Una falacia en dos palabras: Generación espontánea
Carlos Grau Pérez
15.10.2020
La educación nos permitirá ser lo que somos capaces de ser
La generación espontánea es una teoría que surgió en la antigüedad. Fue descrita por Aristóteles y luego sustentada por reconocidos pensadores de los siglos XVII y XVIII como René Descartes y Francis Bacon. La teoría sostenía que ciertas formas de vida surgían de manera espontánea a partir de materia orgánica o inorgánica. ?
Todo intento por reivindicar la validez de esta teoría quedó condenada al fracaso a partir de que Louis Pasteur demostró que los fenómenos que se creía surgían por generación espontánea eran, en realidad, el resultado de procesos biológicos como el que transforma las uvas maceradas en poesía embotellada, es decir, en vino.
El presupuesto nacional expresa el proyecto de país que propone el gobierno de turno. Su importancia se debe tanto a razones cualitativas como cuantitativas. Cualitativas porque en el mismo se define el financiamiento de actividades con alto impacto social como la educación y la salud. La importancia cuantitativa se sustenta en que el gasto involucrado en la discusión presupuestal representa más del 20% del PIB, constituyendo, por tanto, un determinante sustantivo de la demanda agregada de la economía.
El proyecto de presupuesto presentado por el Poder Ejecutivo muestra como prioridad reducir el déficit fiscal, empleando como variable de ajuste, exclusivamente, el gasto público. Por ende, será necesario esperar que los objetivos de desarrollo económico y social planteados en el proyecto se alcancen, al menos en parte, por generación espontánea. En cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda, sólo se gana lo que se da.
A veces, del dicho al hecho no hay un gran trecho. Esto ocurre cuando se dice que el gasto en educación constituye una inversión. El término inversión lleva consigo la idea de utilizar recursos hoy con el objetivo de alcanzar algún mejor resultado en el futuro. Por ejemplo, con los recursos asignados a la UDELAR, además de formar profesionales en diversas y múltiples áreas técnicas, humanistas y científicas, se obtienen otros resultados, entre los que puede mencionarse: mejoras en el desempeño de otros ciclos educativos, mejoras distributivas relacionadas con las posibilidades de alcanzar una mayor movilidad social, metas relacionadas con la salud de la población y, por supuesto, objetivos vinculados con las perspectivas de fortalecer la dinámica expansiva de la economía. Nada más, ni nada menos. Estos y otros temas son los que están involucrados en la discusión del Presupuesto Nacional.
La Universidad y los resultados educativos en educación media
Los resultados obtenidos por nuestros estudiantes en las pruebas PISA han dado lugar a intensos debates. Sin entrar en este momento en ellos, ya habrá oportunidad en otra ocasión, nos vamos a detener ahora en lo que se sabe acerca de sus determinantes.
Si bien los efectos de los procesos educativos sobre la población no pueden verse estrictamente como un esquema biológico, queda claro que los resultados de la formación no surgen por generación espontánea. Existen múltiples factores causales, entre los que, sin dudas, juega un papel significativo la educación de los padres. De la información disponible surge que aquellos adolescentes cuyos padres tienen algún año de educación universitaria obtienen mejores resultados en las pruebas PISA. Esto es una buena noticia, ya que en la última década la matrícula universitaria pasó de 81.774 estudiantes en el año 2007 a 139.830 en 2019. Este incremento incidirá en el futuro de forma positiva en los resultados educativos de educación media. Se necesitan dos años para aprender a hablar, muchos más para aprender a callar.
Existe otra vía por la que la UDELAR se vincula con otros ciclos educativos. Parte de los docentes de educación secundaria y técnica que no tienen título de formación docente tienen título universitario. Según la Encuesta Nacional Docente realizada en 2015 estos docentes representaban el 19% en secundaría pública, el 27% en el caso de secundaria privada y el 32% en educación técnica. A esto podría sumarse a los profesores de educación media y técnica que se encuentran cursando estudios universitarios. Si te atreves a enseñar, no dejes de aprender.
La Universidad y la distribución de ingresos y de oportunidades
En Uruguay el 1% más rico de la población acumula aproximadamente el 12% de los ingresos y el 24% de la riqueza del país. La forma en que se distribuye el ingreso y la riqueza en una sociedad no es, nuevamente, el resultado de un proceso de generación espontánea. Tampoco es producto del azar. A veces se confunde azar con el desconocimiento de los mecanismos causales. Por ejemplo, las herencias y las donaciones entre personas vivas explican parte de la concentración de la riqueza. La posesión de riqueza hace que las personas sean económicamente menos vulnerables y explica una parte, para nada despreciable, de la distribución del ingreso.
La educación permite incrementar los ingresos de los hogares más pobres. Cada año adicional de educación genera en promedio un incremento salarial de entre el 5% y el 10%. Una persona con secundaria completa, tiene en Uruguay un salario 43% superior en promedio, al de una persona que tiene solamente primaria completa. En el caso de la educación terciaria el diferencial es 99% (1). Esto hace que la educación sea un mecanismo de movilidad social.
En oportunidades se objeta este argumento. El cuestionamiento se basa en que de los análisis del nivel socioeconómico de los hogares a los que pertenecen los estudiantes universitarios surge que se encuentran mayoritariamente en los estratos de mayores ingresos de la población.
No obstante, esta línea argumental padece de un problema relacionado con la existencia de la denominada variable de confusión. Al analizar la relación entre dos variables, es necesario asegurarse que no exista un factor no considerado que afecte la relación que se pretende estudiar. En este caso, la variable de confusión son los retornos de la educación universitaria. El diferencial salarial que genera la educación incide en el nivel socioeconómico de los hogares. Dicho de otra manera, el ordenamiento de los hogares según su ingreso promedio, de no incluir entre los ingresos del hogar los retornos derivados de la formación universitaria, sería diferente.
Entre las principales herramientas para limitar la tendencia a la concentración de la riqueza se encuentran la aplicación de un impuesto a las herencias y facilitar el acceso a la tenencia de activos a las personas de menores ingresos. En esto último la educación tiene un papel importante a jugar.
La Universidad y la salud de los uruguayos
El estado de salud de una comunidad depende de varios factores, entre los que se encuentran los servicios asistenciales disponibles. La casi totalidad del personal de la salud de nuestro país se forma en la UDELAR. Además, el Hospital de Clínicas, al que se destina aproximadamente el 20% del presupuesto universitario, desarrolla actividades de asistencia directa a la población. Realiza, entre otras actividades, 200.000 consultas, 5.000 cirugías, y otorga 8.000 altas hospitalarias al año. Esta producción representa entre el 5% y el 10% de la producción asistencial total de ASSE.
Una de las características distintivas del gasto en salud a nivel planetario, y Uruguay no es una excepción, es su tendencia a crecer con el paso del tiempo. Esto se debe entre otros factores al envejecimiento de la población, a la intensidad con la se incorporan innovaciones tecnológicas en el sector salud y a la denominada enfermedad de costos que afecta a los sectores intensivos en el uso de recursos humanos. Dado el impacto que la salud tiene en la calidad de vida, se encuentra en el segundo escalón en la escala de necesidades de Maslow, esta tendencia debería tenerse en cuenta al definir las prioridades en la asignación de recursos presupuestales.
La Universidad y la economía
Las medidas de aislamiento para enlentecer la velocidad de propagación de la pandemia impactan negativamente en la economía. Cuanto menos exigente es el aislamiento, menor será su impacto negativo. A veces menos es más. Con la aparición del coronavirus el aporte generalmente silencioso de los científicos se hizo particularmente visible. Incrementar la capacidad para la realización de test constituía un factor clave para poder monitorear de manera adecuada la flexibilización de los protocolos de aislamiento. Es bien conocido el aporte de la UDELAR en esta materia. Lo mismo puede decirse acerca del asesoramiento para el manejo de la pandemia, llevado adelante por el grupo de universitarios que integran el Grupo Asesor Científico Honorario.
El pasado también existe y es bueno tenerlo en cuenta. En los años ochenta del siglo XIX el médico epidemiólogo uruguayo Federico Susviela Guarch (1851-1928) "desarrolló su faceta de divulgador científico con artículos sobre el bacilo de la tuberculosis y el uso de la cocaína como anestésico en cirugías oculares. Sin embargo, su mayor reconocimiento internacional provino de su dedicación a la contención del cólera. En febrero de 1893, The New York Herald le realizó una entrevista, que por entonces trabajaba en la contención del cólera en el Eppendorf Hospital. Consultado sobre las posibilidades de un nuevo brote epidémico, el epidemiólogo uruguayo respondió que nos podemos preparar para la guerra más fácilmente que para una epidemia". Vale la pena leer su historia (2).
El vínculo entre la ciencia y la economía es en la actualidad estrecho. También lo ha sido en el pasado. La historia aporta infinidad de ejemplos. En 1854 Louis Pasteur fue nombrado decano dela Facultad de Ciencias en la Universidad de Lille. Debido a sus logros como microbiólogo un grupo de empresarios de la industria del vino impulsados por Napoleón III, le encomendaron desarrollar un método que evitara que los vinos se avinagraran y así evitar pérdidas económicas. Pasteur demostró que los vinos no se descomponían siguiendo las leyes del azar, tampoco por generación espontánea, sino por la presencia de microorganismos que intervenían en el proceso de fermentación. Más precisamente, descubrió que participan dos organismos vivos, una levadura que transforma la glucosa en alcohol y una bacteria que transforma el alcohol en vinagre.
Propuso entonces como solución llevar el vino a 55 grados durante un breve tiempo para eliminar las bacterias. Tras varios experimentos comprobó que los vinos sometidos al proceso bautizado como "pasteurización" se conservaban en buen estado. El vino es la única obra de arte que se puede beber. Posteriormente, los cerveceros le solicitaron una solución similar.
Más allá de lo anecdótico sobre cómo surgió el proceso la pasteurización, el ejemplo sirve para poner en evidencia un hecho relevante que se destaca en la teoría del crecimiento económico, la importancia que tiene el aporte de la ciencia y la innovación tecnológica en el desempeño de largo plazo de las economías. En los primeros modelos económicos que analizaban el crecimiento económico, la innovación tecnológica aparecía como factor decisivo. No obstante, no se explicaba su origen, caía como maná del cielo, es decir, parecía que surgía por generación espontánea. Creo que no es necesario fundamentar el vínculo que existe entre los procesos de innovación y su incorporación a los procesos productivos en el caso de la actividad universitaria. No necesito que sea fácil, me alcanza con que sea posible.
El aumento de la matrícula de educación superior está inmerso en lo que algunos denominan sociedad del conocimiento. La educación, en general, y la universitaria, en particular, no se asemeja, como algunos parecen creer, con procesos productivos como los reflejados en la película "Tiempos Modernos" de Charles Chaplin. La evolución del conocimiento requiere desarrollar nuevas áreas, reinventar las existentes e incorporar nuevos enfoques interdisciplinarios.
En síntesis, es necesario diversificar la oferta educativa y como consecuencia se requiere que la inversión en educación no se determine exclusivamente a partir de la cantidad de estudiantes matriculados o de la cantidad de egresados. No es aplicable el modelo de producción fordista a la actividad universitaria. Por el contrario, como dijo Keynes en 1930, "estamos siendo afligidos por una nueva enfermedad, de la cual algunos tal vez no han escuchado el nombre, pero de la cual escucharán a gran escala en los años por venir, desempleo tecnológico". La educación es una buena medicina para esa enfermedad.
El presidente refiriéndose al proyecto de Presupuesto Nacional expresó que la Universidad debe optar. Es fácil decidir cuándo se trata de elegir entre el bien y el mal. En cambio, es difícil cuando hay que optar entre un bien y otro bien. ¿Qué elegir?, ¿qué sacrificar? Supongo que la misma disyuntiva tuvieron quienes viajaron en el arca de Noé al elegir que llevar. O la que enfrenta un jugador de ajedrez, ¿sacrifico el caballo o el alfil?, ¿qué áreas del conocimiento sacrificar?, ¿se opta por la investigación o por la docencia? ...
Igual dificultad se presentaría en caso de tener que elegir entre dos males. Por ejemplo, Gustavo Franco, ex presidente del Banco Central de Brasil (1997-1999), afirmó que el objetivo de su programa era "deshacer cuarenta años de estupidez" y que la única opción pasaba por "ser neoliberal o neoidiota" (3). Un pesimista es una persona que cuando tiene que elegir entre dos males elige ambos. Afortunadamente, me considero una persona optimista.
El Presidente de la República, también, expresó refiriéndose al presupuesto universitario: "se va a gastar menos porque hay menos plata (...) no es un capricho, es una necesidad". No obstante, de las proyecciones presentadas por el MEF en el proyecto de Presupuesto Nacional surge que los ingresos públicos crecerían significativamente en los próximos años. Por tanto, no habría que decir que hay menos plata, se debería decir que hay menos plata para destinar a la educación, porque para el incremento esperado de los ingresos públicos se definieron otros destinos. El destino se ríe de las probabilidades.
Queda entonces esperar lo que pueda surgir de posibles reasignaciones presupuestales, acomodando una frazada que resulta corta. Parecería que ese es el camino que se está recorriendo. Cabe también otra posibilidad, la del envío de un mensaje complementario por parte del Poder Ejecutivo, el que permitiría tener una frazada un poco más larga. La vida es corta para el desgraciado y larga para el afortunado.
No obstante, no tengo expectativas de que el país cuente en el corto plazo con una frazada más grande que sea capaz de abrigar adecuadamente el futuro. Quizás, porque es mejor verse sorprendido que decepcionado. Quizás, porque como queda de manifiesto en el proyecto de presupuesto y en reiteradas declaraciones de los responsables de la política económica, la prioridad es reducir el déficit fiscal y la inflación. Parecería que logrando esos objetivos, se produciría por generación espontánea, mayor empleo, aumentaría el ingreso de los hogares, se reduciría la desigualdad, en otras palabras, mejoraría la calidad de vida de la población. Mi mayor ilusión es poder seguir teniendo ilusiones.
Aún quedan cosas por decir, seguiré intentando atrapar las palabras que digan lo demás.
Carlos Grau Pérez es Economista, Investigador del CINVE. Master en Economía por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica
(1) https://www.entenderlaeconomiauy.org/capitulos, Capítulo 10
(3) Ha-Joon Chang (2008). ¿Qué fue del buen samaritano? Naciones ricas, políticas pobres.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias