Danza con lobos. Fernando Gil Díaz
09.11.2025
No se confunda, no es esta ninguna reseña de la película de Kevin Costner que se estrenara en 1990 y le valiera el Óscar a Mejor Película. Capaz que un Martín Fierro o un Tabaré para ser más oriental con el premio, podría ser.
Porque el caso del Dr. Álvaro Danza bien que puede compararse con una película en la que unos malos actores pretendieron hacer caer a un profesional de lujo que cometió el pecado de seguir siendo médico, además de Presidente de ASSE.
Es que los lobos andan sueltos y desbocados, no superan todavía la derrota electoral y pretenden hacer valer su voluntad cuando ya se les pasó el tiempo de mandar. No pueden aceptar que un profesional de lujo como el Dr. Danza, siga ejerciendo como médico especialista en enfermedades autoinmunes (de los que hay muy pocos en el país), en forma simultánea o alterna con su cargo al frente de ASSE. Siguen actuando como patrones de estancia, y nos consideran sus peones.
Ven incompatibilidad donde antes hacían la vista gorda para evitar denunciar situaciones similares de sus correligionarios. Pero claro, hoy alcanza con instalar lo superficial, aunque ello sea accesorio y no implique verdaderamente una inhibición absoluta. Tampoco importa la consecuencia si con el ataque se logra voltear o torcer la mano de la autoridad. Oposición antes que gobernabilidad, oposición, aunque se joda Juan Pueblo.
La JUTEP no encontró incompatibilidad y con el voto contrario del vocal blanco -Luis Calabria- falló por mayoría poniendo el grito en el cielo de una desbocada oposición que tildó de totalitaria la decisión.
Ni tanto ni tan poco
Las instituciones se pronuncian y es de orden aceptar sus decisiones tanto cuando gustan como cuando no. De lo contrario, estaremos conformes solo cuando nos conviene, exclusivamente.
La postura contraria a lo que sugería el informe jurídico que tomó la JUTEP es el principal argumento de una oposición que pone el grito en el cielo por la decisión pero que avaló, por ejemplo, a la ANP resolver la entrega del principal negocio del Puerto de Montevideo sin informe jurídico alguno. Si vamos al caso, tampoco se rasguen las vestiduras defendiendo informes cuando ni siquiera los pedían en situaciones mucho más gravosas para el país como aquella.
Todo está politizado, ¡hasta los informes jurídicos! Aunque esto no les guste a los juristas que -seguramente- muchos de ellos no actúen políticamente sino con estricto profesionalismo, pero son utilizados con tal fin. Tanto cuando emiten opinión como cuando son eludidos, como en el caso de la entrega del puerto.
En este punto de los informes jurídicos tampoco se puede ser tan básico como para aceptar como válido y veraz el que emita el organismo de turno, por más especialidad que ostente, pues en derecho siempre existió -y seguirán existiendo- más de una biblioteca. En ese sentido entonces, ¿quién puede adjudicar únicamente validez al informe de la JUTEP y restarle el mismo valor de aceptación jurídica al del Estudio Delpiazzo o al del propio Ministerio de Salud Pública que fueron favorables a Danza? Por otra parte, ningún informe por más jurídico que sea, es vinculante, tan solo es un insumo para la toma de decisión de la dirección del organismo.
El problema no es Danza
El Dr. Danza es un objetivo temporal - ya vendrán otros- de una oposición que no se resigna ni acepta haber perdido el gobierno y pretende sustituir al Poder Ejecutivo en la designación de los cargos. Mucho más en los sensibles organismos que pueden traerle serias derivaciones según resulten las auditorías en curso. Organismos sobre los que hay que tener un poco de memoria, porque a pocos meses de asumir se pudo apreciar un significativo cambio en ASSE en la distribución de los medicamentos y en los tiempos de espera para la atención con especialistas, (por citar algunos ejemplos), que marcaron un estilo bien diferente de gestión. Los usuarios, agradecidos; al fin de cuentas, son los que realmente importan en todo este asunto.
Es cierto que la ministra Lustemberg anunció que pidió al titular de ASSE que suspenda sus actividades en las mutualistas privadas mientras ejerza al frente del organismo, pero ni eso contenta a una oposición que busca sangre y ahora no solo va por ella, sino que sumaría al ministro de Educación y Cultura - Mahía- por la decisión tomada por la JUTEP, por funcionar bajo su órbita. Al final quieren que un profesional renuncie a su futuro posterior a su mandato como una especie de suicidio civil incomprensible.
Resulta llamativa ver la indignación de los multicolores ante lo que consideran una violación de la ética y la transparencia. Justo ellos, que nada dijeron cuando en la pasada administración el entonces senador Sartori se salteó la presentación de declaración jurada de su cónyuge en flagrante y consumada violación que no condenaron de la forma que hoy lo hacen con Danza.
Si la falta ética de Danza se resume a sus trabajos como médico al mismo tiempo que ejerce la presidencia de ASSE, no debería preocupar tanto como sí debió generar preocupación las implicancias que le cupo al anterior presidente Cipriani en todo el caso del cierre de Casa de Galicia y el favoritismo dado a la empresa Círculo Católico de la que formó parte y a la cual se ha reintegrado tras su paso por la dirección del organismo público prestador de salud, sin que a ninguno llame la atención.
Hablan de falta de ética e instalan en la superficie una discusión que mediatizan en extremo ayudados por operadores que ponen foco en sus relatos como verdades absolutas. El caso Cardama es un ejemplo notorio donde se pretende imponer esa superficialidad. Es absolutamente superficial aceptar como accesorio un elemento que hace a la formalidad del contrato como es la garantía de fiel cumplimiento, sin la cual el contrato no adquiere vigencia (de hecho, demoró 11 meses Cardama en conseguir una (que terminó siendo trucha) y recién allí entró en vigencia el contrato. Lejos de ser accesorio es un elemento principal del mismo. Se aferran a lo expresado por el ministro de Economía - Oddone- que sabrá mucho de economía, pero no de derecho. Ahí no ven ninguna falla ética y defienden al privado antes que cerrar filas con el gobierno en defensa de los intereses de todos los uruguayos.
En su voracidad política no escatiman en construir una brecha abonando al odio y la violencia dialéctica que inspira a otros en furibundos ataques. Una peligrosa maniobra que divide a una sociedad que no resiste seguir aumentando sus niveles de violencia. De la palabra escrita se pasa a la acción en menos de lo que se piensa, y las consecuencias son devastadoras. La región y el mundo están plagados de ejemplos, no esperemos a que nos pase.
El ataque político que sufrió Danza en estos meses no se justifica de ningún modo, porque las víctimas colaterales no merecen sufrir ninguna consecuencia. Allí la justicia debe actuar de forma inequívoca para evitar secuelas como las que padeció el profesional ante la divulgación de información falsa de la contratación de su hijo (que, además, es menor de edad). La carroña llevada a su máxima expresión.
El caso Danza es una perla de un largo y extenso collar que empezó a construirse ni bien la segunda vuelta electoral puso a Yamandú Orsi en el gobierno, y seguirá agregando elementos durante todo el período. No tengo pruebas, pero -tampoco- dudas.
No se resignan a haber sido derrotados por amplio margen y van por todos, no les importa otra cuestión que su ambición de poder, creyéndose los dueños del país.
Son lobos, andan sueltos y no buscan precisamente bailar...
el hombre se puso la túnica,
el perro aullaba desde la casilla...
Fernando Gil Díaz