Darwin y la involución de la moral colectiva. Ramón Fonticiella
11.07.2025
Me hizo mucho bien leer una biografía novelada de Carlos Darwin, gracias al estímulo de uno de mis hijos. Eso sí, nunca comprenderé cómo un teólogo egresado de la selecta universidad de Cambridge, tuvo un giro tan determinante en su pensamiento, a nivel de atentar contra la creencia judeocristiana de la Creación.
No importa, debe ser un ejemplo más de la propia "Evolución de las especies", que el investigador inglés llevó de teoría a "dogma" científico. No sé que los estudios darwinianos hayan tratado la evolución de la moral...
Pretendo decir que así como Darwin en el siglo XIX estudió, viajó por el mundo incluído Uruguay, investigó y registró la evolución de la naturaleza, posiblemente pueda teorizarse que también la "moral colectiva" ha involucionado, para ser lo que es hoy día. No conozco (debe haberlos), textos que narren cómo la moral de los individuos ha cambiado, al punto de crear una caricatura de la de un tiempo atrás.
Sólo así encuentro explicación al texto de Esteban Valentí "Addío Italia" (escrito y en audio),que describe su visión realista del estatus político peninsular. No se trata sólo de los académicos manifiestos de Esteban; simples ciudadanos comunes, nos pintamos por whasapp, un cuadro similar de la degradada realidad doméstica de Salto. Quizás haya reflejos similares en otras localidades uruguayas.
¿¡Qué ha pasado en la moral individual!? Tanto se ha deteriorado, que ha generado una visión interesada, pobre y egoísta de la realidad colectiva.
Lo que Esteban, con mirada académica, narra de su Italia actual, lo lleva a advertir que ese deterioro no es privativo de la derechizada Europa. Nuestra barra de Salto lo ha vislumbrado modestamente desde hace unos pocos años. Esa advertencia de Valenti, de prevenirse contra la sumisión de la entrega y de la sujeción de las personas y las clases, ha llegado a la izquierda vernácula. Se ha cambiado un "empleo" por un voto; se ha comprado una conciencia con un terreno; se ha pretendido tapar la vergüenza del amiguismo con "la conquista de votos para ganar". Ni lo uno ni lo otro: la izquierda no tapó la degradación y no ganó, por lo menos en Salto.
Se concreta, a marcha forzada, la destrucción de la moral colectiva. Se finge hablar de "pragmatismo", cuando en verdad se acarrea gente a la que se le anuló la conciencia. No se hace discusión política, no se fermentan ideas: no se piensa. ¿Quiénes ganan?: los que se benefician de esa abulia consumista, vendiendo o haciéndole el caldo gordo a quienes lo hacen.
No es casualidad que no se promueva el desarrollo cultural, ni la discusión barrial, ni el fomento de proyectos surgidos de la comunidad: han sido formas de anular la capacidad de pensar y de decidir. Ha sido más provechoso para "matar la moral", armar grandes espectáculos y "desembarcos" que masifican, pero no desarrollan intelecto ni conciencia: todos aplauden al buen señor que da entretenimiento, aunque anule cerebros.
La seria advertencia de Esteban en estas columnas y en "Sin censura", es la concreción académica, de las discusiones y profundizaciones que hemos hecho la mayoría del grupo RAICES en Salto. Preferimos ser fieles a la moral política, no contribuir a la involución colectiva y no apoyar el desarrollo de "ganar de cualquier forma".
Ganar, destruyendo a la izquierda, es la forma más segura de perder de por vida.
Ramón Fonticiella es Maestro, periodista, circunstancialmente y por decisión popular: edil, diputado, senador e intendente de Salto. Siempre militante
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