La mayor de las incertidumbres: el pronóstico de un paciente

Carlos Vivas; Homero Bagnulo

24.10.2018

Habitualmente lo que más preocupa a un paciente y a su entorno cercano, es el pronóstico de la enfermedad que sufre.  Desea conocer cuando remitirán los síntomas que presenta, si la enfermedad que lo aqueja compromete su vida, si esta puede mejorar o curarse definitivamente con el tratamiento que se le propone o, si por el contrario, devendrá en una enfermedad crónica que compromete su vida y la calidad de ésta en el tiempo restante que le quede.

Por supuesto que le interesará conocer el diagnóstico probable o definitivo y los tratamientos que recibirá, pero en última instancia el mayor interés está dado por su situación a futuro, por lo que requerirá del equipo tratante un pronóstico lo más exacto posible.

Y para responder esta interrogante el equipo debe habitualmente "bailar con la más fea" ya que es en este tipo de situaciones donde la incertidumbre de la medicina a la que ya hemos aludido en anteriores columnas, presenta las mayores dificultades. Las herramientas que disponemos para responder se refieren a series de pacientes más o menos extensas, con afecciones similares a la de la persona que tenemos delante. Pero esto no quiere decir que justamente ese paciente se comporte como la media de las series en cuestión. Para cada paciente individual no podemos predecir qué le va a pasar, ya que dependerá de muy variados factores entre los cuales puede haber algunos que no conozcamos.

Analizaremos algunos de estos factores que determinan la incertidumbre al realizar el pronóstico de "este" paciente que nos está interpelando:

1-     La respuesta al tratamiento que se le realizará. Ésta puede variar y es necesario aguardar un lapso para poder evaluar la respuesta individual, reconociendo que frente a una misma medicación y tratándose de similar enfermedad pueden haber respuestas muy variables, cuyas razones no son del caso profundizar. Pero más aún, surgen nuevos tratamientos para los cuales no ha trascurrido un tiempo suficiente para conocer las respuestas favorables ni los efectos adversos; nos faltan datos históricos que permitan pronosticar la evolución última de los nuevos tratamientos.

2-     A punto de partida de la epidemia del VIH- SIDA se reconoció la existencia infrecuente pero muy bien documentada de pacientes que evolucionaban años sin progresar en su afección. Posteriormente esto se ha documentado también en varias enfermedades y ha sido recogido ampliamente tanto en los medios de información como en las redes, despertando esperanzas que difícilmente se concreten a nivel de la población, aunque para un paciente individual puede elevar sus expectativas de éxito sin fundamento alguno.

3-     Hay posiblemente características genéticas que determinan una mejor evolución de algunos pacientes frente a determinadas enfermedades, así como mejores respuestas de algunos pacientes que otros, ante determinados fármacos. Se han reportado grandes avances a este respecto en diferentes situaciones.

4-     También es necesario reconocer que hay afecciones como por ejemplo "La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica" en la que los pronósticos son sumamente arriesgados, ya que   pacientes con similares parámetros funcionales acaban presentando sobrevidas muy disímiles. Mientras que por el contrario hay cuadros clínicos (como en varias enfermedades infecciosas agudas) donde los pronósticos son más fácilmente predecibles.

Explicarle a los pacientes y a su entorno familiar sus posibilidades futuras presenta dificultades que solo pueden atenuarse tomándose el tiempo necesario para establecer una muy buena comunicación y ganarse su confianza sin pretender trasmitir que tenemos todas las respuestas. Las conversaciones sobre pronósticos de las enfermedades y las posibles respuestas a los tratamientos deberán ser reiteradas durante el proceso de la enfermedad. Se trata de una situación dinámica por lo que es imprescindible aclarar que se necesita de un seguimiento antes de poder dar respuestas más definitivas. Por otra parte, la comprensión de la situación varía significativamente entre los pacientes. Algunos datos de mucho interés han sido estudiados en pacientes ingresados en medicina intensiva, en pacientes portadores de enfermedades oncológicas y en cardiópatas. Se ha demostrado que los médicos intensivistas predicen mejor los pronósticos de lo que correspondería a una distribución al azar. Esta predicción mejora cuando hay acuerdo dentro de un equipo integrado por dos médicos y una licenciada en enfermería.

También se ha demostrado que los médicos en varias especialidades son más pesimistas en cuanto a la expectativa de vida a corto plazo que lo que la evolución de la enfermedad finalmente nos muestra. Se ha visto que generalmente el equipo actuante es mejor predictor que varios de los índices pronósticos que habitualmente se utilizan. Por el contrario los familiares habitualmente son demasiado optimistas en cuanto a la posible sobrevida de los pacientes. Además les cuesta entender que una pobre calidad de vida previo a la enfermedad actual, es ya de por sí un importante predictor de una mala evolución.

Para complicar más aún la situación, en estos últimos años se ha observado que algunas enfermedades han mejorado sus pronósticos en cuanto a sobrevida, sin que se pueda demostrar fehacientemente su vinculación a alguna nueva opción de tratamiento. Se especula con que estas mejorías en los resultados pudieren estar vinculados a una mejor calidad del cuidado, ya sea por una mejor atención de enfermería, un mejor control de infecciones hospitalarias y por la prevención  de intercurrencias, como lesiones de apoyo  u otras.

Hemos buscado trasmitir las dificultades que los equipos asistenciales enfrentan ante las razonables solicitudes de los pacientes y sus familias de conocer el pronóstico de la afección que los aqueja. Hay demasiadas variables en juego como para poder trasmitir certezas, por lo que habitualmente solo podemos trasmitir porcentajes aproximados. Un diálogo mantenido en el tiempo y con una elevada dosis de confianza entre las partes, permitirá una aproximación paulatina a un pronóstico más certero.

 

Homero Bagnulo y Carlos Vivas
2018-10-24T07:05:00

Dres. Homero Bagnulo; Carlos Vivas