales con el pueblo que debe satisfacerlas, pero que ahora tiene otros sufrimientos. Creo que como nunca como acá, se aplica la sentencia latina "lo que natura non da, Salamanca non presta"; que a quien no tiene condiciones naturales, la educación no siempre lo asiste. En criollo diríamos: "al que nace barrigón, es al ñudo que lo fajen...".

No pretendo gastar su tiempo en apreciaciones sobre el aspirante a presidente. Sólo ruego que su memoria registre y guarde estas situaciones. Seguramente habrá más, porque la campaña electoral de Lacalle y su gente, ya empezó.

La táctica de quienes no quieren distribuir equitativamente la riqueza nacional, es cargar con todo contra el gobierno uruguayo. Objetarle todas sus decisiones, dudar de sus conductas, atacar a sus cuadros ejecutivos, y en definitiva tratar de hacerle la vida imposible al presidente Orsi y su gobierno. Es muy claro que no se trata de iniciativas contra las personas, sino contra lo que ellas representan: la institucionalidad transformadora. El Frente Amplio ha recibido un país empobrecido en su gente y en el funcionamiento de sus instituciones. El Poder Ejecutivo deberá hacer malabares para desarrollar su cometido administrativo, y milagros para instalar su programa de gobierno en beneficio de los más débiles. El caso de la Salud Pública es clarísimo: hay que organizar, instrumentar, mejorar servicios, haciendo magia con recursos que han quedado diezmados.

Del esfuerzo extraordinario de los gobernantes, la oposición no habla. Diariamente busca flancos donde colocar golpes para disminuir la gestión. El caso de la compra de la estancia que se distribuirá entre colonos pequeños productores, es un ejemplo vívido. Un Tribunal de Cuentas de accionar sesgado, observó la operación, con los votos de los miembros conservadores; pero un ministro de Ganadería, con las botas bien puestas dijo "Se compra" y mandó repetir la orden. Seguramente los alaridos de quienes desean que la tierra sea aprovechada sólo por los patricios, habrán aturdido; pero con espíritu artiguista el gobierno reiterará el gasto. Me trae al recuerdo que las tierras distribuidas por Artigas en 1815 (en su Reglamento), nunca tuvieron títulos de propiedad para los indios, gauchos y negros a los que las entregó: los oligarcas de entonces no permitieron que los más infelices fueran privilegiados.

Las situaciones reales, me confirman que los discursos de asistencialismo son vacíos. Quienes creen que hay derechos para unos y postraciones para otros, seguirán tratando de socavar la acción de un gobierno popular. No importa el color con que lo decoren, ni que ahora, juntos, se les hayan borrado los tonos: sólo interesa mantener los privilegios "eternos" de algunos. Debemos entender que nadie nos regalará la equidad: debemos construirla día a día entre todos, aun luchando contra intereses mezquinos.

Atención: no están sólo en filas consideradas conservadoras. Se encuentran también entre quienes pretenden tildarse de izquierdistas y solamente quieren obtener beneficios para ellos mismos. Alinearse bajo banderas rojas, azules y blancas, no da credencial de frenteamplista. Esta condición se logra con actitudes de equidad, respeto de la ley y desinterés personal. Como ejemplo lamentable: la Intendencia de Salto, en las últimas acciones de un gobierno no frentista, entregó a la especulación inmobiliaria, tierras destinadas a la reserva. Lo hizo desoyendo una audiencia pública, ignorando documentos y pisoteando la visión académica. Todo por "un plato de lentejas": unos meses (quizás) de trabajo en construcción, a cambio de disfrute permanente para el capital empresarial. Lástima que en 500 quilómetros se pierdan las voces racionales y los fundamentos técnicos y sólo permanezcan los cantos de sirenas; aunque hayan costado el gobierno departamental...

También acá, la barriga no obedece faja...

Ramón Fonticiella es Maestro,  periodista, circunstancialmente y por decisión popular: edil, diputado, senador e intendente de Salto. Siempre militante

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2025-07-03T06:52:00

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