Colombia en tiempo de construir. Rúben H. Díaz
13.08.2025
¿La oscuridad es el fin o el principio? Lo peor de Colombia vuelve como otras veces. El asesinato como instrumento político. Como Gaitán y Galán, ahora es a sus treinta y nueve años Uribe Turbay. De vuelta se mata la esperanza. Claro que la lista no se agota allí.
No vale ser mezquino ni parcial, porque también están Pardo Leal, Bernardo Jaramillo, Pizarro León Gómez Y Gómez Hurtado. En Colombia, muy grave, por cierto, es gratis matar a candidatos presidenciales. Nunca se llega hasta el hueso, no solo para penarlos, sino al menos para identificarlos.
En Colombia se mata a la esperanza. Pero la esperanza no muere en Colombia. Una y otra vez, vienen otros que levantan las banderas. Lo primero, parece claro, es prender una vela por los políticos y la política. Que hoy se manifiesta en la familia Turbay. Que dio a ese país el primer Presidente hijo directo de inmigrantes. Cuyo bisnieto, es huérfano de padre con cuatro años. Mientras su antecesor fue huérfano de madre con cinco años.
Colombia tiene si mucho desagradecido. Que no sabe valorar a su patriciado. Porque en medio de tanto infortunio, nunca falto un López, Lleras, Gómez, Santos o Turbay, que volviera a creer y a luchar por sus ideas.
Colombia tiene, como otras veces, que empezar de nuevo. Es un país que siempre, en medio de la tragedia, encuentra espacio para la esperanza y la alegría.
Colombia, en este tiempo, duele decirlo, tiene un nuevo problema. El de la ingratitud. Siempre, de una forma u otra, había respetado a sus Presidentes. En el mismo momento que muere Uribe Turbay, puso preso a Álvaro Uribe. Eso no es bueno para nadie.
Colombia siempre tuvo ex presidentes que se mantuvieron firmes y nunca rehuyeron entenderse cuando fue necesario para lograr el mejor destino del país. Ahora eso no está ocurriendo, y se extraña y necesita. El recuerdo de Sitges, puede servir de ejemplo. Es difícil imaginar agravios y enfrentamientos tan complejos como los que separaron a Lleras y Gómez, sin embargo, el acuerdo se hizo. ¿Por qué no ahora?
Colombia es un país muy católico. Eso no es bueno ni malo en si mismo. Sin embargo, en sus momentos más complejos, no miro a la religión. Fueron sus líderes quienes encontraron soluciones y entendimientos.
Colombia no puede darse el lujo de que hoy tenga un Bolívar que recién a días de su muerte reconozca que su principal equivocación fue no haberse entendido con Santander. ¿Por qué Santos no puede visitar a Uribe en la dignidad de su injusta prisión? ¿Por qué Uribe no podría recibir a Santos para hablar de Colombia? Esta debe ser la hora del entendimiento. En este año se juegan muchas cosas. Por supuesto que los otros Presidentes también tienen un rol muy importante a cumplir.
Pido disculpas, soy uruguayo y he vivido en este siglo diecisiete años en Colombia. Siempre pensé que una persona que fue bien recibido, como se acostumbra por esos lares, no debía inmiscuirse en temas políticos. Desde esta columna que tengo en mi país, ni en ningún otro sitio voy a volver a hablar de estos asuntos. Lo hice porque soy uruguayo, muy uruguayo, nunca se me ocurrió acceder a la nacionalidad, pero de alguna manera también me duele Colombia.
Rúben H. Díaz
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias