El cangrejo debajo de la prospección sísmica. Marcelo Marchese
17.12.2025
La Biblioteca del Congreso de los EEUU compra tres ejemplares de cada libro impreso en Uruguay, sea de la temática que fuere. Esa inversión se lleva a cabo siguiendo esta consigna: "información es poder". La prospección sísmica en nuestro subsuelo marino sigue la misma consigna.
Los contratos firmados con petroleras y con empresas que brindan servicios geofísicos, nos vienen de perlas para ilustrar la fase actual del capitalismo a la que llamaremos "capitalismo político", lo que implica que el objetivo principal de las transnacionales no es hacer dinero, aunque precisen hacerlo, sino inficionar ideología. Las transnacionales se han convertido en agentes ideológicos del capital financiero.
Si estas empresas no ganan dinero, no funcionan, pues cada una de las personas que trabaja en una transnacional lo hace por dinero, pero si el dinero es el combustible, no significa que sea el objetivo, ya que uno llena de gasolina el tanque de un vehículo porque quiere llegar a un lugar deseado, así que lo que importa no es el medio, sino el objetivo.
Los fondos de inversión que manejan a las transnacionales, incluyendo las transnacionales petroleras, necesitan completar el mapa del subsuelo marino de todo el globo terráqueo. Necesitan saber qué reservas hay en el fondo marino y debajo del fondo marino. El gobierno actual y el gobierno anterior facilitan la obtención de esa información, ya que en lo que importa, funcionan como partido único.
supone que si estas empresas lanzan al fondo marino intensos bombazos de baja frecuencia, la fauna y flora marina serán afectadas. Algunas especies huirán y otras quedarán atrapadas, por lo que ahí tenemos una pérdida difícil de cuantificar, pero hay una pérdida aún mayor y más difícil de cuantificar, y es la enorme pérdida de soberanía desde que regalaremos una información de primerísima calidad.
En rigor, ciertos datos deben ser entregados a ANCAP, pero eso es equiparable a que le entreguen a mi amigo lector unas frases en chino mandarín. Con toda evidencia, no le servirán de nada, y menos aún podrá contrastar esas frases en chino mandarín con otras frases escritas en chino mandarín referidas a otras partes del mundo.
No tenemos cómo procesar esa información y al momento actual no sabríamos qué hacer con esa información, pero los fondos de inversión saben cómo procesar esa información y de hecho, son quienes impulsan estos contratos.
Veamos parte del paquete accionario de tres de las transnacionales que obtuvieron contratos con las autoridades para investigar nuestro subsuelo marino.
APA CORPORATION
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Vanguard Fiduciary Trust Co. |
~12,1-12,4?% |
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Hotchkis & Wiley Capital Management LLC |
~9,99-10,08?% |
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Harris Associates LP |
~6,99-7,05?% |
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State Street Corporation / Global Advisors |
~6,74-6,91?% |
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BlackRock Advisors LLC |
~5,82-5,87?% |
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Charles Schwab Investment Management, Inc. |
~4,03-4,03?% |
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Otros (DFA Australia, Invesco, Smead, Geode, etc.) |
~2-3?% cada uno |
SHELL
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BlackRock Investment Management UK |
~4,06% |
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Vanguard (varias entidades) |
~3,71% |
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Norges Bank Investment Management |
~3,01% |
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Otros BlackRock / Vanguard / State Street combinados |
varios ~1-3% cada uno |
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TGS ASA
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Folketrygdfondet (fondo soberano noruego) |
~6,6 % |
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Fidelity International |
~7,3 % |
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Azvalor Asset Management |
~6,8 % |
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Cobas Asset Management |
~7,2 % |
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Pareto Asset Management |
~4,5 % |
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The Vanguard Group |
~3,9 % |
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DNB Asset Management |
~3,4 % |
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BlackRock Institutional Trust |
~2,2 % |
¿A quién venderán la información recabada y procesada las empresas que brinden servicios sísmicos? A las transnacionales que quieran, y nosotros no podremos decir nada, pues esa información será propiedad de esas empresas. Sea la que fuere la transnacional que compre esa información, esa información irá a Vanguard, BlackRock y State Street, ya que Vanguard, BlackRock y State Street manejan el principal paquete accionario de todas las grandes transnacionales, amén de que Vanguard posee acciones de BlackRock y State Street, BlackRock posee acciones de Vanguard y State Street, y State Street posee acciones de Vanguard y Black Rock.
La información recabada será secreta para nosotros, ya que no sabremos procesarla, y si un día negociamos con las petroleras o con las mineras transnacionales, estaremos en desventaja pues ellos sabrán qué riquezas hay allí abajo y nosotros no tendremos la menor idea.
Ahí ya tenemos un secreto, pero hay un secreto anterior a ese secreto, y es que las transnacionales negociaron con nuestras autoridades en secreto y los contratos recién vieron luz pública después de firmados.
Esto significa que las autoridades que nos representan negociaron en secreto y a cambio de nada, brindar información que un día nos va a perjudicar y para colmo, afectando nuestros recursos marinos.
El amigo lector, enterado de estas ondas de baja frecuencia que atravesarán el mar para penetrar nuestro subsuelo marino, acaso se preocupe por los delfines y las ballenas. Preocuparse por los delfines y ballenas está bien, pero como una persona razonable debe preocuparse por toda forma de vida, debería también preocuparse por los homo sapiens que viven en Uruguay, ya que se están entregando las riquezas de los homo sapiens uruguayensis a cambio de absolutamente nada, o más bien, a cambio de erosionar nuestro ordenamiento legal, imponer el secreto que envenena la democracia y destruir nuestros recursos marinos.
El capitalismo político, por medio de contratos secretos, nos acostumbra a la ilegalidad, ya que ninguna ley permite a las autoridades firmar contratos secretos con las transnacionales, y aquí no aplica la consigna según la cual está permitido todo aquello que no esté expresamente prohibido, sino que rige otra consigna según la cuál la autoridad pública sólo puede hacer lo que esté expresamente permitido.
El capitalismo político nos acostumbra al secreto, lo que implica que nuestra opinión, la opinión de la gente, la verdad de la gente, no vale nada, pues en un mundo complejo sólo deben decidir los técnicos, los sabios, por lo que el capitalismo político va inficionando la democracia hasta devorarla definitivamente.
El capitalismo político precisa los minerales y las fuentes de energía que se encuentran en el fondo marino, y ya de paso, avanza sobre el agua, pues no hay uno sólo de estos contratos secretos que no involucre al agua.
Mientras rija el capitalismo político, las penas serán de nosotros y las ganancias e información, ajenas. Atahualpa Yupanqui recuerda el origen de la canción que parafraseamos. Entablada una conversación con un arriero, recibe esta respuesta: "Acá estamos, ajenas culpas pagando, ajenas vacas arreando".
Cuide el lector que en su día, nuestros hijos no digan algo parecido.
Marcelo Marchese
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias