Edadismo: En Uruguay También (Parte 3). Homero Bagnulo, Carlos Vivas
08.12.2025
El edadismo tiene una raíz estructural e histórica profundamente vinculada a la industrialización y a un cambio de paradigma que comenzó a valorar la productividad económica por encima de la sabiduría tradicional y la experiencia acumulada.
Por ello, no basta con apelar a la justicia o simplemente invocar el afecto hacia nuestros mayores. El menosprecio hacia el adulto mayor es, en esencia, producto de una concepción utilitaria del mundo que concibe a la sociedad como una fábrica eficiente. Por ende, la respuesta efectiva al edadismo también debe ser estructural.
La evidencia científica señala una tríada de estrategias efectivas para combatir este prejuicio: el pilar educativo, el poder del contacto intergeneracional, y las medidas legislativas.
El edadismo prospera en la ignorancia. Por ello, la educación debe ir más allá de la mera sensibilización social, ofreciendo instrucción sobre el envejecimiento basada en hechos. El primer paso es la deconstrucción del mito del envejecimiento como una etapa de carga personal y colectiva. Es crucial enseñar que la enfermedad, la dependencia y el deterioro cognitivo no son inevitables en la vejez. De hecho, la mayoría de los adultos mayores mantienen sus capacidades funcionales y mentales. Enfocarse solo en el déficit físico puede reforzar la visión de la vejez como una tragedia.
Aunque el adulto mayor requiere apoyo terapéutico y social para una inserción satisfactoria, no es el único grupo etario que exige vigilancia especializada y un aumento en el gasto en salud. Por ejemplo, un estudio epidemiológico reciente demostró un aumento del 79% en la incidencia de cánceres tempranos en personas menores de 50 años entre 1990 y 2019. Esta realidad asistencial también demanda gastos diagnósticos y terapéuticos extraordinarios, lo que confirma que el aumento del gasto sanitario de un país no se vincula exclusivamente a la población añosa.
La sociedad necesita el capital social que aporta el segmento de mayor edad. Este capital se define como el conjunto de recursos intangibles derivados de las conexiones, experiencias y participación de un grupo social, constituyendo un activo social y económico invaluable. El contacto intergeneracional es la herramienta más poderosa para cambiar actitudes emocionales y combatir el edadismo. Siguiendo la teoría de Gordon Allport, el contacto interpersonal entre diferentes grupos sociales puede reducir prejuicios, estereotipos y discriminación bajo ciertas condiciones. Para que sea socialmente valioso, se requieren cuatro condiciones esenciales: Igualdad: los miembros deben interactuar en un plano de igualdad, sin que un grupo sea percibido como superior o subordinado; tener un objetivo común: los grupos deben trabajar hacia una meta que solo puede lograrse mediante el esfuerzo colaborativo; propósito compartido: es esencial que los participantes tengan un propósito valorado por todos; y apoyo institucional: es imprescindible para dotar de legitimidad a la interacción y reforzar las normas de inclusión.
El contacto intergeneracional de alta calidad tiene un impacto positivo doble: reduce la ansiedad de los jóvenes sobre su propio envejecimiento y aumenta su empatía hacia los mayores.
Las intervenciones que combinan la educación con el contacto intergeneracional son las más efectivas para un cambio real y duradero. Ejemplos de esta estrategia incluyen los programas CONVIVE y VIVIR y CONVIVIR en Madrid y Barcelona, respectivamente.
Si la sociedad está diseñada únicamente para la productividad del adulto joven, el anciano siempre estará en desventaja. Los investigadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sostienen que combatir el edadismo exige políticas que no solo protejan, sino que también habiliten la participación del adulto mayor. Un ejemplo fundamental es el concepto de Ciudades Amigables con la Edad impulsado por la OMS. Esto va más allá de un simple gesto de buena voluntad; implica un rediseño radical del urbanismo. Es necesario adaptar el ancho de las aceras, ajustar los tiempos de los semáforos, y mejorar la accesibilidad del transporte público. El objetivo de este diseño es devolver la autonomía al adulto mayor, combatiendo la imagen de dependencia que proyecta el edadismo.
Además del diseño urbano, este pilar exige una legislación laboral inclusiva que prohíba la discriminación por edad y favorezca la jubilación gradual y que asegure el derecho a la salud sin racionamiento de servicios médicos basado únicamente en la edad cronológica. La legislación es necesaria para reducir el edadismo institucional, el más difícil de cambiar solo con educación.
