La historia detrás de la historia
Alejandrina Morelli
24.03.2023
En estos días ha habido mucho alboroto, porque se remató el predio lindero a la Estación ANCAP de Gorlero, hoy convertida en sede de la Alcaldía, que había sido declarada Monumento Histórico el 21 de marzo del 2000.
Se discute si el predio vecino, en el que solo hay un enorme garaje, que sirve de desahogo a esa poblada zona y que se estuvo usando como improvisado "Museo del Automóvil" es también parte del patrimonio o no.
Según mi experiencia en los orígenes de este emprendimiento siempre se separaron los dos lotes. Por un aparte el de la estación de Servicio había sido remodelado con una plazoleta y locales comerciales alrededor que quedaron incorporados a las leyes de patrimonio que rigen el predio y el lote de al lado dónde solo había un enrome garaje de 2 pisos en dónde últimamente funcionó el Museo del Automóvil.
Era un predio ideal para que lo comprara la Intendencia y poner allí un complejo de cines, que tanta falta hacen, teatro, galerías de arte y juegos para niños. Sin embargo, nadie levantó un dedo por conservar este predio y ahora se rasgan las vestiduras porque ANCAP lo vendió.
Los únicos ofertantes compraron por la base y ya anunciaron que edificarán 26 pisos, en fragante contravención con las normas de edificación de la Península y esto podría haberse previsto antes por el monto de la base, pero tampoco nadie se quejó, al menos no tan fuerte como para oírlo.
Conozco el tema porque en el 2008 yo era Directora del XI Festival Internacional de Cine de Punta del Este, y como los Festivales antes y después de esa fecha estuvieron siempre encapsulados en el Cine Cantegril, con oficinas de prensa a trasmano de todos, menos los vecinos, decidimos darle mucha visibilidad.
En ese entonces era vecina de la ANCAP, por la calle Las Focas, y vi que tres locales que ANCAP solía alquilar, estaban vacíos esa temporada y me puse en marcha para poder hacer un canje de publicidad a cambio los locales por 3 meses.
El argumento fuerte era la mala fama que tenía es bellísimo edificio. Había sido creado para que los empleados, técnicos y gerentes de ANCAP que tenían que realizar tareas durante algunos días en toda la zona Este, de Piríapolis al Chuy pernoctaran allí. Para esto se hizo esa bellísima estación con una extensión que tiene a 7 u 8 dormitorios arriba, con baño privado, un pequeño hall y una cocina que apenas da para preparar desayunos o comidas livianas.
El edificio cumplió su propósito, pero cuando las carreteras y los medios de transporte avanzaron ya no se necesitaron. Entonces fueron usadas por jerarcas de ANCAP para quedarse con sus parejas ocasionales, o para mandar a sus hijos de vacaciones. lo cual generó varios escándalos que no se podían tapar como no se puede tapar el sol con un dedo. El personal de ANCAP odió ese espacio que se convirtió en símbolo de desmanes y abusos por parte de los que detentaban el poder.
Para la Dirección de ANCAP, en ese tiempo en manos de Daniel Martínez, del FA, era una prioridad sacarse de encima ese espacio de tan mala fama y le encargó la tarea al responsable de bienes patrimoniales Daniel Coya.
A él me dirigí para hacer la propuesta comercial, que resultó exitosa porque tenía beneficios claros para ambas partes. Firmamos muy pronto el contrato por tres meses para los 3 locales y acordamos vestir la Torre con banderas de ANCAP y del Festival. A esto le agregamos nosotros envolver las palmeras de esa cuadra con los colores del Festival y poner una persona a repartir, allí mismo, un folleto con anticipos, primero y luego con la programación.
Si bien la Intendencia no los habilitó los locales hasta una semana antes de comenzar el festival, ese año nadie, en Punta del Este se quedó sin saber que había un festival internacional.
Aprovechando el lugar en que habíamos hecho base, invitamos a la Directora de Cultura, Carmen Suarez, a funcionarios de cultura de UNESCO y otras autoridades a recorrer las instalaciones para que pudieran aprecia lo importante que podía ser ese espacio como recibimiento a los turistas que bajan a dos cuadras, en la Terminal.
Dejé la dirección del Festival y no volví a ocuparme del tema hasta que me rompí un pie. ¿Qué cambiaba eso las cosas? es que salía caminando de casa porque no podía manejar, y eso me permitió ver el cartel de ANCAP llamando a licitación para los dos padrones.
El pie roto fue la clave para esta historia porque como no podía caminar me fui con los planos, los proyectos que había esbozado y las cartas que había solicitado a verlo a Benito Stern que estaba en su Inmobiliaria, en Gorlero, a metros de Las Focas, casi haciendo esquina con la ANCAP
Benito me pidió más y más papeles sobre la Declaración de Patrimonio y en algún momento planeamos una carta que hice firmar a los vecinos del barrio.
En ese momento era Intendente Oscar de los Santos y su Director de Prensa Fernando Salazar, nacido y criado en la península. Cómo habíamos trabajado juntos lo fui a ver y él redactó una maravillosa carta de la Intendencia a la ANCAP. No la firmó de los Santos, que estaba de viaje, pero si su suplente y la entrevista se realizó.
A los pocos días Oscar Olmos, del Partido Nacional y también vecino publicó un nota muy completa y muy comprometida con este proyecto. Habíamos podido juntar las voluntades políticas más relevantes: blancos, colorados y frenteamplistas.
Benito convocó a un encuentro de vecino en la Liga de Fomento pero no estaba invitada ANCAP, entonces, con un poco de atrevimiento, le envié a Daniel Coya un mail con una nota supuestamente enviada los medios, titulada "Se quema ANCAP se quena Punta del Este" y dónde relataba las vueltas que estaba llevando el proyecto y la reunión convocada.
Nada más aterrador para una petrolera o elaboradora de subproductos, que hablar de fuego". Lo sé porque soy del gremio editorial y nos pasa lo mismo.
A los 10 minutos me estaba llamando Coya para que avisara que ya se venían a Punta del Este y a la siete de la tarde, hora de comenzar la reunión, estarían aquí.
Yo tenía pasaje para el último vuelo a Buenos Aires, mi madre se estaba muriendo allí.
Pero antes tuve tiempo de llamar al Presidente del Centro de Hoteles, que estaba harto de reuniones que no conducían a nada, para decirle que esta reunión iba a ser histórica, y que si, viviendo enfrente de la Liga de Fomento no iba, dejaría pasar la historia por la puerta de su casa. Luego me enteré que asistió puntualmente.
No recuerdo a quién más llamé porque aceptaron la invitación de buen grado.
Así, cuando comenzaba la reunión en la Liga con todo los protagonistas que llevarían a cabo de ahí en más las negociaciones despegaba mi avión.
Cuando volví, algunos meses más tarde y luego de enterrar a mi madre, ya perdí el hilo del tema.
Lo que sí puedo afirmar es que siempre el objeto de la negociación fue el predio de la Estación de ANCAP y no el garaje adjunto, y que si se salvó la estación no fue por unos o por otros sino por muchos anónimos que empujaron el carro, de una manera u otra, incluso yo.
Alejandrina Morelli es periodista, escritora y gestora cultural. Trabajó como corresponsal para diarios uruguayos en Buenos Aires y para medios argentinos en Punta del Este donde creó y dirigió varios festivales de cine llegando a dirigir dos ediciones del Festival Internacional de esta ciudad. Es argentina, nacida en el seno de una familia uruguaya, y vivió en ambos países hasta radicarse en Punta del Este en forma definitiva hace veinte años.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias