Barreras para una comunicación franca paciente-médico

Carlos Vivas; Homero Bagnulo

28.12.2018

Para que se cumplan los objetivos esenciales de una consulta médica es imprescindible que los pacientes revelen a sus clínicos tratantes sus síntomas, sus conductas en relación al  cuidado de su salud y también sus sentimientos, de manera que las recomendaciones que éste realice se apoyen en  un conocimiento sustentado en la verdad.

Pese a la importancia de contar con una  información certera, hay un convencimiento entre los médicos que los pacientes frecuentemente no dicen la verdad. Por tanto, entre  los médicos se recomienda duplicar los dichos de los pacientes en relación a la ingesta de calorías y de alcohol y dividir al medio la cantidad de ejercicio que estos realizan. Existe un convencimiento entre los médicos que los pacientes frecuentemente ocultan información valiosa.

Por lo que resulta del mayor interés el artículo recientemente publicado por A.Levy; A .Scheres y demás autores en el  JAMA  Network Open del 30 de noviembre, 2018. Dichos autores exploran mediante  2 encuestas distintas si  las comunicaciones que los pacientes realizan en las consultas son verdaderas o si evitan decir algunos elementos o situaciones relevantes. Dichas encuestas fueron realizadas entre el 16 y el 30 de marzo del 2015 a través de páginas web en pacientes mayores de 18 años. Se obtuvieron en total 4510 respuestas de personas que en algún momento habían consultado médico.  El 23% reconocieron ser portadores de alguna enfermedad crónica, mientras que el resto consideró que su estado de salud era bueno, muy bueno o excelente.  Se  preguntó a los participantes si "alguna vez han evitado decirle la verdad a   su referente sanitario" (se incluyó médicos y nurses). Más específicamente, se le preguntó: 1- Si no habían entendido las instrucciones que se le habían brindado. 2- Si estuvieron en desacuerdo con las recomendaciones que recibieron. 3- Si no realizaban ejercicio en forma regular. 4- Si mantenían una dieta con consumos no recomendados. 5- Si omitían deliberadamente mencionar alguna medicación que estaban  tomando. 6- Si no tomaban alguna medicación que  le habían indicado. 7- Si tomaban medicación que  alguna otra persona le había sugerido.

Tanto en la primera  encuesta (81%) como en la segunda (61%) una franca mayoría de pacientes reconoció haber evitado decirle a su médico algún tipo de información relacionada con las 7 preguntas ya  descritas.  Los mayores porcentajes de situaciones  en que no se brindó la información solicitada se vincularon a desacuerdos con recomendaciones que  el médico realizó (46%); cuando el paciente no entendió en forma  adecuada las instrucciones que se le brindaran (32%);  cuando mantenía una dieta  no apropiada a su condición (25%); no tomaba la medicación tal como había sido prescripta (23%); no realizaba ejercicio (22%); tomaba  alguna medicación que deliberadamente no mencionaba (16%). 

Como vemos, los ítems en los que se registraron las mayores fallas se vinculan claramente a  fallos en la comunicación en el binomio paciente-médico. Estar en desacuerdo con la recomendación que un  médico realizó pero no manifestarlo, lleva implícito que no se cumplirá con lo indicado. Lo mismo sucede cuando las instrucciones no se realizan con la necesaria calidad.

 Las 5 razones más comúnmente reconocidas por  aquellos  participantes que no brindaban información fueron:

1-     No querían ser juzgados por su médico tratante, o  no querían  recibir un discurso sobre el punto. (82%)

2-     No querían oír cuan dañina podía ser su conducta. (76%)

3-     Se avergonzaban de ciertas conductas. (61%)

4-     No deseaban que su médico pensara que eran un "paciente difícil". (51%)

5-     No querían  ocupar demasiado tiempo de consulta. (45%)

Las mujeres, los más jóvenes o aquellos que se autocalificaban como en peor estado de salud, o con una enfermedad crónica, eran  con mayor frecuencia quienes había evitado compartir alguno de los tipos de información que se recabaran.  El nivel educacional no se asoció en forma significativa con  las fallas analizadas del relato de los pacientes.

Esta publicación nos muestra que muchos pacientes no revelan  información importante a los clínicos en algunas oportunidades y esto sucede especialmente cuando discrepan con las recomendaciones y cuando no comprenden claramente las instrucciones que les han brindado. También es importante tener en cuenta por parte de los médicos que los pacientes no quieren ser juzgados negativamente y que tampoco quieren con bastante frecuencia conocer cuan dañinas pueden ser ciertas conductas. Los hallazgos confirman que el tratante en oportunidades no recibe alguna información que puede ser relevante para el diagnóstico y las indicaciones de las afecciones que aqueja a su paciente. Más preocupante es conocer que esto sucede con mayor frecuencia en paciente con enfermedades crónicas y en los más enfermos, lo que puede comprometer más aun su cuidado.

 El estudio realizado tiene las limitaciones propias de todas las muestras seleccionadas para estudios online ya que está demostrado que  las respuestas pueden no ser completamente verdaderas y se tiende a responder en alguna forma "socialmente deseable". Sin embargo, en  la opinión de diversos  y muy reconocidos comentaristas el estudio reseñado permite acercarnos a una realidad en el cuidado de la salud, que ha recibido escasa atención. Algunos  comentarios han remarcado que   esta publicación no diferencia entre la mentira deliberada  y un fallo en revelar información, ya que algunos pacientes pueden elegir no querer dar a conocer sus ciertos hábitos de vida o ciertos aspectos de su historia. También se ha cuestionado si la  mayor atención a la pantalla que genera la historia clínica digital, no determina que el paciente experimente cierta dificultad en brindar alguna información que pueda ser sensible, lo que se vincula a la falta del contacto visual. Se debe tener presente que el vertido de datos en la historia electrónica exige que el médico divida su atención entre su paciente y la pantalla, o prefiera registrar los datos cuando el paciente se ha retirado, lo que lo expone a sufrir lapsus.

Cabe preguntarse si estos resultados provenientes de pacientes de EE.UU.  serán similares a los de nuestro medio.  Es posible que si bien pueda haber diferencias en los números y en los porcentajes de las razones invocadas,  los conceptos que se extraen sean de recibo. A favor de ellos están los resultados de una encuesta realizada recientemente a pedido del Colegio Médico del Uruguay en las que se preguntó a los consultados si seguían las indicaciones que les daban sus médicos. El 61% contestó que lo hace siempre, un 22% afirmó que la mayoría de las veces lo hace,  y otro 10% consideró que a veces sí.  Esto nos permite presumir que un porcentaje nada despreciable de pacientes en nuestro medio  incumplen en forma parcial las indicaciones recibidas, tal vez por razones similares a las reseñadas en el  trabajo comentado. Sería de gran utilidad en una próxima encuesta utilizar al menos parcialmente las preguntas  como fueran diseñadas por Levy y col.  para poder comparar situaciones.

Es necesario insistir en el requerimiento de una comunicación lo más abierta y  honesta posible entre pacientes y médicos  a fin de obtener los mayores beneficios del  vínculo asistencial  y evitar daños innecesarios.

Homero Bagnulo y Carlos Vivas
2018-12-28T08:56:00

Dres. Homero Bagnulo; Carlos Vivas