Cuando los que gobernaron para destruir al FA borran sus huellas y algunos arqueologizan titulares. Fernanda Blanco

03.12.2025

Hay un fenómeno inquietante en el debate público de Uruguay: después de un gobierno de coalición cuyo objetivo central no fue mejorar la vida de la gente sino desmontar sistemáticamente los avances del Frente Amplio, asistimos a una sorprendente amnesia social. Lo más llamativo no es que la derecha niegue los estragos de su propio gobierno; eso es esperable. Lo singular es que hay sectores de izquierda que hoy reaccionan más ante titulares sesgados que ante el daño real heredado.

 

¿Cómo se entiende que, después de un ciclo de gobierno que recortó, deterioró y retrocedió en todas las áreas sensibles, haya voces de izquierda que repitan sin filtro los marcos narrativos fabricados para golpear al actual gobierno, incluso contra el propio presidente?

La coalición no gobernó: apuntó, disparó y se retiró sin dejar huellas

No estamos ante un período marcado por errores improvisados. Hubo una intención deliberada: desmontar políticas públicas, debilitar al Estado, quebrar capacidades institucionales y estigmatizar todo lo construido por el FA.

La coalición fue muy eficiente en no dejar evidencias visibles de su destructividad. Actuó con una frialdad quirúrgica: recortó, frenó, paralizó y vació, mientras blindaba su imagen a través de un ecosistema mediático dispuesto a atenuar, justificar o invisibilizar.

La maquinaria mediática hace ahora lo contrario de lo que hizo antes

Los mismos medios que durante esos años minimizaron escándalos, suavizaron crisis y obviaron el deterioro estructural son los que ahora amplifican cualquier chispa como si fuera un incendio nacional.

El método es simple:

  • alarmismo dosificado,
  • escándalos efímeros pero constantes,
  • opinadores "neutrales" de guardia,
  • interpretación deformada de cada gesto del gobierno.

No buscan equilibrio: buscan instalar la percepción de un FA incapaz, aun cuando está reparando un país debilitado.

La crítica interna es vital. Lo que debilita no es discutir: es discutir sin perspectiva.

Parte de la izquierda cae en esa lógica cuando:

  • exige al FA resolver en un año lo que la coalición destrozó en cinco,
  • se apresura a "marcar perfil" aun cuando eso refuerza narrativas ajenas,
  • o confunde independencia con funcionalidad involuntaria a la oposición.

Gobernar en un país dañado exige una unidad política mucho más estratégica. No se trata de esconder diferencias -el FA es diverso por esencia-, pero sí de evitar que los desacuerdos internos se transformen en pólvora para quienes buscan desestabilizar desde la narrativa.

Cada chispa interna amplificada y mal gestionada es un regalo para quienes perdieron las elecciones pero mantienen intacto el aparato de construcción de sentido.

Cuando no hay debate ideológico, todo se vuelve malhumor y titulares

El deterioro del debate político también tiene raíz en la falta de discusión ideológica. Si la izquierda deja de hablar de proyecto y se limita a hablar de procedimientos, queda a merced del clima mediático. Entonces cualquier titular marca agenda, cualquier operación instala dudas y cualquier crítica interna suena a crisis.

Ahí la coalición se mueve con comodidad: sin memoria, sin horizonte y sin preguntas de fondo, todo se transforma en ruido útil para su relato.

El desafío del FA: reconstruir y explicar

El Frente Amplio enfrenta un doble desafío:

  1. Reconstruir un país desgastado por una coalición que gobernó para destruir, no para mejorar la vida de la gente.
  2. Reconstruir su narrativa, explicando con claridad por qué hace lo que hace y hacia dónde va y, para eso se requiere:
  • debates estratégicos sin exponer tensiones como espectáculo,
  • pedagogía pública frente a cada operación mediática,
  • cohesión responsable en momentos críticos,
  • y resultados visibles que corten el relato heredado.

Es imprescindible que el FA recupere iniciativa, memoria y narrativa.
Porque la transformación no se construye a partir de titulares alarmistas sino de proyecto político, claridad ideológica y una unidad inteligente que no regale ventanas de vulnerabilidad.

Si no se disputa ese sentido, otros lo harán. Y ya sabemos el costo que eso tendrá para la mayoría de la gente.

Fernanda Blanco es educadora con especialización en Derechos Humanos. Edila Suplente Lista 106. Integrante de Marea Frenteamplista-Fuerza Renovadora- Frente Amplio.


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2025-12-03T03:55:00

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