El mito de la garra charrúa. François Graña

12.08.2025

En los albores del siglo XX emergía en la aldea montevideana una modalidad original de jugar al fútbol que se distanciaba progresivamente de su matriz británica. Quienes la han descrito, tienden a personificar las distintas contribuciones a este proceso. Así, se atribuye a figuras como John Harley, José Miguel Piendibene, Vicente Módena y Pablo Dacal, entre otros, la paternidad de características que confluirían en la articulación de una modalidad colectiva de juego.

 

Harley ingresaba a Peñarol en 1909 capitaneando el team hasta 1916; traía de su Escocia natal el arte del pase corto, y se le atribuye en gran medida la institución del center half como centro coordinador del equipo. Piendibene, también ingresado a Peñarol en 1909, fue el maestro indiscutido del período: en la concertación de pases justos, en la concepción del juego corto y largo combinados, en el dominio del medio campo, en el avance en abanico del quinteto delantero, en la entrada y remate en el área. Por último, Módena y Dacal -delanteros de River Plate desde 1908- habrían sido los responsables en la introducción de un magistral juego de alas de "tuya y mía". De la fusión de éstas y otras características emergía un juego con fuerte personalidad propia: un eje coordinador basado en las figuras dominantes del center forward (director del quinteto delantero) y el center half (director del trío de la defensa), pelota ágil y controlada a ras de suelo, pase corto y rápido que contrastaba con la modalidad británica de pases largos, y remate dentro del área. 

Este estilo de juego novedoso respecto del imperante en la época se muestra ya maduro en 1910-12, y brindará sólida base técnica a los desempeños exitosos de los veinte años siguientes. Detengámonos en un hito muy marcante de ese proceso. 

El match Argentina-Uruguay jugado el 15 de agosto de 1910 ha sido cargado con un fuerte simbolismo. Los uruguayos -que vestían por primera vez la camiseta celeste- derrotaban por 3 a 1 a su tradicional rival rioplatense en la cancha de Belvedere, sede de Wanderers. El quinteto delantero formado con V.Módena, P.Dacal, J.Piendibene, C.Scarone y P.Zibechi, exhibía el alto rendimiento de la modalidad de juego en proceso de consolidación. 

Un año más tarde, la selección celeste volvía a derrotar a los argentinos por 2 a 0 en la final de la Copa Lipton jugada en el Parque Central, y en 1912 resultaba invicta de cuatro enfrentamientos con Argentina. El diario porteño La Nación comentaba en su edición del 23.9.12: "Ni aun en los mejores tiempos de nuestro fútbol se presentó un conjunto que se entendiese mejor (...) Frente a semejante cuadro que demuestra en forma elocuente los progresos del fútbol uruguayo, la tarea del nuestro fue realmente ardua. Contener a cinco forwards bien apoyados por una línea de halves, y sobre todo, cinco forwards que sólo piensan en combinar, prescindiendo en todo lo posible de la habilidad individual, es trabajo difícil para cualquier defensa".

Se iniciaba así la era dorada de nuestro fútbol; los triunfos fulgurantes de 1924, 1928, 1930 y 1950 parecían confirmar su superioridad. 

Estas performances de la primera mitad del siglo pasado tenían asidero en cierta eficacia comparativa del fútbol desplegado en nuestro medio. Esto parecía justificar la existencia de lo que se dio en llamar "garra charrúa": la superioridad del fútbol propio no tenía explicación ni la necesitaba, se llevaba en la sangre, nada especial debía hacerse para legitimarla. Pronto, esta percepción cobraría una existencia propia; la "garra charrúa" consolidaba su condición de mito resistente, dotado de vida propia, capaz de sobrevivir a largas décadas de estancamiento y al desplazamiento duradero del sitial de campeones mundiales.

La  idea de una supremacía de nuestro fútbol "naturalmente" explicada por un pasado glorioso, se nos muestra hondamente arraigada en el imaginario social. En cada nuevo torneo mundial rebrota de sus propias cenizas la esperanza de que el pequeño David se imponga sobre el gigante Goliat.

Francois Graña es Doctor en Ciencias Sociales

Foto: Selección ueuguaya 1915 / AUF

Fuentes:

Buzzetti, José Luis: "Crónica y comentario del Club Atlético Peñarol, 1891-1961" en El fútbol. Antología, aa.vv., Centro Editor América Latina, Montevideo 1969.

Gallardo, César: "El fútbol del 12", fascículo nº 3 del 11.12.69 en la colección 100 años de fútbol uruguayo, Montevideo1969-70.

Gatto, Hebert: "El fútbol uruguayo y el complejo de David". Cuadernos de Marcha, 1993

J.M.S.: Como lo vi. Añoranza futbolística; s.l., Montevideo, 1950

Lombardo, Ricardo (1993): Donde se cuentan proezas. Fútbol uruguayo (1929-1930), EBO, Montevideo.

Morales, Franklin: "Fútbol: mito y realidad", Nuestra Tierra nº 22, Montevideo 

-- 100 Años de fútbol uruguayo, fascículos semanales, 1969-70

Panzeri, Dante: Fútbol, dinámica de lo impensado, Peuser, Bs. Aires, 1967

Viñar, Marcelo: "Memorias Fracturadas. Notas sobre los orígenes del sentimiento de nuestra actual identidad nacional". En Achúgar y Caetano comp.: Identidad uruguaya: ¿mito, crisis o afirmación? Trilce, Montevideo, 1992

 

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2025-08-12T05:36:00

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