Cooperativismo no suma, multiplica. Federico Rodríguez Aguiar

19.12.2025

En un escenario económico cada vez más desafiante, el cooperativismo vuelve a ocupar un lugar central en la conversación sobre desarrollo, inclusión y crecimiento sostenible.

Lejos de ser una figura del pasado, este modelo de organización demuestra, día a día, que la colaboración y el esfuerzo compartido siguen siendo herramientas eficaces para generar oportunidades y fortalecer a los países desde sus bases.

Esta herramienta  se apoya en una idea simple pero poderosa: personas que se organizan para resolver necesidades comunes a través del trabajo conjunto. Esa lógica, basada en la ayuda mutua y la participación democrática, permite que cada integrante aporte desde su lugar y, al mismo tiempo, se beneficie de un proyecto colectivo. En la práctica, esto se traduce en una forma de producir, trabajar y consumir que prioriza a las personas por sobre el capital.

Uno de los principales aportes del cooperativismo es su capacidad para multiplicar esfuerzos. Cuando los recursos son limitados, la organización colectiva permite optimizarlos, reducir costos y compartir conocimientos. Pequeños productores, trabajadores, emprendedores o usuarios encuentran en las cooperativas una manera de ganar escala, acceder a mejores condiciones y sostener actividades que, de forma individual, resultarían inviables.

Este modelo también tiene un fuerte impacto en el desarrollo local. Muchas cooperativas nacen y crecen en comunidades donde otras formas de inversión no siempre llegan. Al reinvertir sus excedentes en el propio territorio, generan empleo, fortalecen redes productivas y dinamizan economías regionales. El resultado no es solo crecimiento económico, sino también mayor cohesión social y arraigo.

Otro aspecto destacado es su contribución a la inclusión social y económica. El cooperativismo abre espacios de participación para personas y grupos que enfrentan barreras en el mercado tradicional. La toma de decisiones compartida, la igualdad entre los miembros y la distribución equitativa de los beneficios refuerzan el sentido de pertenencia y el compromiso con el proyecto común.

En términos de desarrollo nacional, el cooperativismo actúa como un complemento estratégico de otros modelos productivos. Su presencia en sectores como el agro, los servicios, la industria, el ahorro y el crédito demuestra su versatilidad y su capacidad de adaptarse a distintos contextos. Además, promueve valores como la transparencia, la responsabilidad y la solidaridad, fundamentales para construir confianza en la economía.

En tiempos donde el crecimiento suele medirse solo en cifras, el cooperativismo propone una mirada más amplia: crecer, sí, pero de manera equilibrada y sostenible. Su fortaleza no radica únicamente en los resultados económicos, sino en su capacidad para generar desarrollo con impacto social, multiplicando esfuerzos y construyendo futuro desde la colaboración.

 

Federico Rodríguez Aguiar. Analista en Marketing, egresado de la Universidad ORT-Uruguay, con sólida formación en estrategias comerciales y desarrollo económico. Su trayectoria académica está complementada por diversas certificaciones y cursos internacionales en áreas clave como la gestión pública, cooperación internacional, y liderazgo.

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2025-12-19T10:21:00

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