Machismo en la ciencia

Columna de Ciencia y Tecnología

27.05.2016

La más que prestigiosa revista Nature está publicando, desde hace unos meses, artículos vinculados con el machismo en la ciencia a nivel mundial.

Estos van desde insinuaciones sutiles hasta el acoso, pasando por casi “impedir” que mujeres lleguen a lugares de decisión y (créase o no) hasta preguntar (un jefe varón, por cierto) si un embarazo fue voluntario. O, en mi opinión, “demorar” un premio Nóbel. Es un problema gigantesco, que desprecia, menosprecia, a la mitad de la población. Problema preocupante y atrozmente discriminatorio que no ocupa, en general, un lugar destacado en la agenda científica. Aunque debo reconocer que es un tema que de a poco viene avanzando. Por suerte. Al menos revistas de alto prestigio como Nature se preocupan del tema.

Anécdotas históricas sobran. Por citar solamente dos. El primero, Madame Curie. A pesar de haber ganado en 1903 el Nóbel de de Física, en 1911 se le niega ser miembro de la Academia de Francia, por ser mujer y extranjera. El mismo año, pero unos meses después gana su segundo Nóbel, esta vez en Química. Y los franceses festejaban que alguien, trabajando en Francia, fuese la primer persona en ganar dos Nóbel. Pero no podía ser de la Academia...

Y el otro ejemplo que traigo a colación, mucho más trágico, es el de Rosalind Franklin. Fue un hallazgo de Rosalind haciendo cristalografía de rayos X lo que habilitó a Watson y Crick a determinar la estructura del ADN. Su figura fue clave. Mucho más que la de Maurice Wilkins, quien termina ganando el Nóbel. Claro, ella murió en 1958, y el Nóbel lo otorgan en 1962. Pero la “jopearon” por ser mujer... demoraron el Nóbel. Porque Watson y Crick estaban cantados... pero, ¿o Wilkins o Rosalind? La trágica muerte facilitó las cosas. ¿Casualidad?

Y estos dos paradigmas se refieren a injusticias académicas claras, a discriminaciones sexistas claras. Pero también hay otra. Más cotidiana, menos “digna de prensa”, pero no por eso menos pesada. Y es la que se ejerce día a día, en miles de laboratorios a lo largo y ancho del mundo. Frenarlas en su carrera, no darles las promociones y responsabilidades que se merecen y ganaron por capacidad, no reconocer lo que implica la maternidad, ningunearlas... y lo peor, lo más bajo: asumirlas, desde el machismo dominante, como objetos sexuales. “Más vale con inteligencia normal y que esté buena, antes que brillante pero fea”. Nadie lo dice. Pero está ahí. Este problema, que es obvio en la sociedad, también, de una forma más o menos velada, también está presente en el mundo de la ciencia. En el primer mundo, sin dudas. Pero acá también. Tomemos conciencia de eso.

Y por honestidad, sobre todo ante mí mismo, quiero que quede una cosa clara: no me considero parte de la solución a este tema, sino del problema. No soy puro. Yo también me mandé varios horrores en este sentido. Lo reconozco: más de una vez hice comentarios sobre colegas totalmente fuera de lugar. Más de una vez miré “mal” a estudiantes mujeres, más de una vez me reí de chistes totalmente indignos... más de una vez, en definitiva, hice cosas que no debía.

Y cuando lo hice por iniciativa propia, estuvo, sin dudas, mal. Pero peor estuvo cuando fui partícipe de actitudes de otros y no dije nada, y me sumé, con mi silencio cómplice y mi risa estúpida, a esa situación. Y me duele profundamente. Claro que llegar a la categoría de veterano, revisar mi vida, tener hijas ya mujeres adultas, tener una nieta de casi siete años y otra que se me viene; tener un hijo varón adulto a quien le quiero dejar como herencia una forma de comportamiento “digna” y nietos varones que no me gustaría que cometan mis errores, me ayuda a verme. Todo eso es cierto. Pero no borra mis errores.

Escribo esto, corto, para tener en cuenta que debemos hacer algo. Al menos tener claro que esto es un problema. Lo es en el conjunto de la sociedad. Pero también lo es en la ciencia. Como lo dije más arriba: en el primer mundo y acá. Al menos reconocer que esto es un problema ayudará, espero, a resolverlo. No, lamentablemente, hoy o mañana. Va a tomar tiempo. Pero tenemos que ir asumiendo caminando en ese sentido. Y esto no lo escribe un “puro” sino un “pecador”. Al menos, de complicidad. Lo cual, sinceramente, no sé si no es peor.


Dr. Héctor Musto

Columna Ciencia y Tecnología
2016-05-27T14:53:00

Columna Ciencia y Tecnología