Un mal de nuestro tiempo: la adicción al ejercicio

Dres. Carlos Vivas; Homero Bagnulo

28.11.2019

En columnas anteriores hemos insistido en los numerosos beneficios que tiene para la salud el ejercicio físico, y hemos considerado al mismo como  una de las conductas que la población debe cumplir para mantener sus objetivos en cuanto a su calidad de vida y a la conservación de una mejor salud.

Pero también es necesario conocer los peligros que puede entrañar un ejercicio excesivo y más aun, el desarrollo de una adicción al mismo. Las personas que experimentan dicha adicción, se caracterizan por presentar una pérdida del control en cuanto a la realización del mismo, de tal forma que el ejercicio se transforma en una obligación y  conlleva similares efectos negativos en lo  emocional y en lo social, como cualquier otra conducta adictiva. No hay datos exactos en cuanto a su prevalencia en la población general ya que no se han realizado estudios con  una metodología ajustada y tampoco existen criterios diagnósticos adecuadamente validados. Sin embargo, algunos estudios observacionales  señalan que  este trastorno se presentaría  en alrededor de un 2 % de las personas que ejercitan regularmente.

Se ha planteado que esta conducta adictiva se presentaría con mayor frecuencia en aquellas personas que tienen también algunos otros comportamientos adictivos, por ejemplo en compradores compulsivos y adictos a internet. Habitualmente se da en personas ansiosas , impulsivas y extrovertidas y  el riesgo se presenta en porcentajes similares en hombres y en mujeres. Los corredores y aquellos que practican triatlón se han considerado por algunos autores como  los más expuestos.

Un grupo especial lo componen aquellas personas con sobrepeso y tendencia a la obesidad que practican deportes como una forma de controlar su peso excesivo. Esta situación predominaría en mujeres, se asocia a algunos trastornos alimentarios y se reconoce como  una forma  secundaria  de adicción al ejercicio.

Las personas en cuestión consultan frecuentemente por daños vinculados a la sobreutilización del aparato locomotor; es decir, presentan fracturas por estrés y dolores en articulaciones y en tendones. Pero también pueden presentarse con  amenorreas en las mujeres, anemia, etc. Otros indicadores del exceso de entrenamiento que pueden llevar a la consulta es  el cansancio persistente, trastornos del sueño e incluso una disminución en sus performances habituales. Es común que estos pacientes continúen ejercitándose a pesar de presentar dolores que se vinculan a  diferentes injurias provocadas por el mismo ejercicio. Otras conductas que se aprecian se vinculan a la postergación de obligaciones familiares, sociales y ocupacionales.

Al igual que en otras adicciones se pueden presentar sintomatología de deprivación cuando su rutina diaria de ejercicios se ve interrumpida. En esta situación relatarán  síntomas de ansiedad , irritabilidad , intranquilidad e incluso tristeza. Todo esto se observa muy especialmente cuando se les limita el ejercicio para permitir la recuperación de algún daño osteoarticular.

El diagnóstico de esta situación se basa en el juicio clínico y el médico deberá hallar los factores determinantes de este tipo de conductas y la conexión emocional con la práctica del ejercicio físico. También se deberá evaluar cómo  esta situación afecta  otras áreas  de la vida de las personas.  Se debe valorar muy especialmente si el paciente muestra rechazo a  una suspensión programada, limitada en el tiempo, de la práctica de algún tipo  particular de actividad física que halla determinado  posibles lesiones. Si aparece irritabilidad, frustración, rechazo a los consejos médicos respecto a la reprogramación de un ejercicio,  es necesario plantearse el cuadro clínico que estamos analizando. 

Están disponibles cuestionarios prefijados que nos permiten determinar tanto el riesgo de  la adicción como la severidad de la misma. Uno de ellos es el Inventario de Adicción al  Ejercicio (BMJ: Abril 26 2017; H. Hausenblas y col: Adicction to exercise).  Este es rápido, de fácil realización y  nos da una orientación sobre la gravedad de la adicción. Está compuesto por 6 preguntas que evalúan:

1)      La relevancia: realizar ejercicio es  la cosa mas importante de mi vida

2)      El conflicto: han aparecido conflictos con mi familia y /o mi pareja por la cantidad de ejercicio que realizo.

3)      Cambios en el humor: utilizo el ejercicio como un mecanismo para cambiar mi estado de ánimo.

4)      Tolerancia: con el tiempo he incrementado la cantidad de ejercicio que yo realizo diariamente.

5)      Síntomas de deprivación: Si pierdo de realizar ejercicio me siento irritable y de mal humor.

6)      Recaída: si disminuyo la cantidad de ejercicio que hago, cuando empiezo nuevamente  termino realizando tanto ejercicio como hacía antes.

Se puntean dichas afirmaciones desde 1: fuertemente en desacuerdo, 2: desacuerdo,3: indiferente, 4: acuerdo, 5: fuertemente de acuerdo. El escore máximo es de 30, pero un escore de 24 o más, ya indica que la persona debiera ser referida para un tratamiento adecuado. Entre 13 y 23 implica que la persona potencialmente puede desarrollar la adicción al ejercicio, mientras que  si la puntuación es de 12 o menos, no existe riesgo actual del trastorno.

Hay escasa experiencia en cuanto al tratamiento de esta adicción y se considera que al igual que las terapias cognitivo- conductuales podrían ser de utilidad. El objetivo sería ayudar a las personas a reconocer esta adicción y reducir una rígida rutina diaria de ejercicios. Es muy importante identificar la situación tempranamente , ya que esto permitirá evitar injurias graves. El paciente se beneficiará de  consultar con profesionales (fisioterapeutas, profesores de educación física), que le diseñen un régimen de ejercicios apropiados y que le ayuden a reaprender a reconocer el dolor y la fatiga cuando esta se presenta , así como a diferenciar entre un entrenamiento apropiado y un ejercicio excesivo. También se deberán trabajar las motivaciones subyacentes  que  lo han llevado a desarrollar el trastorno. Los técnicos que apoyarán el reentrenamiento del paciente, deben estar perfectamente al tanto de la situación previa que  ha llevado a la consulta. Si se presenta concomitantemente un trastorno alimentario, es también importante el apoyo  de una nutricionista. Los médicos por su parte,  deberán tener presente esta situación clínica cuando el motivo de consulta sea algunos de los síntomas ya señalados.

Homero Bagnulo y Carlos Vivas
2019-11-28T07:19:00

Dres. Homero Bagnulo; Carlos Vivas