Al finalizar la última entrega sobre el edadismo en el mundo creemos imprescindible analizar cuál es el estado de situación del edadismo en Uruguay. Es indudable que el país enfrenta un desafío demográfico. Se estima que en 2030, Uruguay tendrá más personas mayores de 60 que menores de 15, lo que convierte la discusión en un tema social y económico de alta prioridad. Si bien algunas fuentes mencionan la existencia de un prejuicio que penaliza la búsqueda de empleo en mayores de 45 años, los datos del Instituto Nacional de Estadística señalan que el desempleo es mayor en los menores de 25 años, en los que alcanza el 24%, mientras que para los grupos de 45-54 años y de 55-64 años son de 3,8% y 3,4% respectivamente.
Al igual que en otras sociedades Uruguay cuenta con estrategias específicas para combatir el edadismo. La línea de argumentación general sigue las propuestas de la OMS de trabajar en tres líneas: legislativa, educacional y estimular las intervenciones intergeneracionales.
En lo que refiere a la introducción de nuevas normas, cabe destacar la aplicación de la Ley 19.430. Los objetivos centrales de esta norma es hacer efectiva la Convención Interamericana para garantizar la no discriminación, la autonomía y el acceso a cuidados integrales para las personas mayores. En un área más específica como es la inclusión digital, la Agenda Uruguay Digital 2025 busca fortalecer la integración sociocultural de las personas mayores a través del acceso y apropiación de contenidos y recursos digitales. Con relación a los normas que respaldan el pleno goce de los derechos sanitarios de los usuarios de más edad, el Ministerio de Salud Pública (MSP) está trabajando para poner en agenda el concepto de edadismo y promover la reflexión, en el marco del Decenio del Envejecimiento Saludable de la OMS.
Con respecto a intervenciones específicas que procuran optimizar los resultados de las estrategias educativas que enfrentan el edadismo, se destaca el programa Ibirapitá. El mismo promueve a través de una política pública transversal la inclusión digital de personas mayores, proporcionando dispositivos (celulares), y desarrollando talleres en temas como Ciudadanía Digital, Entretenimiento Saludable y Envejecimiento Creativo. Busca construir un nuevo paradigma sobre la vejez desde una perspectiva de derechos. En la misma línea, el Instituto Nacional de las Personas Mayores (INMAYORES) realiza talleres sobre los derechos, el edadismo y la inclusión digital.
Sin menospreciar los aportes de la estrategias comentadas, la opinión dominante es que, al igual que en otros países, la coordinación de actividades educativas con la colaboración intergeneracional es el mecanismo que obtiene mejores resultados, pues no solo mejora la percepción social y autopercepción del adulto mayor, sino que logra que quienes ahora son jóvenes alcancen un nivel de entendimiento y aceptación más profundos sobre el proceso de envejecimiento. Un ejemplo concreto de actividades intergeneracionales es el ya mencionado programa Ibirapitá. Esos talleres de capacitación digital y del uso de los dispositivos a menudo se dan en contextos donde la familia o voluntarios jóvenes actúan como facilitadores, ayudando a los adultos mayores a apropiarse de la tecnología. Esto genera un intercambio de roles, donde el joven enseña y el mayor aprende, desafiando el prejuicio de la "incapacidad digital" del adulto mayor. Otra iniciativa que busca la integración de diferentes grupos etarios para lograr una síntesis superadora son los talleres de "Saberes Compartidos" en el Aula. a punto de partida de centros educativos donde adultos mayores son invitados a compartir sus historias de vida, oficios o conocimientos específicos con niños y adolescentes. Esto no solo enriquece la educación de los jóvenes, sino que refuerza el sentido de utilidad y el valor social de la experiencia acumulada del adulto mayor.
Combatir el edadismo no es solo un acto de caridad o justicia social. Si tenemos la suerte de vivir lo suficiente, el edadismo es el único prejuicio que todos, inevitablemente, sufriremos. Al construir un mundo más inclusivo para los mayores de hoy, estamos asegurando un futuro más digno y pleno para la persona que seremos mañana.
Referencias
Zhao J, Xu L, Sun J, Song M, et al. Global trends in incidence, death, burden and risk factors of early-onset cancer from 1990 to 2019. BMJ Oncol. 2023 Sep 5;2(1):e000049.
Officer A, de la Fuente-Núñez V. A global campaign to combat ageism. Bull World Health Organ. 2018 Apr 1;96(4):295-296.
Allport G. The nature of prejudice. Basic Books, 1979
Organización Mundial de la Salud (2007). Ciudades amigables con los mayores: una guía. https://iris.who.int/handle/10665/43755
Dres. Homero Bagnulo; Carlos Vivas