La precandidatura de Bergara y una pregunta para hacerse
Edgardo Rubianes
07.05.2023
La precandidatura de Bergara y una pregunta para hacerse
Hoy está en el centro de la discusión de militantes, adherentes y grupos políticos integrantes de la denominada Convocatoria Seregnista Progresista (CSP) si presentan o no una precandidatura en la elección interna frenteamplista en junio del año próximo. Sobre el tema, además, han existido también pronunciamientos desde afuera incluso de ese espacio así como desde el análisis politológico. Esta por tanto es una más.
Definida ya hace meses como una opción firme por sus grupos integrantes, la presentación "de una precandidatura" por parte del CSP siempre ha sido un eufemismo. No ha existido ni existe otra opción personal considerada que la del compañero senador Mario Bergara, cabeza de Fuerza Renovadora uno de los grupos integrante de CSP.
De acuerdo a sus propulsores la importancia de la precandidatura estaría dada a que el espacio CSP necesita ser fortalecido como una de las patas que de amplitud convocante al Frente Amplio. Se considera necesario revertir el proceso de dispersión sectorial ocurrido previo a las elecciones de 2019 que tuvo repercusión en el resultado. Se visualiza a la emergente CSP como un puente de adhesión electoral al Frente Amplio en 2024 tanto de ex-votantes frentistas como de frustrados votantes a Talvi en las elecciones de 2019. Una hipótesis compartible, que también sostienen la mayoría de los analistas.
El tema es que una cosa son las elecciones internas de junio de 2024, sin voto obligatorio y en las que hubo una participación histórica del 50% o menos de los habilitados, y otra son las elecciones en octubre de 2024, con voto obligatorio y una participación cercana al 90%. Cabe preguntarse ¿en qué momento es más probable que el espacio CSP pueda capturar electoralmente a la franja de votantes que en 2019 apoyaron a la coalición gobernante y que en 2024, visto los resultados, podrían votar al Frente Amplio? Parece claro que muy mayoritariamente esos nuevos apoyos se sumarían en la segunda instancia.
No obstante lo anterior, se sostiene que para jugar ese rol convocante en octubre de 2024 es necesario llegar con una CSP fuerte, organizada y militante y no emerger como alternativa electoral en la proximidad de la fecha. Es un argumento válido. Pero, analiza en exclusividad el rol de la CSP y no la incidencia que tendría la precandidatura de Bergara en la disyuntiva presidencial interna frenteamplista.
Y es ahí donde, en concreto, está planteado el dilema estratégico pues lo que se discute no son diversas vías para fortalecer la CSP sino sí Bergara debe ser o no unas de las alternativas consideradas por los frentistas en las internas. Es decir, postularlo para que capture votos entre aquellos que definirán EL candidato presidencial del Frente Amplio, que como dijimos serán bastante menos que los que acompañen al electo en octubre. Los propulsores de la precandidatura pensarán sinceramente que Mario puede ser el electo como tal pero todas las encuestas hoy lo muestran por demás lejos siquiera de competir con los dos precandidatos ya instalados entre los frenteamplistas.
El candidato frentista electo se medirá en octubre con los varios presidenciables que presentarán los lemas integrantes de la coalición gubernamental y, si bien sería el más votado, seguramente deba definir la elección presidencial en un balotaje competitivo contra el presidenciable blanco en noviembre. La opción de que el candidato frentista obtenga ya en octubre más del 50% de los votos, y por tanto alcance directamente la presidencia, es una posibilidad pero, al momento, de baja probabilidad.
Muchas consideran que la derecha eligió hace tiempo a quien desea de contrincante frentista en ese muy probable o inevitable balotaje de noviembre. Seamos realistas, la derecha lo tiene claro, la disyuntiva frentista será entre los compañeros Carolina Cosse y Yamandú Orsi. Se entiende que la coalición gubernamental prefiere enfrentar a Carolina pues ella presenta más debilidades. Y en los resultados electorales juegan tanto las virtudes o fortalezas como las debilidades de programas y candidatos que puedan quedar expuestas. Debilidades por su inserción y perfil montevideano cuando es claro que gran parte del enfrentamiento electoral se lauda en los departamentos del interior como lo vimos con Daniel Martínez. Debilidades, también, por un estilo de gestión que consideran más fácil de cuestionar por su sesgo personal que, incluso, genera resquemor entre frenteamplistas. Debilidades por los grupos políticos que sostendrán su candidatura y sobre los que será posible convocar fantasmas ideológicos m{as fácilmente como históricamente lo han hecho. Obvio es que si el candidato electo por los frenteamplistas es Yamandú, el actual oficialismo enfocará sus baterías y medios buscando debilidades ciertas, o creará fake news, sin ningún resquemor. Pero, si "esto es una guerra, señores" es preferible darla en las mejores condiciones si pensamos que los diferenciales entre bloques son pequeños.
Seguramente lo anterior ha estado subyacente al razonamiento de Danilo Astori, reacio hasta el momento de alinear a Asamblea Uruguay tras la candidatura de Bergara, cuando sostuvo en un reportaje "lo fundamental no es que Convocatoria tenga un candidato, lo fundamental es que el FA gane".
Por eso parece pertinente que en el proceso de laudar este nudo estratégico sectorial, pero con implicancia globales, emerja la pregunta ¿No es posible que CSP juegue el rol requerido en octubre sin que Mario sea candidato en las internas de junio?
Edgardo Rubianes es Doctor en Biología, fue investigador y docente en Facultades de Veterinaria y Agronomía (UdelaR) y Presidente de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). Frenteamplista independiente.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias