Los cantos de sirena que no encantaron a nadie
Carlos Santiago
08.07.2014
Las sorpresivas definiciones electorales que armaron a la postre algunas de las candidaturas que presentarán los distintos partidos en el próximo octubre fueron definiciones de la gente que sorprendieron a más de uno.
El Frente Amplio (FA), por ejemplo determinó por el sorpresivo ascenso electoral de Raúl Sendic, un candidato que no proviene de la militancia consecuente en ningún sector histórico, sino que es el resultado de una propuesta personal que fue apoyada por una mayoría relativa de frenteamplistas. Sorpresa, claro está, del sorpresivo y no evaluado avance de Sendic dentro de la interna izquierdista, cuya actuación en los últimos años fue eminentemente burocrática, al frente de la empresa pública (ANCAP),a la postre, la mayormente deficitaria.
Tampoco fue pre anunciado el triunfo de Luis Lacalle Pou sobre Jorge Larrañaga en el Partido Nacional (PN) que posibilitó la confección de una fórmula inversa a la prevista. Las dos definiciones demostraron las deficiencias predictivas de las empresas encuestadoras qué en base a una estandarizada compulsa de alrededor de mil personas, avanzaron en predicciones que pocas veces se confirman, con aires, sus informantes, de esclarecidas pitonisas, adelantando resultados electorales que, tuvieron la tendencia de alejarse en casi todos los casos de lo que ocurriera posteriormente en la realidad.
Durante los días previos a la compulsa electoral interna los voceros de las encuestadoras pusieron en funcionamiento su febril imaginación, trasladado a la opinión pública definiciones expresadas con seguridad asfixiante, mostrando estos analistas y politólogos la inutilidad de una función que se basa, solamente, en elucubraciones personales que rara vez se cumplen y, menos aún, tienen contacto alguno con la realidad. Se proporcionó a la opinión pública diversos análisis y comentarios, la mayoría de ellos de carácter insólito que luego de conocidas las cifras de votantes, aparecieron como des norteados, con muy poco que ver con la realidad que se visualizó después al definirse el escrutinio. Más allá de las fallas en las predicciones, en casi todos los casos, faltó una dosis elemental de sentido común. Función que sirve para torcer muchas veces las estrategias electorales de los políticos que tienen dos debilidades evidentes: la de ser crédulos repetidores de estos análisis que, cuando determinan escenarios favorables, les provocan una singular determinación que tiene como corolario un mani rotismo que favorece a estas empresas.
Si nos detenemos a analizar predicciones anteriores advertimos la lamentable situación que ocurre con estos señores que trasmiten una realidad a su gusto y medida; cuando pegan en cercanías de la realidad, eso les sirve para publicitar la cercanía a la realidad, como un éxito de la aplicación de una metodología de medición de las tendencias de la opinión en base a métodos en algunos casos discutibles y en otros casos producto de una falta de seriedad con ribetes escandalosos.
De las sorpresivas definiciones electorales que sirvieron para armar las candidaturas que presentarán distintos partidos en el próximo octubre, quizás la menos esperada fue la del Frente Amplio (FA), que sorprendió a muchos ya que uno de sus candidatos no proviene de la militancia en ningún sector histórico, sino que es el resultado de una propuesta personal que fue apoyada por una relativa mayoría de frenteamplistas. Una sorpresa producto del no previsto avance electoral de Raúl Sendic dentro de la interna izquierdista. Tampoco fue estimado el triunfo de Luis Lacalle Pou sobre Jorge Larrañaga en el Partido Nacional (PN) que a la postre posibilitó una fórmula inversa a la prevista. Las dos definiciones mostraron la realidad de la dramática deficiencia predictiva de las empresas encuestadoras qué en base a una estandarizada compulsa de alrededor de mil personas, avanzan en predicciones que pocas veces se confirman, con aires algunos de verdaderos videntes, adelantando resultados electorales que, tuvieron en esta oportunidad la característica, de alejarse de lo que ocurre posteriormente en la realidad..
Especialmente durante los días previos a la compulsa electoral interna los voceros de las encuestadoras pusieron en funcionamiento una febril imaginación, trasladado a la opinión pública definiciones, mostrando estos analistas y politólogos la inutilidad de una función que se basa, solamente, en predicciones que rara vez se cumplen y, que menos aún, tienen algún contacto con la realidad. Se proporcionaron a la opinión pública varios análisis y comentarios, la mayoría de ellos insólitos que luego de conocidas las cifras de votantes, aparecen como claramente des norteados, sin mucho que ver con la realidad que se delineó s al concretarse el resultado del escrutinio. Más allá de las fallas en las predicciones, en casi todos los casos, faltó una dosis elemental de sentido común.
Veremos que ocurre ahora para que las distintas propuestas políticas puedan consagrar a un gobierno, de mayorías parlamentarias o no, que deberá lidiar en tiempos de complicados, ya que la economía del mundo cambiante, modifica la avidez de los mercados, cambia las apetencias por las materias primas y hace que los ingresos en los países se distorsionen y afecten los estándares de vida de la población.
Las predicciones electorales fueron desafinados cantos de sirena qué no encantaron a nadie.
Carlos Santiago
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias