Reunidos alrededor de la bandera
Enrique Canon
08.05.2020
Las encuestas
Aunque Italia registra uno de los números más altos de decesos por covid-19 en el mundo, su primer ministro Giuseppe Conte cosecha una popularidad del 71%.
No es extraño que la canciller alemana, Angela Merkel, presente buenos registros de aprobación. Sin embargo, entre abril y marzo de 2020 vio su ratio crecer en 11 puntos porcentuales hasta llegar al 79% de respaldo.
Emmanuel Macron registró un aumento de 14 puntos en popularidad desde febrero llegando a un entorno de 46-51%.
Aún Boris Johnson, cuya gestión de la crisis cosecha mucha crítica, subió 5 puntos porcentuales en su aprobación desde febrero. También Donald Trump, a pesar de su irresponsabilidad, recoge un 49% de simpatía.
Los resultados de encuestas de apoyo a los presidentes de América Latina no son -en tendencia- diferentes: Martín Vizcarra (Perú) 87%; Alberto Fernández (Argentina) 79%; Luis Lacalle Pou (Uruguay) 55%; Nayib Bukele (El Salvador) 97% y Alejandro Giammattei (Guatemala) 89%.
En el otro extremo se exhiben los siguientes resultados: Sebastián Piñera (Chile) 21%, Ivan Duque (Colombia) 23%; Jair Bolsonario (Brasil) 34% y Andrés Manuel López Obrador (México) 37,4%. Tómese en cuenta, sin embargo, que Piñera comenzó el año con un 6% de aprobación, recuperando 15 puntos porcentuales.
En términos generales la tendencia ha sido fundamentalmente positiva para los que están en el poder: un reciente análisis de encuestas hecho por el Financial Times encontró que la crisis sanitaria ha hecho mejorar las valoraciones de los líderes de casi todas las democracias del planeta.
Ese fenómeno no se verificó en México, Brasil, Colombia y Chile. La lógica comparativa explica la situación de AMLO y Bolsonario: son los peores de la clase. Tanto en Colombia como en Chile la polarización previa explica los bajos ratios de aprobación de sus líderes.
Reunidos alrededor de la bandera (Rally 'round the flag)
¿Cómo explicar que la mayoría de los líderes aumenten su popularidad en medio de la mayor crisis sanitaria, económica y social que se conoce?
El efecto es conocido en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales como 'reunidos alrededor de la bandera' (rally 'round the flag, en inglés) identificado en 1970 por el politólogo John Mueller en el artículo "Popularidad presidencial de Truman a Johnson".
En el contexto de la guerra fría, Mueller examinó los datos de aprobación presidencial entre las décadas del 40 al 60 comprobando que se disparó positiva y significativamente en los principales momentos de tensión.
Los ejemplos de incremento en popularidad más salientes son: las cifras para John F. Kennedy en 1962 durante la crisis de los misiles cubanos pasaron de 61 a 74%; Franklin Roosevelt tuvo un aumento de 12 puntos del 72% al 84% después del Ataque a Pearl Harbor, mientras que George W. Bush aumentó 39 puntos del 51% al 90% después de los ataques del 11 de septiembre.
Mueller definió este efecto de "manifestación alrededor de la bandera" como resultado de un evento internacional que involucró directamente al presidente y fue "dramático, específico y muy enfocado". Eso describe a la perfección la crisis del coronavirus.
'Rally 'round the flag' implica que buena parte de la sociedad se une alrededor de la bandera, la patria y el líder para juntos superar el reto. "Todos juntos contra la pandemia del coronavirus" titulaba 'El País' el 7 de abril Día Mundial de la Salud.
La consigna ya había aparecido en la publicidad para alistamiento en el ejército británico y en los infantes de marina de EEUU, durante la primera guerra mundial.
Como quedó contundentemente demostrado, las sociedades en épocas de crisis giran su mirada al Estado, no al mercado. Acuden fundamentalmente a los Poderes Ejecutivos, aunque también golpean las puertas de los Poderes Legislativos. El presidente de la república o el primer ministro se transforma -en la percepción de la sociedad- como una figura capaz de ejecutar una ayuda urgente para protegerla.
Oposición, sin duda ... de mano tendida
Cualquiera sea el motivo que impulsa la "manifestación alrededor de la bandera" generalmente tiene el efecto de disminuir la atención hacia los partidos de la oposición y sus líderes. En Uruguay se suma el evidente 'cerco mediático' con el cual el monopolio de la comunicación intenta blindar a 'su' gobierno.
Además, un cierre de filas patriótico refuerza la autoridad y la credibilidad del líder al mando al mismo tiempo que reduce las críticas. Las propuestas de la oposición y el movimiento social (como en el caso de las 18 medidas del FA o las 11 medidas del PIT-CNT), por las mismas razones expresadas más arriba, se abrirán paso si la sociedad las acoge. Por esos mismos motivos, las miradas se centran en el gobierno, quien hace inteligente y diario abuso de las 'anticuadas' cadenas disfrazadas de conferencias de prensa. En algún caso de una hora de duración y abordando temas políticos diversos, lo que demuestra la complicidad del monopolio mediático.
No sólo el discurso sino fundamentalmente el sentimiento de la oposición fue excelentemente expresado por el Intendente de Canelones, Yamandú Orsi, que abriendo una filmación que circula en las redes sociales dijo: "Les tiene que ir bien, muy bien a las autoridades en la lucha contra el Covid-19. De eso dependemos todos. No debe haber espacio en esto para las especulaciones. Seamos una sola nación, hoy más que nunca. Y seremos una mejor sociedad para salir de esto. Eso no quiere decir no discutir, no opinar, no tener diferencias, sino todo lo contrario. [...] Hay maneras generosas y solidarias de ser gobierno y de ser oposición." No cabe otra forma de ser opositor en pandemia.
Con espíritu equilibrado se manifestó el FA en el punto 12 de la Declaración de su Mesa Política del 4 de mayo señala: "En síntesis, señalamos que el Frente Amplio lamenta profundamente la actitud del Gobierno, que no comprende la necesidad de enfrentar está emergencia sanitaria con el mayor consenso social y político y desconoce la oportunidad de un gran acuerdo nacional. No obstante, vamos a continuar apostando al diálogo, no dejaremos de impulsar nuestras propuestas en todos los ámbitos posibles. Enfrentaremos con la mayor firmeza las políticas que atacan los logros alcanzados por el país y que amenazan con desproteger a los más vulnerables. Por todo esto, el Frente Amplio continuará buscando, de forma responsable, los mayores acuerdos con las organizaciones sociales, para intercambiar puntos de vista, plantear sus propuestas de soluciones y uniendo fuerzas para enfrentar las políticas antipopulares."
¿La vieja o la verdaderamente nueva normalidad?
El planeta verá una crisis económica después de esta crisis de salud, con una crisis social como consecuencia. La respuesta política a la crisis de COVID-19 implica un aumento masivo de los déficits fiscales, del orden del 10% del PIB o más, en un momento en que los niveles de deuda pública en muchos países ya eran altos, si no insostenibles.
La OIT informa que 108 países anunciaron 548 medidas de protección social destinadas a mitigar los efectos de la pérdida de empleos. También estima que 1.250 millones de trabajadores corren riesgo de ser despedidos o perder salario. Y consigna que las medidas de cuarentena afectan a 2.700 millones de trabajadores, que representan 81% de la fuerza de trabajo mundial.
Me adelanto a escribir que también en una tal situación post-pandemia, no sólo le auguramos al gobierno la mejor gestión, sino que mantendremos nuestra mano tendida. Nuevamente, otra postura significaría desentendernos de los más expuestos: trabajadores formales e informales, cuentapropistas, micro, pequeños y medianos empresarios, desempleados, jubilados, pensionistas, personas sin cobertura alguna, profesionales, artesanos, artistas, migrantes, etc. Ellos son nuestra razón de ser, para ellos construimos mayor igualdad durante nuestros gobiernos, distribuyendo significativamente mejor la riqueza. Ni siquiera nos es indiferente la suerte de empresas de mayor porte nacionales o extranjeras que aseguran empleo a cientos de trabajadores, siempre que éstas respeten a sus empleados y no abusen de su poder de mercado.
Sin embargo, puesto en esta situación el gobierno adolece de un vicio de origen. Se trata de su ideología y a qué intereses responde. Como ya demostró durante la pandemia, el actual gobierno se afilia al 'efecto derrame'. Es decir, al anacrónico cuento - que 'primero debe crecer la torta para después repartirla'. Así lo explicitó el Presidente Lacalle Pou en conferencia de prensa del 9 de abril cuando se le preguntó sobre la posibilidad de gravar al capital: "es amputar la posibilidad de los que van a hacer fuerza en la salida de la crisis, por eso no lo vamos a hacer". Nuestro compañero Eduardo Vaz lo expresó brillante e irónicamente: "Cuando la economía va bien no es necesario pedirle a los ricos que aporten y, cuando va mal no es conveniente. No hay dudas: ¡mejor ser rico!"
El FA y el movimiento social harán lo que tengan que hacer.
Cada uno lo que considere, para no perder derechos y superar las crisis.
¡Ojalá el gobierno cambie el rumbo anunciado por el bien del pueblo uruguayo!
Enrique Canon
Senador Banderas de Liber/Seregnistas/Fuerza Renovadora/FA
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias