China esconde sus números. Stefano Casini

09.08.2025

Ya sabemos que, hoy, cualquier noticia que veamos publicada, debe ser tomada con pinzas y que las estadísticas y los números reales de cada país, pueden ser manipulados “a piacere”, o, directamente, no comunicarse.

 

Recordamos casos extraordinarios, como Guillermo Moreno con el INDEC argentino, que manejaba a su antojo cualquier número sobre inflación, riesgo país, desocupación etc.

Los institutos de estadísticas usan una combinación metodológica para recopilar, analizar y publicar datos oficiales, basándose en principios de calidad, transparencia, competitividad y eficiencia. Incluyen encuestas, registros administrativos, y análisis de datos mixtos, hoy ayudados por BIGDATA e IA. La colaboración internacional, junto a la adopción de estándares comunes son indispensables para garantizar la confiabilidad de las estadísticas.  Todo esto en la teoría, pero, en la práctica, es todo distinto. En los últimos años escuchamos palabras como  las Pruebas PISA, una evaluación mundial que aplica la OCDE, para medir el rendimiento de estudiantes de 15 años en lectura, matemáticas y ciencias, en vista de sus vidas adultas, para generar capacidad de aplicación de sus conocimientos en situaciones reales. 

El índice de Gini es una medida estadística que se usa para cuantificar la desigualdad en la distribución de ingresos. Varía entre 0 y 1, donde 0 representa la perfecta igualdad teniendo, cada ciudadano, las mismas oportunidades de ingreso y 1,  la perfecta desigualdad, o sea cuando hay una parte muy pequeña que concentra la mayor riqueza. Es calculada entre el área de la curva de Lorenz, que, gráficamente, representa la distribución acumulada de ingresos, dividida por el área total por debajo de la línea de PERFECTA IGUALDAD, sólo para saber de lo que se trata. El trabajo de los institutos de estadística es recolectar datos a través de censos, encuestas, registros administrativos y otros sistemas de información, así generan estadísticas oficiales. Estos datos son analizados por métodos estadísticos para producir indicadores que describan los aspectos de la realidad nacional. Entonces, a través de censos, encuestas directas, registros administrativos, vigilancia epidemiológica, comercio exterior, consumo interno, registros de matrimonio y muchos más elementos, se arma una canasta.  Esta canasta contempla alimentos, vivienda, transporte, salud, educación o tarifas públicas entre otros. Los precios son recolectados de diferentes establecimientos y regiones para obtener un promedio representativo de la evolución de los precios. Es una obligación ética de los institutos internacionales, pero, obviamente, cada país soberano, pone, en esa canasta, lo que se le canta!

Lo más inquietante hoy es que China empezó a no comunicar sus estadísticas. Xi Xinping decidió no autorizar la Oficina Nacional de Estadística a publicar datos. Hace poco más de 1 año, esta oficina había comunicado un dato muy pesado para el bienestar del partido único. Más del 20% de los jóvenes chinos son desocupados. Una conocida economista china osó sostener públicamente que ese número era subestimado y que podía alcanzar el 46%. Nadie sabe dónde hoy está la economista. Esto provocó, que el Jefe Supremo decidiera que ya no se podían publicar datos sobre distintos parámetros, como la  desocupación.. Por ejemplo, los números de la producción e importación de soja, publicados cada año por el Ministerio de Agricultura chino, de golpe desaparecieron.. Desde siempre, los economistas de todo el mundo, creen que son muy poco confiables los números transmitidos por China sobre crecimiento, ventas, PBI, así que trataron de analizar números a través de otros datos, como el consumo de electricidad.....tampoco hay acceso! Para colmo, después del COVID 19, China interrumpió hasta la comunicación del número de cremaciones! Entonces ¿Porqué se esconden datos?  El COVID es un mal recuerdo y, quizás por la demografía, es otro punto débil chino. Lo único que se sabe que hay más gente que muere que la que nace. También en China hay despoblación, pero también desocupación. En pocas palabras, todo esto es parte de una operación de un régimen autoritario que decide sobre lo que el mundo debería saber de él. Quizás, esconder no es sano, porque nadie puede acceder a los datos de la segunda potencia mundial, pero, según lo poco que se sabe, hasta 2024 los datos son a cuentagotas y dudosos. El PBI de China "sería" el segundo mayor del planeta con un total, al 2024 (único dato transmitido oficialmente) de 18.74 trillones de dólares que significan un PBI per capita de USD 13.303, mientras que el de USA es de 29.28 trillones, con un per capita de USD 85.810, casi 8 veces más, una distancia enorme.  Ahora, con todos los líos armados por Trump con las idas y vueltas de los aranceles, desde un supuesto 10% para Australia y Gran Bretaña, pasando por un posible 15% para la UE, hasta llegar a un 50% para Brasil y un 29% para Suiza, lo que debe saberse es que, hace muchas décadas que Estados Unidos aplica al mundo entero aranceles de entre 0 y 18%, dependiendo de país y productos. El mayor enemigo de la economía que representa el 25% del PBI mundial, es el dumping, o sea la forma de proteccionismo que cada país puede aplicar a su export-import. El Banco Central de China, hace más de 30 años, lo aplica en toda su economía. Los préstamos son a muchos años, con muchos años de amnistía y a tasas ridículas de no más del 1%. Para blindarse, este banco, compró la friolera de 1.13 trillones de dólares, siendo el que posee la mayor cantidad de bonos USA del mundo.   Por ahora, la fiesta de los yankees sigue con el e-commerce, dado que, cada ciudadano, puede comprar hasta $800 dólares x día en mercancía en línea desde el exterior sin pagar impuestos ni aranceles adicionales. Sólo si el envío pasa este valor, se aplican aranceles y una entrada formal por Aduana. China, país con régimen único centralizado y economía capitalista, siempre escondió sus estrategias: no se pueden comprar Yuanes, las inversiones extranjeras, luego de ser examinadas por las autoridades, deben cumplir leyes extremadamente estrictas etc., así se mantuvo siempre como una especie de outsider de las normas económicas del mundo y no sólo el occidental.

Stefano Casini es periodista. Empezó en Radio Clarín, su primer noticiero en 1968. Después continuó por L'Eco D'Italia, L'Ora D'Italia, Guía Financiera, suplementos en El País, El Observador, La República, fue 23 años Corresponsal  de RAI, Gente dItalia, 5 años de Radio TV Suiza Internacional y 2 años de CNN.


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2025-08-09T02:37:00

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