Cumbre OTAN. Todos somos Sánchez (o deberíamos serlo). Daniel Barrios
05.07.2025
Las bombas que los B12 Spirit de Donald Trump lanzaron sobre los sitios nucleares de Iran no solo «acabaron con la guerra de los 12 días» entre Tel Aviv y Teherán, sino han hecho estallar el sistema de relaciones internacionales y las instituciones multilaterales que sustentaron al mundo durante y después de la Guerra Fría.
Los resultados de la cumbre de la OTAN y el Consejo Europeo de la semana pasada son un emblema del "viejo mundo que muere" del interregno gramsciano. Hoy, como hace 100 años, vivimos en un espacio intermedio entre el viejo orden destrozado y el nuevo desorden que se organiza por la fuerza, con la lógica del hecho consumado y con el único objetivo de satisfacer intereses nacionales particulares, al margen de cualquier plan común, de cualquier código de normas compartidas, de cualquier referencia a un criterio de moralidad política.
Los mecanismos de poder que han sustentado el orden mundial del siglo XX- desde la Unión Europea hasta la Alianza Atlántica, desde la ONU hasta la Corte Penal Internacional, desde la OMC hasta Bretton Woods- se rinden desarmados al "complejo militar-industrial" como lo definió Dwight Eisenhower, en la década de 1950.
La diplomacia sucumbe ante la superioridad militar y los nacionalismos extremos, se silencia a la política y se escucha a los ejércitos. Las amenazas de guerra total del agente del caos que reside en la Casa Banca han instalado un escenario apocalíptico, un Armagedón entre las fuerzas del bien y del mal, donde obscenamente se atreve a comparar las bombas arrojadas en suelo iraní con las nucleares que devastaron las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial.
"Vuelas hacia otro gran éxito en La Haya (...) No ha sido fácil, pero hemos conseguido que todos firmen el 5%", le escribió Mark Rutte a Trump a bordo del Air Force 1 en vuelo hacia la Haya. Según el secretario general de la OTAN, Trump conseguirá en la cumbre "algo que ningún otro presidente ha logrado en décadas". "Donald, nos has llevado hasta un momento muy importante en América y Europa", destacaba Rutte que desde ahora estará al frente de una organización "más fuerte, más justa y más letal".
"Europa va a pagar a lo GRANDE, como debería, y será tu victoria" agregó el ex primer ministro de los Países Bajos usando las mayúsculas para enfatizar la hazaña de su huésped de honor, que llegaba a la cumbre orgulloso por la demostración de fuerza militar contra Iran pero ignorando que las dos guerras a las que prometió poner fin "en 24 horas":en Ucrania y en Gaza siguen más activas y agresivas que nunca.
Al neto de una adulonería vergonzosa e impropia de la diplomacia, el mensaje del Rutte anticipaba que el único objetivo que se proponía Trump había sido alcanzado: los socios de la alianza militar más poderosa del mundo contemporáneo suscribieron finalmente un acuerdo para aumentar, en la próxima década, su gasto en defensa hasta un 5% del PIB, un 3,5% para inversión militar y un 1,5% para infraestructuras a las que pueda darse un uso militar.
Actualmente la organización supone casi el 55% del dinero dedicado a la defensa en todo el mundo. El presupuesto de EEUU es un 36% del gasto global, seguido del resto de países de la OTAN (que suman otro 18%), de China (12%) y Rusia (5,7%).
Hace casi un siglo que los países europeos no destinaban el 5% del PIB para gastos en defensa (hasta ahora era un 2%, un umbral alcanzado el año pasado por 22 de los países miembros) que obliga a multiplicar significativamente los presupuestos militares (y reducir el gasto en políticas sociales) a economías ya sobre endeudadas y sin la capacidad productiva suficiente para hacer frente a este aumento histórico de sus gastos de defensa.
Al contrario, para Trump imponer a sus aliados atlantistas la escalada militar representa una excelente oportunidad para que las empresas armamentistas aumente su facturación dado que el 80% de las armas que actualmente compra Europa son producidas en Estados Unidos.
Los organizadores planearon la cumbre a la medida de Trump. Desde el formato del encuentro: un poco más de dos horas y una declaración de 5 artículos (donde nunca se menciona la palabra paz o conceptos como estabilidad y seguridad global ) centrada exclusivamente en el gasto en defensa hasta una vaga apología del artículo 5 del Tratado Atlántico - "un ataque armado contra un país miembro es considerado un ataque armado contra todos"- que Trump había considerado "interpretable". "Si no pagan, no voy a defenderlos", dijo a los periodistas en la Casa Blanca el 6 de marzo, poniendo en duda, una vez más, su compromiso con la participación de su país en la OTAN, argumentando que no debe acudir al rescate de países que no gastan lo suficiente en su propia defensa.
Siempre para complacer a Trump y evitar las diferencias con la actitud de la Casa Blanca hacia el Kremlin, el documento final no hace ninguna referencia específica al conflicto entre Ucrania y Rusia. Bruselas considera a Rusia su gran amenaza, mientras Trump sigue sin definir su relación con Vladímir Putin y, por momentos, manifestando una equidistancia entre Moscú y Kiev.
