UY Press - Agencia uruguaya de noticias

26.09.2025

En mi vida no solo peregrine por los barrios, Asentamientos, Cárceles, Villorrios, sino que recalé en oficinas sencillas y en oficinas lujosas, en residencias sencillas y en residencias lujosas, no digo palacios, pero sí parecidos.

De ese periplo tomé algunas perlitas que se las voy a traducir.

El pescado

"Yo no doy el pescado", escuche voz engolada muchas veces.

"Doy la caña y enseñó a pescar"

Ante semejante doctrina me iba yo con la cola entre las piernas sin atinar respuesta.

Pero tiempo después la respuesta llegaba sola, porque me ponía en contacto nuevamente con mi interlocutor y le comentaba, hay un muchacho que quiere aprenderá a pesar

 ¿Puedes darle la caña?

Y al final no llegaba la caña y tampoco las horas de enseñanza.

Por lo que mi hermano de la vida quedaba sin pescado, sin caña y sin enseñanza

Déjame morir tranquilo

También visitaba "depósitos de ancianos" algunos más o menos lujosos y otros más o menos miserables.

Hasta que encontré un hombre con un tumor que lo asemejaba a un camello al revés, me dijo:

"Mire hermano nunca nadie se ocupó de mí, nadie nunca me recibió.

Alguien del Estado, nunca me hablo, nunca me facilito un medicamento oncológico, nunca se preocupó de que bajaran los costos de los tratamientos para el cáncer y ahora lo oí al señor diciendo que no me puedo morir cuando quiera, que tengo que esperar hasta el último sufrimiento"

El infierno

Una joven del servicio doméstico de una mansión me contó que su empleadora le dijo que era pecado interrumpir el embarazo, que se ganaba el infierno.

La joven perpleja luego de terminar el turno de doce horas fue a la iglesia del barrio; hay iglesias y hay quioscos para depositar el diezmo.

El opinador puso el grito en el cielo "Ni pensar en el aborto, esa es la gente del diablo que lo aconseja".

La joven pensaba en su hermana con cinco hijos haciendo la prostitución en una esquina con hambre, con dolor y sin educación.

Eligió "el camino del bien" no interrumpió el embarazo.

La patrona la despidió con todos los honores y los subsidios correspondientes y hoy está tomando mate junto a su hermana en el Cante a la orilla del arroyo rodeada de mosquitos y en un infierno de calor.

El síndrome de Stephen Candie.

Era una tarea que nos había asignado el BPS, que por unas pocas monedas nos permitía integrar a muchachos al circuito laboral.

La anécdota se refiere a que recorríamos barrio por barrio, en Carrasco y en Punta del Este y en las zonas donde el servicio doméstico es requerido.

Los folletos decían e instruían al personal doméstico (las eternas sirvientas) sobre sus derechos laborales y los requerimientos que no debían aceptar (aquellas lesiones a la dignidad humana a la que los empleadores sometieron durante mucho tiempo al trabajador prácticamente indefenso).

En una de esas recorridas, llegue a un domicilio en la calle Blanes Viale, solicitándole a una señora muy elegante para entregarle los folletos a la servidumbre, correcta y simpáticamente me autorizo y los entregué.

Una de las domésticas me acompañó hasta la puerta y al despedirme le dije:

- Señora, procure que los demás lean este folleto informativo.

-Mire, me contestó, perdóneme, ni lo voy a leer yo, porque ustedes son unos comunistas que vienen a alborotar.

Bienvenido un siglo no materialista, no consumista, no egoísta

Desde el norte hay cruzados que llaman a reinstaurar la Fe.

En el Río de la Plata convocan de un lado a las "Fuerzas del Cielo" y de nuestro lado a los "Soldados de Dios".

En Deuteronomio 20:16 dice no dejes con vida  a nada que respire.

Samuel 15:3 mata a hombres, mujeres, niños, niños de pecho, vacas y asnos.

Quizá cuando solo queden los estéticamente superiores, los capaces, los educados, los hombres de bien que supieron hacer fortunas, en definitiva el tres por ciento de la humanidad,  decidan arrasar con nosotros los sucios feos y malos para que el planeta sea viable.

Juan Pedro Ribas