ONCOPLUTOCRACIA: Cuando sobrevivir al cáncer depende de su código postal
Carlos Vivas y Homero Bagnulo
26.02.2018
Aunque los resultados en la lucha contra el cáncer muestran avances, es claro que los beneficios están concentrados en los países más ricos. Así, mientras la sobrevida del cáncer de mama a los cinco años alcanza en EE UU el 90%, en India apenas llega al 66%; y en Finlandia, el 95% de los niños diagnosticados de leucemia linfoblástica aguda siguen vivos a los cinco años, mientras que en Ecuador solo sobrevive el 49,8%.
"Hay que acabar con la oncoplutocracia, en la que los progresos en la lucha contra el cáncer solo benefician a los países y a los pacientes ricos", exigió el oncólogo Richard Sullivan, del King's College de Londres, en The Lancet. Las supervivencias más altas se registran en EE UU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y en los países nórdicos (Escandinavia + Islandia).
"Podemos utilizar el neologismo oncoplutocracia, creado por el profesor Sullivan, para resumir la idea de que los pacientes ricos tienen un mejor pronóstico y que las diferencias en el resultado de un cáncer son cada vez mayores, como también lo son las diferencias en los ingresos económicos, tanto entre unos países y otros, como entre unos ciudadanos y otros del mismo país", denunció la epidemióloga Claudia Allemani, profesora de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y autora principal del estudio CONCORD-3. "Las disparidades en la supervivencia del cáncer entre diferentes grupos de población también existen dentro de los países ricos, por ejemplo entre personas blancas y negras en EE UU", agregó.
CONCORD-3 es el estudio más grande que se ha publicado respecto a la sobrevida a largo plazo de pacientes con cáncer. En él se informa la sobrevida alcanzada por 37 millones de pacientes afectados por un cáncer luego de 15 años de seguimiento (2000-2014). Los datos provienen de 320 registros de cáncer de 71 países que representan al 67% de la población mundial. La muestra se compone de pacientes afectados por al menos 1 de los 18 tipos de cáncer más frecuentes en niños y adultos, y que en conjunto constituyen el 75% de los cánceres diagnosticados anualmente en todo el mundo.
La publicación del CONCORD-3 fue muy comentada en la prensa, tanto por periodistas, como por médicos y por responsables de las políticas sanitarias de varios sistemas nacionales de salud. En esos comentarios es posible identificar diferentes visiones respecto a la mejor estrategia para aplicar los recursos económicos. Para unos el tema está centrado en desarrollar de forma intensiva centros de radioterapia y en asegurar un mejor acceso a los medicamentos muy costosos. Sin embargo, el estudio CONCORD-3 es muy importante porque por primera vez pone en evidencia que si bien el código postal importa, este efecto no se limita al porcentaje del PIB que se asigna la inversión sanitaria, sino que igual o mayor importancia tiene el diseño del modelo sanitario incluso cuando se compara entre países que aplican un mismo porcentaje del PIB para la salud. Otra aspecto que hace la diferencia es la capacidad de los gestores del sistema sanitario para coordinar de forma integral el tratamiento y el seguimiento a largo plazo de pacientes con cáncer. No es casualidad que los países que obtienen las mejores cifras de sobrevida no solo cuentan con acceso a Cirugía, Radioterapia y Quimioterapia, sino que además han desarrollado un correcto registro del cáncer, tienen la estructura requerida para poder ofrecer un tratamiento interdisciplinario, y son los que tienen mayor inversión en la investigación, en medidas de promoción de la salud, en la prevención de la enfermedad y una mayor capacidad para ofrecer programas de seguimiento a largo plazo.
Aunque es indubable el beneficio del aporte de la industria del medicamento, no se puede negar que el precio de algunos productos vuelve dificilmente sostenible su aplicación a escala poblacional. Así, la primera terapia génica contra el cáncer aprobada en EE UU, desarrollada por la farmacéutica Novartis contra un tipo de leucemia, cuesta unos 400.000 euros por paciente. "Estos márgenes de beneficio que obtienen las farmacéuticas no son sostenibles en ningún lugar del mundo y es necesario abrir un debate sobre cuál es un precio justo de los medicamentos", comentó el Dr. Josep Tabernero, nuevo presidente de la Sociedad Europea de Oncología Clínica (ESMO, en inglés).
Mejorar la equidad en el acceso a los tratamientos innovadores en Oncología es una línea de trabajo estratégica que se trazó la ESMO para los próximos años. Para ello creó dos grupos de trabajo, uno para ver la magnitud del beneficio clínico de los tratamientos y otro para favorecer el acceso a los tratamientos, no solo los más caros, sino también los esenciales, que tienen un menor costo pero con los que hay problemas de desabastecimiento en todos los países. Respecto a los medicamentos innovadores (medicamentos que resultan de un proceso de investigación que están protegidos por una patente y que son fabricados exclusivamente por el laboratorio farmacéutico que los desarrolló) la ESMO ha trabajado para favorecer una discusión abierta con los actores para obtener un precio más razonable del medicamento y así favorecer modelos de reembolso que estén basados en el valor de los medicamentos. Esta estrategia denominada pago por resultado, procura que independientemente del costo de la investigación y de la producción que tenga el medicamento, lo que al final pague el sistema público de salud deberá estar relacionado con el beneficio brindado al paciente.
"Eliminar el tabaco, limitar el consumo de alcohol, combatir la obesidad, tener una dieta pobre en alimentos procesados, en grasas y en carne roja y rica en fibra, hacer ejercicio y protegernos de la exposición al sol. Con estos siete cambios en nuestros hábitos podemos reducir la incidencia del cáncer", afirma Tabernero. Además de estas medidas de bajo costo y alto impacto es necesario disminuir la contaminación e impulsar los programas nacionales de vacunación y los de screening con beneficios avalados por evidencias (cáncer colorectal y cáncer de cuello de útero). Aunque estas tres propuestas requieren de decisiones políticas e inversión económica, son también medidas factibles. Hasta el 40% de los casos que se diagnostican están relacionados con hábitos de vida poco saludables. Agrega el Dr. Tabernero que "mucha gente no sabe, por ejemplo, que la obesidad es responsable de uno de cada veinte tumores, que más del 90% de las 28.000 muertes anuales por cáncer de pulmón se deben al tabaco y que el alcohol está detrás del 12% de las muertes, especialmente por cáncer de hígado."
Tal vez el mejor ejemplo de que contar con más dinero no actúa solo a través de un mejor acceso a los tratamientos más costosos y que, por tanto, no puede explicar por si solo la mayor sobrevida en pacientes con cáncer, es el caso de las diferencias entre Dinamarca y el resto de los países nórdicos. El programa común de estadísticas en cancer que tienen estos países (NORDCAN) es el más viejo del mundo y desde la década de los años 60 se ha comprobado un menor desempeño para Dinamarca. Estudios epidemiológicos demostraron que en este país la tasa de tabaquismo y alcoholismo son notoriamente mayores al resto de los países de referencia. Pero además de estos factores, también se comprobaron fallas en el acceso a la consulta y falta de convicción por parte de quienes coordinan las estrategias de promoción y prevención. El impacto de las medidas correctivas que implementó Dinamarca en los últimos 15 años se aprecia en los informes previos de CONCORD 1 y 2, pudiéndose comprobar ahora en el CONCORD-3 que las diferencias con los otros países nórdicos han disminuido significativamente.
El control del cáncer es una de las 17 medidas del programa Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para asegurar una cobertura sanitaria universal. La estrategia para la lucha contra el cáncer es una de las más complejas de obtener, y no solo requiere un buen desempeño en prolongar la sobrevida, sino en disminuir la incidencia, la prevalencia y la mortalidad. Estos cuatro factores son necesarios para juzgar la eficiencia de cada modelo sanitario nacional para el control de los determinantes sociales de la salud que tienen mayor peso en el pronóstico del cáncer.
En nuestra opinión el principal aporte del estudio CONCORD - 3 es que identifica claramente la necesidad de que cada país tenga un adecuado registro de cáncer que permita evaluar los resultados y así orientar el gasto hacia las estatregias más necesarias para cada momento histórico de cada país. No tomar en cuenta esta enseñanza impide una toma de decisiones objetiva, al tiempo que habilita el desvío de los siempre escasos recursos nacionales hacia estrategias fáciles de promocionar, pero poco eficientes y que tienden a profundizar la falta de equidad de la calidad de los cuidados asistenciales de un sistema nacional.
Dres. Homero Bagnulo; Carlos Vivas