La restauración
Danilo Astori
20.11.2012
Si alguien tenía la mínima duda, los últimos acontecimientos muestran claramente los niveles a los que es capaz de descender la derecha en el Uruguay con el objetivo obsesivo de restaurar su poder y reconquistar el gobierno en el 2014. Aunque uno no quiera, tenemos que analizar ese momento de la vida política nacional.
En un reciente activo del Frente Liber Seregni hablamos precisamente de esa estrategia concentrada y casi única de toda la derecha nacional: restaurar. No se trata solo de restaurar sus posiciones en un gobierno nacional, sino de recomponer las relaciones de fuerzas sociales, económicas e ir a un ajuste de cuentas cultural e ideológico. Eso es lo que se juega el país y el pueblo uruguayo en el futuro inmediato. Un retroceso histórico.
No es casual que el fuego central de estos ataques se dirija con intensidad creciente hacia los dos gobiernos de izquierda en su conjunto y – muy especialmente - hacia Tabaré Vázquez y la política económica y social del Frente Amplio durante estos siete años y medio. Todas las baterías apuntan a esos objetivos.
Se podría decir que es el juego democrático tradicional. En un sentido lo es, naturalmente, pero el bajo nivel de los ataques, la falta de frenos incluso ante riesgos de perjuicios notorios para nuestro país en momentos de complejas negociaciones, la más absoluta falta de propuestas, son la expresión de un clima que debemos afrontar con mucha serenidad y claridad de objetivos.
La derecha nos quiere llevar a ese terreno de agravios políticos y hasta personales. Sería un grave error caer en su juego. Nosotros tenemos por delante dos años intensos del gobierno del compañero José Mujica y muchas tareas que iniciamos y que debemos culminar exitosamente. Estamos avanzando. Y tenemos muchos argumentos y resultados.
Hay diferencias y matices en las fuerzas opositoras pero, más allá de esos matices y de ajustes internos, en definitiva será siempre la derecha la que marque la línea, por su fuerza política, ideológica y parlamentaria.
En un mundo en profunda crisis económica y social, con los países desarrollados en recesión - sobre todo en Europa - Uruguay superará nuevamente la media de crecimiento del MERCOSUR y de toda la región latinoamericana, y siempre con un fuerte impacto en la reducción de la pobreza, de la indigencia y de la desocupación.
Estamos trabajando duramente en los temas de seguridad, con resultados positivos. Nos esperan dos años de intensa aplicación a las obras de infraestructura en sus diferentes áreas – como los transportes, las comunicaciones, los servicios portuarios y la energía - y tenemos posibilidades de realizar nuevos avances de gran trascendencia en educación, como la Universidad Tecnológica.
La primera tarea para evitar la restauración es la de continuar conseguir con nuestra labor de gobierno, mejorándola día a día incluso en aquellos temas delicados, donde decidimos mantener el criterio de no postergar la búsqueda de soluciones para no dejar herencias malditas y permanentes a nadie.
La segunda tarea es asegurar el debate político con altura, con una fuerte presencia de los frenteamplistas en todos los ámbitos y a nivel nacional. Con buena información, sobre nuestras obras y nuestros resultados, e incluyendo las correspondientes comparaciones con el pasado y las proyecciones hacia un país más desarrollado, más justo socialmente y más culto. Es por este camino que debemos intensificar y elevar la calificación de la batalla política.
Tenemos que profundizar la reflexión programática e ideológica, no porque tengamos en el horizonte una campaña electoral, sino como herramienta para nuestro propio crecimiento político, social e intelectual, y debemos hacerlo en diálogo con los más amplios sectores de la producción, el comercio, la salud, el conocimiento, la educación, la cultura.
Los frenteamplistas hemos aprendido mucho, de nuestros aciertos y tratamos de hacerlo de nuestros errores y lentitudes. Uno de nuestros aprendizajes es que debemos favorecer y apoyar a aquellos compañeros que pueden contribuir de manera importante a nuestro avance. Estamos todavía lejos de las elecciones, tenemos tareas pendientes muy relevantes. en las que debemos concentrarnos, pero precisamente por ello, repetimos lo que afirmamos en diversas oportunidades: vamos a apoyar con entusiasmo y convicción a quien nos ayude a triunfar contra la restauración.
Algo que deberíamos haber aprendido en toda nuestra historia y en particular desde que gobernamos, es que por encima de las propias aspiraciones personales o sectoriales están los grandes proyectos nacionales y el propio destino de la izquierda uruguaya. Y si para ello es necesario apoyar a los que pueden aportar más y mejor a nuestro triunfo tenemos que hacerlo. Incluso porque tienen las condiciones para desplegar desde ahora la batalla política.
El Uruguay no se merece retroceder, volver a las políticas de la decadencia, a los que explicaban el fracaso como una visión permanente, a la restauración de viejos privilegios y de formas parasitarias y perimidas, a interrumpir esta experiencia de ocho años de constante crecimiento económico, social, productivo y en todos los terrenos principales del proyecto nacional.
Es que la restauración sería un enorme y carísimo retroceso histórico para el país y para el pueblo uruguayo.
Danilo Astori