Segundas víctimas provocadas por la ingesta de bebidas alcohólicas

Carlos Vivas; Homero Bagnulo

27.08.2019

Poco se tiene en cuenta que la ingesta de bebidas alcohólicas afecta no solamente a aquellos que las beben, sino también  a sus familias, a personas cercanas y también a quienes accidentalmente se  les crucen en el camino. Esto le acaba costando a los demás tiempo, dinero, daños severos y aún la muerte.

Como es obvio, esto también tiene un elevado costo para la sociedad en su conjunto. En  varios estudios se ha planteado que el costo societario provocado por la ingesta de bebidas alcohólicas, sería más del doble del que se provocan  a si mismos quienes las ingieren, lo que hace  que el  problema  merezca ser considerado como de interés público.  Los bebedores problemáticos, así como sus víctimas, son habitualmente jóvenes. Las mujeres  presentan por lo general el impacto en su familia con repercusiones  financieras. En caso de los hombres, se refiere en diversos estudios que son agredidos por otros hombres alcoholizados  o son dañados  como acompañantes de conductores  alcoholizados. También  estos bebedores es frecuente que estén expuestos a  situaciones violentas por similares que también han bebido, lo que sucede frecuentemente en reuniones sociales, bares, etc.

Sin embargo, hasta el presente escasos estudios se han realizado para cuantificar el problema del daño y los costos provocados a las segundas víctimas. De allí que sean muy oportunos los datos recogidos en un artículo de reciente publicación  cuyo autores son: M.Nayak; D. Patterson; S. Wilsnack: Alcohol´s  Secondhand Harms in the United States: New Data on Prevalence and Risk Factors. J.Stud. Alcohol Drugs 80:273,2019.

Dichos autores recogen datos de adultos mayores de 18 años provenientes de dos encuestas telefónicas realizadas entre abril  2014 a junio 2015. Respondieron a la misma 8.750 personas con una amplia mayoría de mujeres (59%); 26% estaban jubilados, y 25% tenían ingresos por debajo de la línea de pobreza.

Para cuantificar el daño secundario se preguntó  si lo habían sufrido de acuerdo a  5 indicadores específicos, durante el último año. Los mismos eran:

1-     Acoso y / o amenazas

2-     Daño a la propiedad, vandalismo

3-     Agresión física

4-     Daño provocado por accidentes de tránsito

5-     Daño familiar o financiero causado por alguien que había bebido

A quienes respondieron afirmativamente a uno o varios de los ítems anteriores, se le realizó un segundo grupo de preguntas para tipificar quiénes perpetraron los daños y  la frecuencia de los mismos en el pasado año. También se dispuso de datos socio -demográficos como edad, etnia, estado civil, educación, empleo, ingresos  económicos. Se tipificó también  la situación respecto a la ingesta de alcohol de quien respondía la encuesta ( abstemio, bebedor moderado o bebedor intenso). Esto  último se definió para los hombres si habían tomado  5 o más tragos algún día del último mes; para las mujeres 4 o más tragos en iguales condiciones.

Los resultados mostraron que una de cada 5 mujeres adultas (21%)  y casi uno  de cada 4 hombres adultos (23%) eran segundas víctimas  provocadas por la ingesta de alcohol de otras personas. Esto implica que  para la población de EE.UU. que es de donde provienen los datos, 53 millones de adultos  presentaron algún tipo de daño por alguna persona que ingería alcohol.

El daño más prevalente fue el acoso  y  las  amenazas (16%; tanto hombres como mujeres). 

El vandalismo y/o daños a la propiedad se presentó en un 4.2% de las mujeres y en un 6% de los hombres. La agresión física  fue relatada por un 3.2% de las mujeres y un 4.7% de los hombres. Lesiones  vinculadas  a la conducción por un 5.5% de la mujeres y 7% de los hombres. Y por último daño financiero a la familia por un 5.6% de las mujeres y 2.8% de los hombres.  Como vemos, las mujeres relataron sufrir  pérdidas financieras familiares que duplicaron a las de los hombres, mientras que éstos relataron mayores agresiones físicas por parte de alguien que había estado bebiendo. Otros datos que nos parecen de interés  es que los menores de 25 años fueron más frecuentemente segundas víctimas, lo mismo sucede con los solteros. Las mujeres comunicaron con mucha mayor frecuencia la agresión por parte de  esposo , concubino o ex concubino, mientras que los  hombres  relatan ser agredidos por personas que no conocen.

Si quien respondía a la encuesta  era a su vez también un bebedor intenso, se incrementaba el riesgo de daño por cualquiera de los subtipos clasificados anteriormente, pero muy especialmente  en lo relativo al daño vinculado a la conducción vehicular.  Se comprobó 12 veces mayor  frecuencia de daño cuando tanto quien respondía la encuesta (acompañante) como el conductor estaban alcoholizados, comparándolo con la situación en que el acompañante no relataba ingesta alcohólica.

Otro dato destacado es que si las mujeres también eran bebedoras intensas tenían 7 veces mayor riesgo de ser agredidas físicamente comparándolas con las mujeres que se abstienen. Tener un bebedor intenso en el hogar se asoció  entre 4 y 16 veces mayor posibilidad de daño, comparándolo con aquellas situaciones en que el bebedor era ajeno a la familia.

Durante los últimos 15 años los ministros de salud de los países integrantes de la Comunidad Europea se reunieron periódicamente para analizar sus respectivas estrategias para enfrentar problemas de la salud pública. Es preocupante el caso que debió enfrentar Finlandia, lo que refleja la influencia negativa de algunas políticas arancelarias sobre la salud. Teniendo en cuenta los rasgos culturales de su población Finlandia siempre tuvo una actitud firme frente al consumo exagerado de alcohol. No solo por ser el Estado el único agente autorizado para su venta, sino a través de barreras arancelarias. Sin embargo, la integración con los países exportadores de alcohol tuvo como consecuencia no deseada la desaparición de las barreras a la importación de bebidas alcohólicas. El fácil acceso de la población de estos productos rápidamente se reflejó en un marcado aumento de la violencia doméstica así como de la siniestralidad vial.

Los datos de este estudio así como el caso de Finlandia nos aportan la justificación para desarrollar políticas  públicas que permitan  controlar el consumo de alcohol. Es necesario educar a la población sobre el problema  y legislar para reducir dicho consumo. Como muestra la publicación reseñada, en EE.UU. uno de cada 5 adultos experimentará al menos  un tipo de daño causado por la ingesta de alcohol de otra persona. Los jóvenes están más expuestos a ser víctimas secundarias y la  agresión física por parte de aquellos  que han bebido, es  especialmente relevante. Es muy  recomendable que se realice una encuesta documentando cual es la situación en nuestro medio, pero muy posiblemente los datos no sean muy distintos de los hallados en este estudio.

Homero Bagnulo y Carlos Vivas
2019-08-27T07:13:00

Dres. Homero Bagnulo; Carlos Vivas