Un mundo que no funciona

Danilo Astori

06.01.2014

Este año que culminó fue muy complejo. Como corresponde, procuramos encarar con la mayor rigurosidad el análisis y la reflexión acerca de las situaciones, los procesos y los actores en jugo. No minimizamos nada, pero debemos tratar de darle su justo valor a todas las cosas.

No fue un año complejo para el país, para su economía, para su producción - que volvió a marcar niveles históricos - ni para el nivel de ingreso de la mayoría de las familias uruguayas. Y aunque todavía tengamos por delante mucho terreno para seguir avanzando, y debamos ser críticos y exigentes, también es necesario valorar lo que hemos logrado por noveno año consecutivo.

No es éste el tema que me convoca. Estamos en vacaciones, uno dedica su atención a diversos temas y algunos que son abordados por los medios de comunicacion en los dias que corren realmente impactan con fuerza. Así, según el Indice de Billonarios de la agencia de noticias Bloomberg - que contiene la lista de las 300 personas más ricas del mundo -, el año pasado los más poderosos aumentaron su riqueza en 524 mil millones de dólares, lo que equivale a diez veces el producto bruto interno de Uruguay. Ello ha ocurrido en un mundo en profunda crisis, con países enteros sumidos en niveles de pobreza elevados y con una desocupación que algunos gobernantes europeos festejan porque se detuvo en un porcentaje superior al 30 por ciento de su fuerza laboral. Cifras obscenas.

El Frente Líber Seregni produjo un video llamado "Así funciona el mundo" y hace varios meses lo colocamos en Youtube y en nuestros portales. Lleva más de 270 mil visitas. No fuimos precisos en el título. Debimos haberlo llamado "Es así que no funciona el mundo", porque es a causa de esta concentración impúdica de la riqueza que no se resuelven los más graves problemas de nuestro planeta ni se mejoran las lamentables condiciones de vida de miles de millones de pobres. Es más: una concentracion como la aludida es un obstáculo infranqueable para cualquier intento de mejora significativa en los niveles de justicia social que se observan en la realidad actual. Es que las cifras referidas antes confirman la tendencia a la tremenda acumulación de la riqueza que profundiza la brecha entre los ricos, cada día más ricos, y los más pobres. Por otra parte, cabe destacar que se constata un claro agravamiento de este proceso a partir del 2007, cuando entró en crisis el llamado Estado del Bienestar y la cooperación para el desarrollo.

En la misma noticia aludida se incluye el informe de la organización Oxfam - difundido en enero del año pasado - a pocos días del inicio del Foro Económico de Davos. Se sostiene en el mismo que "no podemos seguir fingiendo que la generación de riqueza por unos pocos beneficiará inevitablemente a muchos. Muchas veces la realidad es la contraria," agregándose que " la riqueza y los ingresos extremos nos dañan a todos". El informe también describe que el 1% de los más ricos aumentaron sus ingresos en un 60 pr ciento durante los últimos veinte años y afirma que la crisis financiera no ha hecho más que acelerar esta tendencia, en lugar de enlentecerla. Oxfam advierte que la riqueza y los ingresos extremos no sólo no son éticos sino que además, son económicamente ineficientes, políticamente corrosivos, socialmente divisores y medioambientalmente destructivos. En estas circunstancias, postula que "desde paraísos fiscales hasta débiles leyes de empleo, los más ricos se benefician de un sistema económico global que está amañado a su favor".

Además de su significado desde una perspectiva etica, esta realidad social y económica es una clave política de la actualidad. No busquemos muy lejos, no especulemos demasiado. Las respuestas saltan a la vista Son precisamente los mecanismos globales vigentes que permiten acumular estas fortunas vergonzosas los que impiden a nivel mundial y de las naciones afrontar los problemas del desarrollo sustentable, a partir de una visión integral y con sentido histórico del futuro de la civilización.

Es un tema político central pero hay aspectos humanos básicos. ¿Quién se anima a defender esta injusticia como el estado natural de las cosas, como una condena inexorable para cientos de millones de seres humanos? Nosotros podemos exhibir buenos resultados en la economía uruguaya. Podemos, incluso, ser optimistas. Pero nadie tiene derecho a evadirse de este mundo tan injusto, donde la riqueza, las oportunidades, la libertad, en el sentido más elemental y profundo del término, están tan mal distribuidas.

Por todo esto es que hay que cambiar, y desde lo mas profundo de nuestro fuero interno, sentir esta necesidad como un formidable aliciente para seguir luchando.

Danilo Astori

 

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Danilo Astori
2014-01-06T17:02:00

Danilo Astori