La "obediencia debida" al Commander in Chief, rayana con el servilismo, mantiene el "estado de muerte cerebral" del Pacto Atlántico que denunció Macron en 2019,, como se mantiene el desprecio de Trump a sus aliados europeos, que su vice presidente Vance se atrevió de calificarlos de "parásitos" para justificar la andanada tarifaria a los bienes producidos en la otra orilla del océano.
Para interpretar la retórica mentirosa de Trump que calificó la reunión de "fantástica" y todo un éxito, basta con leer la entrevista que George Friedman, fundador de Geopolitical Futures, concediera a la revista Limes horas antes del conclave atlantista: «Nos quedamos en Europa porque queríamos evitar la Tercera Guerra Mundial, y lo logramos. Hoy las cosas han cambiado: la OTAN es un mito, ya no tiene sentido... La Alianza Atlántica no nació del hecho de que los amemos, sino de la falta de confianza en ustedes... Hoy, Estados Unidos no tiene la obligación moral de proteger a Europa, que bien podría hacerlo sola, si quisiera. El problema es que los europeos no quieren gastar dinero y asumir esta responsabilidad... Si observamos la suma del PIB de sus países, es más que suficiente para construir un ejército digno de ese nombre. Pero, sin duda, ya no podemos ser sus guardianes».
Quién sí supo interpretar, en soledad, los alcances y el objetivo del summit fue Pedro Sanchez.
"Somos los únicos que decimos que el rey está desnudo, pero lo está. Y se verá con el tiempo. Lo que nos piden no tiene sentido, hasta hace poco todos decían que lo importante no era gastar más sino gastar mejor y ahora llega Trump, exige el 5% que se irá sobre todo en compras a la industria de EE UU y casi todos le siguen, no tiene sentido", resumía una fuente del Gobierno español a la vigilia de la cumbre.
Para el primer ministro de España - que en su país enfrenta graves acusaciones de corrupción- la OTAN ya gasta ocho veces más que Rusia (sin EE UU casi cuatro veces más) y que la clave no es gastar más, sino gastar mejor, de forma más coordinada e innovadora. La Moncloa esta convencida que con el tiempo muy pocos cumplirán las exigencias del presidente de EE UU; Bélgica , el único junto a Eslovaquia que acompaño la postura española, mientras se celebraba el encuentro atlántico, aprobaba su presupuesto defensa que se mantendrá en el 2% del PIB hasta 2033, para luego aumentar al 2,5%, lejos aún del gasto militar puro fijado en 3,5% para 2035 en la declaración de La Haya.
"Si hubiéramos aceptado el 5%, España tendría que destinar hasta 2035 300.000 millones de euros extra para defensa. ¿De dónde saldrían? De recortes en sanidad y educación", declaró Sanchez luego de terminada la reunión.
"Es el único que se niega a pagar. Vamos a hacer que paguen el doble". "Es tremendo lo que han hecho. Es el único país que no va a pagar todo, se va a quedar en el 2%, así que van a pagar a través del comercio", declaró Trump en conferencia de prensa. Un tono amenazante impropio entre socios de la OTAN, y propio de su concepción de la política exterior donde no hay aliados sino vasallos de la superpotencia norteamericana.
La voz de Sanchez, otra vez fuera del coro , volvió a escucharse al día siguiente en el Consejo Europeo celebrado en Bruselas. El líder socialista propuso a sus homólogos una suspensión inmediata de la asociación que la Unión Europea mantiene con Israel por "la situación catastrófica de genocidio que se está viviendo en Gaza".
Para Sánchez "no tiene ningún sentido que llevemos 18 paquetes de sanciones a Rusia por su agresión a Ucrania y Europa, en un doble estándar, no sea capaz ni de suspender un acuerdo de asociación cuando se está violando flagrantemente el artículo 2 (del tratado de asociación) de respeto a los DDHH por parte de Israel".
Un día antes de la cumbre europea El diario Haaretz, el más antiguo de Israel, publicó un informe a partir de testimonios de militares israelíes a los que se les ha ordenado el uso de armas de fuego contra palestinos desarmados para mantener el orden durante la recogida de alimentos que explican el elevado número de muertes civiles entre quienes buscan comida y agua.
No obstante la máquina de muerte de Netanyahu sigue arrasando Gaza sin descanso y sin piedad, los lideres europeos se negaron a sanciones y al bloqueo de la asociación con Israel y se limitaron, a "deplorar" enérgicamente la catástrofe humanitaria.
La gran mayoría de Europa esta convencida que Bibi, el guerrero, bombardeando a Hamás y Hezbolá, a los hutíes yemeníes y a los ayatolás de Teherán, está haciendo lo que el primer ministro alemán Friedrich Merz, llamó el "trabajo sucio" por la comunidad internacional.
Según Gramsci, el interregno duraría mientras el "nuevo mundo tarda en aparecer" Hasta entonces, en ese claroscuro, surgen monstruos como el fascismo, como Trump y Netanyahu.
Ec. Daniel Barrios