Cooperación con presente y futuro. Federico Rodríguez Aguiar

26.06.2025

En tiempos donde las potencias tradicionales reconfiguran sus alianzas y las tensiones globales obligan a diversificar vínculos internacionales, América Latina y África aparecen como dos regiones con un potencial inmenso para construir una relación más profunda, más estratégica y, sobre todo, más equitativa.

Más allá del comercio de alimentos o materias primas, lo que está en juego es la posibilidad de forjar una alianza política y diplomática que fortalezca la voz del Sur global en el escenario internacional.

Ambos continentes comparten una historia de colonización, lucha por la autodeterminación, desafíos de desarrollo sostenible y una diversidad cultural vibrante. Hoy también comparten necesidades urgentes: generar empleo digno, adaptarse al cambio climático, fortalecer la educación superior y reposicionarse en cadenas globales de valor. Y lo que es más importante, comparten la oportunidad de hacerlo juntos, mediante vínculos de cooperación que vayan más allá de lo puntual o simbólico.

En el plano comercial, ya existen señales de conexión. Exportaciones de carne, arroz o productos lácteos desde América del Sur a países como Angola o Nigeria son un ejemplo. A su vez, África ofrece productos con alto potencial de inserción en mercados latinoamericanos: cacao, café, frutas tropicales, textiles, y minerales  como litio y cobalto. Sin embargo, la relación sigue siendo esporádica. Para transformarla en una estrategia sostenida, se requiere un esfuerzo diplomático más decidido.

Hoy la presencia de representaciones entre ambas regiones es limitada. Muchas embajadas cubren múltiples países desde sedes regionales, y la interacción institucional es escasa. Fortalecer la red de delegaciones, abrir consulados comerciales y participar activamente en foros bi-regionales como el Mecanismo CELAC-Unión Africana puede ser clave para dinamizar el vínculo. A su vez, promover acuerdos-marco que faciliten el comercio, la movilidad académica y la cooperación técnica sería una forma efectiva de consolidar una alianza Sur-Sur de largo plazo.

La educación y la cooperación científica tienen un rol clave en ese camino. Las universidades de ambas regiones pueden convertirse en plataformas de intercambio y formación mutua. Carreras técnicas, investigaciones conjuntas en agricultura sostenible, salud pública o energías limpias son solo algunos ejemplos donde los saberes compartidos pueden traducirse en soluciones prácticas para contextos similares.

En paralelo, la cooperación técnica puede dar lugar a verdaderas alianzas de desarrollo. América Latina tiene capacidades institucionales reconocidas en áreas como trazabilidad alimentaria, protección social, monitoreo climático y energías renovables. África aporta soluciones innovadoras en banca digital, agroindustria familiar y gestión comunitaria de recursos. Lejos de un modelo de transferencia vertical, lo que se propone es un diálogo horizontal entre pares, basado en la confianza y la complementariedad.

Pensar una alianza política, comercial y cultural entre África y América Latina no es una quimera ni una ilusión romántica del pasado. Es una posibilidad concreta, basada en intereses compartidos, capacidades complementarias y la necesidad de ampliar horizontes.

Porque hay otro sur que también existe y que puede caminar unido, con pasos firmes, hacia un futuro más justo y equilibrado. 

 

Federico Rodríguez Aguiar. Analista en Marketing, egresado de la Universidad ORT-Uruguay, con sólida formación en estrategias comerciales y desarrollo económico. Su trayectoria académica está complementada por diversas certificaciones y cursos internacionales en áreas clave como la gestión pública, cooperación internacional, y liderazgo

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2025-06-26T12:40:00

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